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Ecuador
La izquierda ecuatoriana vive su “día de la marmota”: el empresario Daniel Noboa gana las elecciones
Ecuador acaba de vivir el “día de la marmota” con el correísmo perdiendo unas elecciones generales prácticamente con el mismo porcentaje (cuatro puntos) que hace dos años cuando Guillermo Lasso venció a Andrés Arauz. Esta vez el marketing político se ha adaptado a los nuevos tiempos y el nuevo presidente del Ecuador no es un viejo banquero, sino un joven empresario, Daniel Noboa, heredero de una de las grandes empresas bananeras del país. El poder político pasa del capital financiero al sector agro-exportador dirían los viejos marxistas…
Llama también la atención que un movimiento político tradicionalmente masculinizado como el correísmo presentara como candidata a una mujer, Luisa González, y que este giro no fuera suficiente para revertir la derrota de hace dos años
El hecho de que Noboa, a diferencia de Lasso, usara un lenguaje menos polarizador (sin insultos) en los debates y que se vaya a convertir en el presidente más joven en la historia (35 años) de un país donde los jóvenes representan aproximadamente el 30% del padrón electoral, ha sido clave en la victoria. Llama también la atención que un movimiento político tradicionalmente masculinizado como el correísmo presentara como candidata a una mujer, Luisa González, y que este giro no fuera suficiente para revertir la derrota de hace dos años. González, que ganó (a ojos de una mayoría de analistas) el último debate presidencial contra Noboa, tampoco pudo aprovechar el capital político de las últimas elecciones seccionales del país, cuando contra todo pronóstico el correísmo se impuso en las dos grandes ciudades, Quito y Guayaquil. ¿Cómo se explica entonces esta nueva derrota de la izquierda ecuatoriana?
Un gran acontecimiento marcó estas elecciones y dejó en estado de shock tanto a los ecuatorianos como al resto del mundo: el asesinato durante este verano del candidato presidencial Fernando Villavicencio. Mártir y luchador incansable contra la corrupción para la derecha ecuatoriana y buena parte de la prensa occidental. Para otra porción de la sociedad ecuatoriana, nunca estuvieron claras las intenciones de este periodista, acusado (aunque sin pruebas) de extorsionar a políticos y grupos económicos a cambio de no revelar cierta información. La campaña electoral de Noboa fue exitosa en recoger el capital político de este asesinato. Utilizando vídeos donde la policía ecuatoriana parecía poco menos que sacada del famoso videojuego Call of Duty, el empresario consiguió seducir a buena parte del electorado con su discurso securitista.
La imagen de los dos candidatos dando mítines con chalecos antibalas da una idea de cómo Ecuador se ha convertido en otro experimento más de la nueva bukelización de la política latinoamericana
Tan solo diez días antes de estas elecciones, los seis colombianos acusados de estar detrás del asesinato de Villavicencio fueron encontrados colgados de una soga en una cárcel de Guayaquil. El desconcierto de la ciudadanía ecuatoriana (Correa hacía responsable en la red social X al gobierno de Lasso) hizo que el debate se difuminara y el marco político de la izquierda latinoamericana (lucha contra las desigualdades) fuera desplazado por una lectura simple donde primaba la supervivencia física: más seguridad y más castigo contra los delincuentes. La imagen de los dos candidatos dando mítines con chalecos antibalas da una idea de cómo Ecuador se ha convertido en otro experimento más de la nueva bukelización de la política latinoamericana.
En esta segunda vuelta electoral ha habido dos grandes movimientos prácticamente ausentes en las discusiones entre Noboa y González. Estamos hablando del movimiento indígena y el feminismo. Ganase quien ganase, el nuevo gobierno seguiría con las actividades económicas extractivistas. La frase reflejada en pintadas por toda la ciudad de Quito “Luisa te desdolariza” nos da una idea también de cómo hoy en día en Ecuador (que junto al Salvador es el único país dolarizado de América Latina) la estabilidad económica es el tótem sobre el que cualquier candidato que quiera ganar unas elecciones ha de acogerse.
Recordemos también que el pasado verano Ecuador se convirtió en el primer país donde en un referéndum popular se decidió detener la extracción petrolera en la región amazónica del Yasuní. Asimismo, hace casi dos años la sociedad ecuatoriana avanzaba en derechos sociales aprobando la ley del aborto por violación. Sin embargo, ambos candidatos se mostraban conservadores en estos temas. Contradicciones que son parte de la compleja batalla cultural que vive hoy en día la sociedad ecuatoriana, con unas élites políticas desconectadas de los movimientos sociales del país.
Lo que está claro es que la izquierda en Ecuador (representada por el correísmo y el movimiento indígena, a falta de algún nuevo movimiento que pueda surgir de esta resaca electoral…) tiene apenas un año y medio (las próximas elecciones presidenciales son en febrero 2025) para entender qué ha ocurrido y qué soluciones se plantean. Los correistas achacarán a este resultado el control de los medios de información que tiene la derecha en Ecuador y la persecución judicial que sufre desde hace años Rafael Correa. Estos dos datos no son erróneos. Sin embargo, varios analistas han señalado que Luisa González cometió un error en subrayar, sobre todo en la primera vuelta, a Rafael Correa como su gran valedor. A pesar de que la candidata se esmeró en el último debate en mostrarse ante la ciudadanía como una mujer independiente, para estos analistas el ‘lastre’ de la figura de Correa era ya demasiado grande.
En una sociedad tan religiosa como la ecuatoriana, los “duros” del correísmo siguen sosteniendo que la lucha contra las desigualdades ha de seguir marcando la agenda política de la izquierda
¿Una izquierda ecuatoriana más ambientalista y feminista sería capaz de ganarle a la derecha las próximas elecciones? En una sociedad tan religiosa como la ecuatoriana, los “duros” del correísmo siguen sosteniendo que la lucha contra las desigualdades ha de seguir marcando la agenda política de la izquierda. Por otro lado, para los sectores conservadores del país son los índices macroeconómicos los que marcarán el éxito o el fracaso del futuro gobierno. La celebración de Daniel Noboa en Olón (una ciudad costera muy lejos de la capital ecuatoriana de Quito), entre palmeras y fuegos artificiales parece una metáfora de lo que está por venir a Ecuador.