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Armas nucleares
La mayoría estadounidense apoya la abolición de las armas nucleares
Desde 2017 existe una avalancha de encuestas que reflejan la opinión de la clara mayoría estadounidense: la abolición de las armas nucleares. Pese al inmovilismo del establishment político, ha habido varias iniciativas populares, campañas y acciones legislativas a nivel estatal que marcan el camino hacia un mundo más seguro.
Es profesor emérito de historia en de la Universidad de Albany y autor de "Confronting the Bomb: A Short History of the World Nuclear Disarmament Movement" (2009).
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
La mitad de la población estadounidense está a favor de la abolición nuclear
Aunque las protestas de hoy en día contra las armas nucleares no se pueden comparar con las de hace unas décadas, hay claras evidencias de que la mayoría estadounidense se opone a la política armamentísica de su propio país.
La administración Trump, a falta de que Biden cambie estas circunstancias, sacó a EEUU del acuerdo nuclear con Irán, anuló el Tratado de fuerzas nucleares de rango intermedio (INF en inglés) con Rusia y además abandonó los planes para renovar el nuevo Tratado START también con Rusia.
Después de que la mayoría de países acordaran el histórico Tratado para la prohibición de armas nucleares de la ONU en julio de 2017, la administración Trump se pronunció al poco, declarando que nunca lo firmaría.
La única medida de control de las armas nucleares que la administración Trump seguiría (un acuerdo on Corea del Norte para que este país abandone su programa de armas nucleares) ha colapsado, al menos en parte por su incompetencia a la hora de llevar adelante las negociaciones.
Es más, la administración Trump no solo dejó de seguir las políticas de sus predecesores de controlar el número de armas nucleares y a favor del desarme. En vez de esto, redobló la carrera armamentística con un programa de 1,7 billones de dólares para reequipar todo el complejo armamentístico nuclear de los EEUU. Quizás más alarmante aún, amenazó públicamente una y otra vez con iniciar una guerra nuclear.
Estas políticas se alejan de la opinión pública estadounidense
Al encuestar en julio de 2018 acerca de la salida de EEUU del acuerdo nuclear con Irán, el Chicago Council on Global Affairs reveló que el 66% preferían mantenerlo. En febrero de 2019, cuando el Chicago Council preguntó sobre la salida del INF, el 54% se declaró en contra. Es más, cuando se presentaba a las personas encuestadas con argumentos a favor y en contra del acuerdo, la oposición ascendía hasta el 66%.
El Centro de Estudios Internacionales y Seguridad de la Universidad de Maryland también informó de un desomunal apoyo popular a los acuerdos de control y desarme nuclear. Entre las personas encuestadas a principios de 2019, el Centro encontró que dos tercios, incluyendo la mayoría de personas republicanas, preferían continuar con el INF, mientras que 8 de cada 10 querían que su gobierno extendiera el nuevo tratado START.
Es más, más de 8 de cada 10 estaban a favor de acuerdos de control armamentístico con Rusia, unos resultados muy parecidos a los del Chicago Council, que informaba de que el 87% de las personas encuestadas a principios de 2019 querían que EEUU y Rusia firmaran un nuevo acuerdo de limitación de armas nucleares.
Es más, la administración Trump no solo dejó de seguir las políticas de sus predecesores de controlar el número de armas nucleares y a favor del desarme. En vez de esto, redobló la carrera armamentística con un programa de 1,7 billones de dólares para reequipar todo el complejo armamentístico nuclear de los EEUU. Quizás más alarmante aún, amenazó públicamente una y otra vez con iniciar una guerra nuclear.
¿Pero a qué se refieren los estadoundienses cuando quieren control y desarme nuclear? Sorprenderá a la prensa, que nunca ha mencionado el Tratado de las Naciones Unidas de 2017 (TPNW por sus siglas en inglés), pero aproximadamente la mitad de la población estadounidense apoya la abolición nuclear que se refleja en este.
De acuerdo con una encuesta de YouGov de septiembre de 2019, el 49% pensaba que EEUU debería trabajar con otros países para eliminar todas las armas nucleares de la faz de la tierra. Solo el 32% estaba en contra y el 19% no se posicionaba.
En lo que respecta al uso de armas nucleares, los americanos dejan aún más claras sus preferencias. Una encuesta de YouGov/Huffington Post poll de agosto de 2016 mostraba que el 67% de las personas encuestadas se oponían a que EEUU iniciara un ataque nuclear.
No sorprende que a muchas personas las incomode entonces el comportamieno impulsivo, volcánico, de figuras como Trump, junto con amenazas directas de guerra nuclear. Esto ayuda a comprender que el 68% de personas encuestadas por el Centro de Estudios Internacionales y Seguridad apoyaba acción legislativa que obligara al presidente consultar con el Congreso antes de ordenar un ataque nuclear. Dado que el Congreso de los EEUU no ha aprobado una declaración de guerra desde 1941, esto tendría sus implicaciones para la actual política nuclear del país.
Hay otros indicadores de que la mayoría busca nuevos métodos. En julio de 2019, la Conferencia de Alcaldes de los EEUU, en su reunión número 87, aprobó unánimemente una resolución exigiendo que todos los candidatos presidenciales “aseguren el liderazgo global de los EEUU en la prevención de una guerra nuclear, el retorno a la diplomacia y las negociaciones para la eliminación de las armas nucleares”. La resolución, que también insistía en un nuevo INF y la extensión o reemplazo del nuevo START, también quería que los candidatos aprobaran el Tratado de prohibición de armas nucleares y que renunciaran a la opción de ser los primeros en usarlas en un conflicto.
Pero otra señal de desafección pública procede de la campaña Back from the Brink, apoyada por numerosas organizaciones pacifistas, medioambientales, religiosas, por la salud y otras varias. Ha recibido el apoyo oficial de ciudades y pueblos de todo el país y, legislativamente, por los Estados de California, Oregón, Nueva Jersey y Maine.
Esta campaña exige que el gobierno estadounidense “lidere los esfuerzos mundiales por evitar una guerra nuclear” al “renunciar a la posibilidad de ser los primeros en emplear armas nucleares”; “terminando con la predominancia estadoundiense en su uso durante un conflicto”; “acabando con el protocolo de respuesa automática con armas nucleares”; que “cancele los planes de reemplazar las armas nucleares con otras más potentes”; y “busque activamente un acuerdo internacional por la eliminación de todos los arsenales nucleares del mundo”.
Desde la perspectiva de la mayoría americana y, para sobrevivir la era nuclear, este rechazo de la política nuclear estadounidense tiene mucho sentido. Desde la perspectiva de quienes quieren alcanzar la presidencia algún día, es extremadamente conveniente.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.