Energía nuclear
Inútiles ante la crisis climática

El nuevo Talking Points ofrece todas las razones por las que los pequeños reactores modulares no tienen ningún papel que desempeñar en el cambio climático.
Jeff Baran, de la NRC, dice que el nuevo reglamento no considera los múltiples problemas de los pequeños reactores nucleares. Fuente: NRC
Jeff Baran, de la NRC, dice que el nuevo reglamento no considera los múltiples problemas de los pequeños reactores nucleares. Fuente: NRC Jeff Baran
Beyond Nuclear International
2 oct 2023 01:52

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.

Hemos escrito mucho en estas páginas sobre los pequeños reactores modulares (incluso de nuevo la semana pasada) y hay una razón. Aunque los SMR son un espejismo, languideciendo como reactores de potencia aspiracional cargados de falsas promesas, está llegando un tsunami de solicitudes de licencia para ellos. Y tenemos que cargar con un Congreso, una Casa Blanca y un regulador nuclear complacientes, todos los cuales se han tragado la gran mentira de que los SMR pueden hacer algo -lo que sea- por la crisis climática. Así que lo más probable es que lo aprueben todo. A menos que se lo impidamos.

El 2 de diciembre se cumplirán 81 años desde que se produjo la primera reacción en cadena autosostenida de origen humano, en la Pila-1 de Chicago, bajo la dirección de Enrico Fermi y su equipo. Aquello generó el primer vaso lleno de residuos radiactivos que, junto con los numerosos problemas que conlleva la energía nuclear, nunca se han resuelto. Aquí estamos, 80 años más tarde, todavía luchando implacablemente contra los molinos de viento nucleares. A estas alturas, ya deberíamos saberlo. Cualquiera que piense en esta tecnología debería tener claro que, dados los enormes plazos de entrega, los elevados costes, las incertidumbres sobre el diseño y la seguridad, y la ausencia total de un plan de gestión de residuos radiactivos, cualquier reactor nuclear, grande o pequeño, es un lastre climático, no una solución.

Cualquiera que piense en esta tecnología debería tener claro que, dados los enormes plazos de entrega, los elevados costes, las incertidumbres sobre el diseño y la seguridad, y la ausencia total de un plan de gestión de residuos radiactivos, cualquier reactor nuclear, grande o pequeño, es un lastre climático, no una solución.

Sin embargo, la evidencia empírica está siendo ahogada por la negación. “No llegaremos a cero emisiones netas en 2050 sin la energía nuclear”, dijo John Kerry, enviado especial de EE.UU. para el clima, en una conferencia de prensa durante la cumbre climática COP27, mientras anunciaba los acuerdos SMR con Rumanía y Ucrania. Es posible que nuestros ilustres dirigentes lo sepan.

Simplemente prefieren mantener las comodidades del statu quo, contentos de ser las marionetas de los grandes contaminadores -combustibles fósiles y energía nuclear- donde están los votos y, lo que es más importante, el dinero. No podemos competir con el dinero. Pero podemos cambiar los votos. Los cargos electos quieren seguir siéndolo. Eso significa complacer a su electorado. Así que necesitan escucharnos. Porque cuando se trata de impulsar pequeños reactores modulares, no estamos nada contentos.

La serie “Más allá de lo nuclear” de Talking Points está diseñada para facilitar nuestro trabajo de divulgación entre los políticos, la prensa y entre nosotros mismos. Nuestra última edición, Promesas infundadas: Small Modular Reactors (SMRs) solve none of the challenges of nuclear power and make climate change and proliferation worse -se centra en todos los aspectos negativos de los pequeños reactores modulares. Cada uno de los artículos de la serie Talking Points -hasta el número 6- ofrece mensajes sencillos y afirmaciones claras que demuestran, sin lugar a dudas y con el respaldo de los hechos, que la energía nuclear no sólo no tiene ningún papel que desempeñar en la mitigación de lo peor de nuestra crisis climática, sino que, de hecho, empeora esa crisis.

Cada uno de los artículos de la serie Talking Points -hasta el número 6- ofrece mensajes sencillos y afirmaciones claras que demuestran, sin lugar a dudas y con el respaldo de los hechos, que la energía nuclear no sólo no tiene ningún papel que desempeñar en la mitigación de lo peor de nuestra crisis climática, sino que, de hecho, empeora esa crisis.

Se necesitarán cientos, si no miles, de SMR, lo que requiere una inversión inicial en fábricas y una fuente conocida de combustible fácilmente disponible. Nada de esto existe. El plazo habitual para diseñar un reactor conocido es de más de una década, a veces varias. No disponemos de ese tiempo. Los pequeños reactores modulares suministrarían electricidad más cara que la que proporcionan actualmente los grandes reactores tradicionales. En realidad, los SMR producirán más residuos radiactivos por unidad de electricidad generada que los reactores actuales, residuos para los que aún no existe una solución segura y permanente.

Los pequeños reactores modulares suministrarían electricidad más cara que la que proporcionan actualmente los grandes reactores tradicionales. En realidad, los SMR producirán más residuos radiactivos por unidad de electricidad generada que los reactores actuales, residuos para los que aún no existe una solución segura y permanente.

Cada dólar invertido en nuevos planes de reactores modulares pequeños podría haber reducido más carbono más rápidamente si se hubiera invertido en energías renovables y eficiencia energética. Es una ecuación sencilla y obvia que un niño de primaria podría resolver. Pero, al parecer, nuestros dirigentes no. ¿Por qué no? Véase más arriba (siga el dinero) y luego está el enlace de las armas. “Se necesita una sólida cadena de suministro nacional para cubrir las necesidades nucleares de la Armada”, afirma la Energy Futures Initiative en su informe The U.S. Nuclear Energy Enterprise: A Key National Security Enabler . “Esta cadena de suministro tiene un solapamiento inherente y muy fuerte con el sector de la energía nuclear comercial y tiene una fuerte presencia en los estados con centrales nucleares comerciales”. Los SMR mantendrían viva esa cadena de suministro y el sector nuclear civil.

Un informe de 2019 del Atlantic Council - The Value of the US Nuclear Power Complex to US National Security - está de acuerdo. “La nuclear civil apuntala la nuclear militar”, decía. “La falta de un sector nuclear civil presentaría un choque económico inmediato y significativo (e impacto en la fuerza laboral) que, a su vez, tendría implicaciones presupuestarias inmediatas y a más largo plazo para el gobierno de los Estados Unidos.” Al menos dos de las empresas que se esfuerzan por desarrollar SMR en Estados Unidos tienen vínculos directos con el sector de las armas nucleares.

TerraPower, de Bill Gates -cuyo reactor puede modificarse para “doble uso”, armamentístico y energético-, tiene acuerdos de investigación y desarrollo con el Laboratorio Nacional de Los Álamos y el Complejo de Seguridad Nacional Y-12, que diseñan y prueban armas nucleares. NuScale es propiedad mayoritaria de Fluor Corporation, que explota los complejos de armas nucleares estadounidenses Pantex y Y-12. Además, los SMR se destinan en gran medida a la exportación y apenas se utilizan en el ámbito nacional. De este modo, los materiales, la tecnología y los conocimientos técnicos favorables a la proliferación quedan en manos de países que en la actualidad no disponen de esta vía relativamente sencilla hacia las armas nucleares.

Si queremos entender la ciega obsesión con los SMR, la conexión armamentística ofrece una de las únicas explicaciones plausibles. La otra es el dominio del poder: la ciencia, la economía y nuestro futuro, al diablo. Sólo nosotros podemos cambiar esta situación. Utilice esta última edición de nuestros Talking Points para contribuir a nuestro propio tsunami, denunciando la imprudente pérdida de tiempo y dinero de los contribuyentes que supondría favorecer un programa nuclear. Estos fondos deben destinarse urgentemente a las energías renovables, una industria que ya está aquí, que crece rápidamente y que puede reducir las emisiones de carbono y proporcionar buenos puestos de trabajo a largo plazo en el futuro.

Traducción de Raúl Sánchez Saura. 

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