De haberlo sabido
La gota en la frente

Durante el último lustro de mi vida, me he dedicado a las redes sociales y no puedo evitar que cada comentario y cada DM, cada insulto y cada amenaza, cada descalificación y cada intento de intimidar, me cale hondo.

Me van a permitir que hoy, en lugar de opinar, utilice este espacio para el desahogo. Lo necesito. Durante el último lustro de mi vida, me he dedicado a las redes sociales. He generado contenido de todo tipo, para todas las plataformas. He hecho fotos, diseñado carruseles, escrito millones de caracteres para copys, subido stories, tuiteado, posteado. He visto cientos de miles de horas de programas de televisión (y podcast) a velocidad x2 para elegir el instante perfecto, el momento exacto que hace que te cabrees en Twitter, el minuto justo que te pone blandito en Instagram, los veinte segundos que has visto una y otra vez en TikTok. He observado tantos algoritmos que no eres capaz de dejar de ver ciertas caras en tu teléfono. Por mucho que las odies.

He visto millones de formatos, miles de horas de stories, tengo el pulgar desgastado de hacer scroll. He gestionado decenas de perfiles. Personales, profesionales, políticos, televisivos, de cine, informativos, de entretenimiento, divulgativos. De productos veganos, de coches, de ETTs. De personas que se auto proclaman adalides de las condiciones laborales dignas, la justicia social, el antirracismo, la lucha por los derechos LGTBI.

A ti, que me estás leyendo, es muy probable que en estos últimos años te haya hecho reír, te haya hecho llorar, haya conseguido que te enfades. Quizá he removido tu conciencia, te he hecho cambiar de opinión, o a lo mejor, simplemente, he conseguido que sonrías por primera vez en todo un día. Porque estoy ahí, detrás. Detrás de las imágenes, de los vídeos, de los caracteres. Leyendo, contestando, filtrando. Yo soy quien ve tus DMs, quien administra tus comentarios, quien gestiona tus insultos.

He visto los mismos comentarios una y otra vez, como escritos por clones. Puta, gorda, nazi, pederasta, drogadicta, ignorante

En estos últimos años he visto muchas cosas. He leído muchas otras. Yo también me he reído, también me he enfadado, me he frustrado, también he llorado. Llevo leyendo cinco años una y otra vez, cada día, a personas insultando a otras por sus cuerpos, por sus ideas, por sus ideologías. Prejuicios en forma de odio y descalificaciones. Una y otra vez. Comentarios y más comentarios llenos de bilis. Insultos. Mentiras. Más insultos. Bulos. Ideas preconcebidas. Más y más insultos. He visto fotopollas, escuchado audios de señores borrachos deseando que alguien (o yo misma) se muera. He leído mensajes animando a que los protagonistas del programa en el que trabajo se suiciden. He visto los mismos comentarios una y otra vez, como escritos por clones. Puta, gorda, nazi, pederasta, drogadicta, ignorante.

En el mismo vídeo, he visto a personas pelearse pese a estar defendiendo las mismas ideas. Me han acusado, en el mismo post, de inculcar a menores la perpetuación del género y de intentar calzar la idea de que hay que abolirlo. He tenido que leer que ésta o aquella estaría mejor colgada de una soga. Y otras cosas que ojalá no recordase.

El odio digital forma parte de la vida de casi todo el mundo ahora mismo, en mayor o menor medida. Porque no, no te vuelves impermeable. Te crispas, te intoxicas, te ahogas

Me fascina mi trabajo y, pese a saber en qué consiste, no puedo evitar que cada comentario y cada DM, cada insulto y cada amenaza, cada descalificación y cada intento de intimidar, me cale hondo. Se me antoja como ese método de tortura que se empleaba contra el reo, tumbándolo boca arriba dejando que le cayese una gota de agua fría cada segundos en la frente. Sin poder moverse, sin poder dormir, ni beber agua, hasta que se moría de un paro cardíaco.

El odio digital forma parte de la vida de casi todo el mundo ahora mismo, en mayor o menor medida. Porque no, no te vuelves impermeable. Te crispas, te intoxicas, te ahogas. Te va erosionando la piel de la frente poco a poco. ¿Podemos acostumbrarnos? ¿Podemos permanecer impasibles, imperturbables? ¿Podemos evitar que la gota acabe con nosotros?

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maciadavo
19/7/2023 18:11

Muchas gracias x tu trabajo, no soy nativo digital y la mitad d las cosas las desconozco, x edad soy d los q pagan la suscripción a el salto x compromiso y para seguir informándome, contrasto y me indigno mucho, sigo luchando en mi vida sindical y laboral, es vuestro tiempo y espero q sigáis el relevo d un periodismo comprometido y q se acerque a las redes sociales q entiendo menos, muchos ánimos

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