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Culturas
Las librerías resisten ante Amazon, “el monstruo de la pantalla final”
Especializadas según temáticas o cajón de sastre en el que picotear un poco de todo; tiendas en las que se pueden adquirir títulos recientes pero también asistir a debates sobre, por ejemplo, la representación de las brujas en la literatura medieval; negocios que sobreviven al borde del cierre mientras inyectan savia fresca a su entorno cultural más cercano. Las librerías —de barrio, de proximidad, de toda la vida— continúan presentando múltiples caras en un terreno minado por la acción de plataformas de venta como Amazon y las prácticas monopolistas de grupos editoriales multinacionales que inundan las estanterías con lanzamientos a un ritmo insostenible para tiendas y lectores.
Según el Mapa de Librerías de España 2022, presentado en junio del año pasado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), el censo arroja un total de 2.977 librerías independientes, con una media de 6,2 por cada 100.000 habitantes, incrementándose este ratio hasta 8,3 para los municipios con más de medio millón de habitantes.
Más de la mitad de las librerías (el 52%) facturan anualmente por encima del 80% en venta de libros, superando los 150.000 euros anuales. En cuanto a la estructura del personal, el promedio de profesionales que trabajan en las librerías alcanza los 2,8 trabajadores fijos, en un sector en el que predominan las mujeres. Una de ellas, Marina Sanmartín, ha plasmado sus vivencias en Desde el ojo del huracán, un compendio de reflexiones sobre su obsesión por los libros desde el punto de vista de una lectora, autora y también librera, ya que desde el verano de 2018 es socia y gestora de las librerías Cervantes y Compañía de Madrid y Ponferrada. “Han pasado casi cinco años y no nos hemos hecho millonarios —más bien al revés, nos movemos constantemente en esa cuerda floja que tensan las compras, las devoluciones y las ventas—, y tampoco hemos abandonado nuestros otros empleos”, se lee en las páginas de un título que la editorial Ariel publica en la última semana de abril. Sanmartín explicita la causa de su vocación, aunque con dudas —“tal vez sea librera porque soy incapaz de conformarme con una sola vida”— y recuerda una fecha importante para ella y para las librerías: “En julio de 1995, seguramente mientras yo entraba aterrada en alguno de mis exámenes de primero de Periodismo, Amazon vendió su primer libro”.
La escritora y periodista trata de explicar el ciclo del libro, “el frágil equilibrio que sostiene a las librerías en la actualidad”, y señala una de las salvaguardas para un negocio a la intemperie: el Real Decreto que “en 2007 y coincidiendo con el lanzamiento de Kindle, el libro electrónico de Amazon, estableció para el sector la obligatoriedad del precio fijo de venta al público. Este pequeño detalle, que para alguien ajeno a nuestra profesión podría parecer banal, supone un importante seguro de vida para las librerías independientes”.
Sanmartín detalla los agentes de la cadena de producción del libro y destaca el papel de uno que no suele nombrarse: “Las librerías no llenan sus estanterías contactando con las editoriales sino con las distribuidoras”. La relación de estas con las tiendas, el margen de beneficio que pactan, el pago aplazado y la devolución de ejemplares no vendidos forman un complicado ecosistema que favorece que la rueda de novedades no se detenga. La autora puntualiza que los dos grandes grupos editoriales que operan en España, Planeta y Random House, disponen de sus propias distribuidoras.
Con el subtítulo “Una historia íntima de las librerías”, Sanmartín también recorre en Desde el ojo del huracán la genealogía de las librerías, citando la Bertrand de Chiado, abierta en Lisboa en 1732, como la más antigua y en activo sin interrupción, aunque hay otras anteriores como la Korn & Berg en Nuremberg o Galignani en París que han vivido épocas de cierre. Para ella, la historia de las librerías va “indisolublemente unida a la de la subversión y quien se convierte en librero corre el riesgo de creerse miembro de una élite”, un error que, opina, va contra la esencia del vendedor de libros y su “disposición para aprender no solo de lo leído sino también de la conversación con sus clientes. Una librería no debe ser el reino de quien la gestiona sino un espacio neutral de libertad, que estimule la discusión”.
Culturas
Librerías libres El renacer de las librerías de barrio
El portavoz de CEGAL, Álvaro Manso, hace una valoración positiva del momento actual de las librerías en España, que han experimentado un notable cambio tras la pandemia. “2020, 2021 y 2022 han sido años de un crecimiento muy importante y continuado, no habitual en el sector. Los lectores apoyaron a las librerías durante el confinamiento y también después, cuando se pudo abrir. Ha habido una recuperación del hábito lector, se ha registrado un aumento de la cantidad de libros que se consumen”. La facturación de las librerías ha aumentado en este tiempo y también el número de personas empleadas en ellas. “Es un sector con poco empleo temporal”, precisa Manso.
“Hay varias sentencias que demuestran que Amazon hace competencia desleal”, recuerda Álvaro Manso, portavoz de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros
CEGAL cuenta con unas 1.100 librerías asociadas, que han tenido que adaptarse a la irrupción de un elemento que altera la relación entre tienda y cliente: Amazon. “Hay varias sentencias que demuestran que hace competencia desleal —recuerda Manso—. Entiende el mercado del libro como un producto más, obviando que el libro tiene un precio fijo por ley en todo el territorio, con descuentos solo en momentos determinados, pactados. Y Amazon intenta saltarse la ley”.
Laboral
Laboral Amazon, condenada por tener 2.166 falsos autónomos a los que obligaba a trabajar con su propio vehículo
Frente a las prácticas de la plataforma fundada por Jeff Bezos, las librerías independientes en España desarrollaron todostuslibros.com, inicialmente una web de consulta de disponibilidad de ejemplares y desde noviembre de 2020 con venta directa. “No se creó como competencia a Amazon sino como un intento de dar solución a un problema: la poca presencia de las librerías en internet, que no vendían absolutamente nada. Esta plataforma tiene el mayor fondo editorial disponible, al contar con más de mil librerías en ella”, explica Manso, quien también anuncia que el objetivo es que se convierta en el canal del libro, “incluyendo a autores, lectores, editores, distribuidores, traductores, ilustradores”.
Tres ejemplos prácticos
Benetússer es una localidad valenciana con algo menos de 15.000 habitantes. Y una librería, dice Jorge Cabezas, impulsor junto a su pareja de Somnis de Paper, esa única librería del municipio que abrieron hace once años. “Intentamos ser un espacio cultural, no solo una librería al uso. Que la gente se sienta a gusto y quiera venir. No contemplamos la librería sin hacer vida en ella. A pesar de estar en un pueblo, con sus hándicaps y ventajas, contemplamos la librería como un espacio cultural en el que la gente se ahorre tener que ir a Valencia porque lo que necesita lo tenemos aquí”, cuenta. En Somnis de Paper trabajan cinco personas y han logrado conformar una clientela habitual bastante fiel, aunque al principio les resultó difícil dar a conocer la librería. Ahora, según Cabezas, los problemas son otros. “Lo que más nos cuesta es la cultura de la inmediatez. En condiciones normales, si alguien nos pide un libro y no lo tenemos, lo tiene aquí al día siguiente. Y hay gente que nos dice que no puede esperar tanto. Un libro no es tan urgente. Amazon es uno de los grandes contribuidores a esta cultura. Es nuestro gran competidor”.
“Tenemos un espacio en la librería para autores locales, no vendes un pimiento de ellos y te saldría mucho más rentable tener otra cosa, pero es importante darles a conocer y darles un espacio”, dice Jorge Cabezas, de la librería Somnis de Paper
Con quien no quieren competir en Somnis de Paper es con la biblioteca municipal de Benetússer. Y no lo hacen. “Son cosas complementarias, es súper importante que juguemos en equipo”, afirma Cabezas, quien señala algunas particularidades de su profesión: “Una librería tiene esa extraña paradoja de ser a la vez un negocio y un espacio cultural que dinamiza la zona. Por ejemplo, tenemos un espacio en la librería para autores locales, no vendes un pimiento de ellos y te saldría mucho más rentable tener otra cosa, pero es importante darles a conocer y darles un espacio. Es importante sembrar”.
“Nuestro trabajo es de difusión, reflexión y, sobre todo, acompañamiento a muchas lectoras que por variadas razones buscan en la narrativa feminista, en los textos feministas, respuestas a muchas de las cuitas que atoran sus vidas”, explica Miren Elorduy Cádiz, de Mujeres & Compañía
De sembrar para el futuro hablan mucho en Mujeres & Compañía, una librería asociativa, feminista, especializada en literatura escrita por mujeres, en feminismos, “y que cuida y procura un fondo infantil y juvenil no sexista. Es una de las partes fundamentales del espacio, en tanto que conforma nuevos seres humanos y les da herramientas para una vida mejor para todas”, explica Miren Elorduy Cádiz, promotora de este proyecto nacido en Madrid hace una década. Mujeres & Compañía son cuatro socias y dos voluntarias que echan una mano. Viven un momento “de resistencia, con precariedad y mucho malabarismo”. La librera cuenta que, en el día a día, discuten “mucho” las dudas que les surgen a nivel político: desde colaboraciones con diferentes entidades a respuestas ante determinados hechos. Y revela la misión de una librería como la suya: “Tenemos muy claro cuál es nuestro objetivo, que va más allá de vender o no libros, de recomendar o no libros. Nuestro trabajo es de difusión, reflexión y, sobre todo, acompañamiento a muchas lectoras que por variadas razones buscan en la narrativa feminista, en los textos feministas, respuestas a muchas de las cuitas que atoran sus vidas”. Para ello cuentan con Elaboratoria, un espacio de pensamiento y práctica feminista en el que trabajan textos, leen en compañía y debaten, aunque esta actividad no les ayude a cuadrar las cuentas.
La mayor dificultad que afronta esta librería es la reacción patriarcal, los hombres que odian a las mujeres, dice Elorduy Cádiz citando a Laura Bates. “Cuantas más lecturas feministas hagamos, no tanto narrativa sino ensayo, y cuanto más preparadas estemos, mejor podremos hacer frente y responder a esas prácticas”, afirma.
Para estar cerca de lograr su objetivo, en Mujeres & Compañía buscan la complicidad con sus clientas, la relación de confianza a la hora de pagar por un título y que este cumpla con las expectativas. “A veces parecemos farmacéuticas, hay que afinar mucho en la recomendación, sobre todo en la no ficción feminista. Y ese trabajo no lo hace Amazon”, valora la librera, quien cree que las feministas deberían replantearse su relación con esta plataforma, su papel como consumidoras y qué apoyan con ese consumo. Más allá de las condiciones laborales de Amazon, Elorduy Cádiz recuerda que nació “robándole el nombre a la mayor librería feminista de Estados Unidos en aquel entonces”. Se refiere a Amazon Bookstore Cooperative, una librería feminista cooperativa de Mineápolis en activo entre 1970 y 2012 que en 1999 denunció a la plataforma de Bezos por el uso no autorizado de la marca.
Literatura
Librerías asociativas: vendiendo lectura para crear comunidad y transformar el mundo
Las llamadas librerías asociativas componen un ecosistema en el que se dan la mano los títulos que no se encuentran en otras librerías, el activismo político y la escasez de recursos. Quieren ser librerías pero también mucho más. Y lo quieren ser a su manera.
“Amazon es una especie de monstruo de la pantalla final del videojuego. Toda la tendencia del capitalismo contemporáneo va hacia la concentración, casi con aspiraciones de monopolio. Amazon está claramente ahí”, opina Antonio Marcos, empleado de Letras Corsarias, librería que abrió sus puertas en Salamanca en marzo de 2015. Y desarrolla su postura al respecto: “Quizá el sector del libro esté más protegido que otros por la ley de precio único que obliga a que Amazon solo pueda dar un 5% de descuento, cosa que hace. Su punto fuerte es engrasar todo el canal de venta para que la decisión de compra sea muy fácil y la logística esté toda a su favor. Comprar en Amazon te favorece puntualmente como consumidor por esa maquinaria tan extraordinaria que tiene de inmediatez y facilidad, pero como ciudadano y trabajador al final te come. Tira tanto de la cuerda hacia el lado del consumo irracional y de los pocos derechos laborales que acaba arrastrando a todo lo demás”.
El lema de Letras Corsarias es “Una librería de lectores para lectores”. Sus cinco trabajadores, recuerda Marcos, se conocieron alrededor de libros. “Antes de ser compañeros de trabajo, hemos sido amigos hablando de libros en bares y en todas partes. La librería tiene ese carácter muy desprejuiciado sobre lo que se debe leer o no”. Este proyecto atraviesa una etapa de crecimiento —“desde la pandemia, de una manera inesperada han sido años buenos”— y de asentamiento “en una ciudad con librerías de mucho peso, muy tradicionales”. En 2022 ampliaron su espacio con la idea de seguir siendo un ágora en Salamanca, ya que desde su apertura han realizado unas 600 actividades con autores y lectores.
“El mercado no se autorregula en cuanto al número de publicaciones. La avalancha de novedades implica que hay que seleccionar mucho más, los libros tienen una rotación mayor de la que nos gustaría”, lamenta Antonio Marcos, de Letras Corsarias
Como les pasa a Somnis de Paper y Mujeres & Compañía, la sobreproducción editorial es uno de los campos de batalla en los que ha de pelear Letras Corsarias. “El mercado no se autorregula en cuanto al número de publicaciones. La avalancha de novedades implica que hay que seleccionar mucho más, los libros tienen una rotación mayor de la que nos gustaría”, lamenta Marcos. Las cifras le dan la razón y dibujan una industria caracterizada por el lanzamiento continuo de novedades y la excesiva oferta. Según la última edición de la Estadística de la Edición Española de Libros con ISBN, en 2021 los títulos inscritos fueron 92.722, un 18,2% más que en 2020. El número de editores con actividad durante ese año 2021 fue de 3.164, con una producción media de 29 libros. Este librero apunta a la responsabilidad de los dos grandes grupos editoriales y subraya cómo incide en su trabajo, para mal y para bien. Al fin y al cabo, no deja de ser, como en tantas otras cosas, una cuestión sobre dónde dirigir la mirada. “Condicionan el mercado porque su política es ocupar todo el espacio de las librerías. Manejan sus propias plataformas logísticas, son a la vez editores y distribuidores. Nuestra propuesta es mirar hacia el otro lado: ante la gran cantidad de novedades que vienen de los grupos, miramos a lo que podría quedar en sombra”.