Sindicatos
Un proyecto en torno al sindicalismo de base

Pretendemos generar un punto de encuentro para quienes practicamos el sindicalismo de base y para quienes quieran conocerlo y ponerlo en práctica
1 Mayo Interseccional - 14
Decenas de colectivos venidos desde diversos sectores sociales precarizados como el movimiento de vivienda, por la educación pública, el antirracismo, las feministas, lgtbiq+ , empleadas de hogar, ecologistas, entre muchos otros. David F. Sabadell

Jueves 14 de julio de 2022. Un centenar de inquilinas toman el hotel Axel Madrid como protesta ante las subidas abusivas por parte de su casero, Blackstone, el fondo buitre con mayor número de viviendas de alquiler en propiedad en el estado. De forma coordinada, otro centenar de inquilinas ocupó el hotel Ramblas de Barcelona, propiedad del mismo fondo de inversión. Cantan “no nos vamos, oye Blackstone, nos quedamos” al ritmo de Bad Gyal mientras en la calle se agrupan curiosos que quieren enterarse de lo que está ocurriendo.

Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Los sindicatos de inquilinos toman dos hoteles de Blackstone en Madrid y Barcelona
Familias afectadas por las subidas abusivas en el alquiler organizadas en los sindicatos de inquilinos ocupan dos hoteles del principal casero de España para denunciar las subidas abusivas y las prácticas especulativas del fondo estadounidense.

Una acción rápida pero potente que deja satisfechas a las activistas por haber logrado movilizar a las propias inquilinas y, una vez más, retratar a aquellos que les hacen la vida cada vez más difícil. Sin embargo, a pesar de la emoción del momento y la esperanza que provoca encontrarnos, una vez más, organizadas contra la especulación y el rentismo, la pregunta no tarda en aparecer en nuestras cabezas. ¿Y ahora qué?

Y, ahora que las afectadas vuelven a sus casas mientras las militantes se toman una cerveza, ¿qué? Y, ahora que se ha logrado la gran acción de inquilinas del verano, ¿qué? Y, ahora que se ha conseguido una llamada de Blackstone, ¿qué?

Esta sensación, estas preguntas, ya las hemos tenido demasiadas veces: convocatorias de manifestaciones y huelgas que se suceden sin planificación estratégica,  sin participación abierta y masiva. Llamamientos y acciones con victorias contadas y que frecuentemente no tienen continuidad. Es innegable que, en las últimas décadas, hemos vivido una pérdida neta de derechos sociales y laborales. Si queremos resultados distintos, no podemos seguir planteando nuestras luchas de la misma forma.

Pretendemos generar un punto de encuentro y apoyo mutuo para quienes ya practicamos esta forma de sindicalismo así como aquellas personas que buscan inspiración para sus luchas.

Con este artículo, queremos lanzar oficialmente el espacio Cuadernos de Trabajo. Formado por activistas de luchas sociales y laborales, nuestro objetivo es dar a conocer en el estado español tanto la propuesta como los conceptos clave de lo que en el mundo anglosajón se conoce como “community organizing” y que, a falta de una mejor traducción, llamaremos sindicalismo de base. Queremos servir de foro en el que compartir noticias y experiencias en torno a este modelo de sindicalismo, tanto en su vertiente social como laboral. Pretendemos generar un punto de encuentro y apoyo mutuo para quienes ya practicamos esta forma de sindicalismo así como aquellas personas que buscan inspiración para sus luchas.

La sindicalista Jane McAlevey, cuyo trabajo inspira nuestra apuesta, considera que las luchas sociales y laborales se pueden abordar de tres maneras: mediante la representación, la movilización o la organización. Con el método representativo, los líderes y las burocracias de las organizaciones negocian en nombre de ciudadanos y trabajadores sin rendirles cuentas. Es un sistema opaco con varios inconvenientes. Las burocracias a menudo acaban defendiendo sus propios intereses, que no suelen coincidir con los de sus representados, y también son fáciles de corromper: para las grandes empresas y poderes fácticos sale mucho más barato comprarse a unos pocos líderes que ceder ante las reivindicaciones de miles o cientos de miles de personas.

En su lugar, solemos optar por la movilización: ante una causa justa, se convoca a todas las personas afectadas para que reaccionen participando en manifestaciones, huelgas y otras formas de movilización. Con este sistema se genera un mayor poder popular, sí, pero al estar liderado por un reducido grupo de activistas que se ve a sí mismo como agente del cambio es sistemáticamente insostenible. Cuando la indignación de la gente disminuye, no queda apenas rastro. Este es el modelo que consideramos han seguido muchas de las organizaciones a las que pertenecemos.

Otra diferencia importante es la construcción de supermayorías para lo que apenas te diriges a quienes ya están convencidos, precisamente al contrario de lo que solemos hacer, sino a quienes no conocen el problema, les resulta indiferente e incluso pueden estar en contra de la propuesta que defiendes

Frente a estos dos enfoques, el sistema que defendemos es la organización de base. Supone más trabajo, lleva más tiempo y es probablemente mucho menos atractivo, pero da mejores resultados. Consiste en construir una gran masa de personas, una a una. En lugar de activar a unos pocos hiper militantes, ir localizando y formando organizadoras del propio centro de trabajo, del propio bloque de inquilinas. Para muchos de ellos, esta será la primera vez que participen en alguna lucha, y eso es lo más valioso. Otra diferencia importante es la construcción de supermayorías para lo que apenas te diriges a quienes ya están convencidos, precisamente al contrario de lo que solemos hacer, sino a quienes no conocen el problema, les resulta indiferente e incluso pueden estar en contra de la propuesta que defiendes. Esta es la única manera de crear unos cimientos sólidos, amplios y profundos desde los que construir nuestro propio poder frente al de las élites.

nos permite pasar a la ofensiva y cambiar nuestro rol: dejar de responder a los abusos de nuestros jefes y nuestros caseros para comenzar a imponer nuestras reivindicaciones

Esta forma de lucha nos parece importante porque conquista victorias de mayor calado, con mayor frecuencia, y de abajo arriba, con decisiones tomadas por quienes se ven afectadas en lugar de por una serie de líderes y burocracias, empoderando nuevas activistas y acompañándolas en su proceso de aprendizaje. Por otra parte, nos permite pasar a la ofensiva y cambiar nuestro rol: dejar de responder a los abusos de nuestros jefes y nuestros caseros para comenzar a imponer nuestras reivindicaciones. Para ello, entendemos que la organización es un proceso continuo basado en un diálogo cara a cara que trata de implicar a las personas en su totalidad en la mejora de sus vidas. Esto se consigue haciendo que los trabajadores comprendan que sus aspiraciones y luchas en el lugar de trabajo están interconectadas con las de sus comunidades y la sociedad en general. En otras palabras, que sus intereses son intereses de clase.

Como muestra de lo que se puede conseguir mediante el sindicalismo de base, en septiembre de 2021 estalló una huelga en varios hospitales de Berlín. Participaron 15.000 trabajadores que hicieron huelga durante 30 días. Su nuevo convenio establece la cantidad de personal necesario en cada servicio, e incluye penalizaciones si esto no se cumple. Esto fue posible gracias a la aplicación de un sindicalismo de base abierto, transparente y masivo. Una de las claves fue el empoderamiento de los trabajadores durante la campaña: se formó a los trabajadores en el análisis de estructuras de poder, en cómo mantener conversaciones eficaces con sus compañeros, cómo realizar “pruebas de estructura” eficaces, y toda una serie de tácticas para ir más allá de la concepción burocratizada y limitada de la actividad sindical que se ha convertido en rutina en Alemania y en gran parte del mundo.

Esta forma de encarar las luchas puede ser una actualización, pero desde luego no es nueva ni desconocida en la historia de nuestro país. El movimiento obrero con sus ateneos libertarios y sus casas del pueblo socialistas, se dedicó en todo momento a empoderar al resto de trabajadores. Alfabetizando y politizando, con bibliotecas, escuelas, grupos de teatro, de debate y un sin fin de cooperativas de consumo y de producción. Ya en 1904 existían aquí sociedades y sindicatos de inquilinos (la primera huelga de inquilinos del país se inició en Barakaldo en 1905).

Huelgas alquiler
Manifestación durante una huelga de alquileres. Foto: Red Pepper

Asimismo, en los últimos años del franquismo, las luchas en las barriadas de aluvión de las ciudades industriales conquistaron condiciones dignas para sus barrios. Las comisiones obreras de entonces son otro ejemplo de luchas planteadas de abajo arriba, nombrando comisiones para reunirse con los jefes, cuyos miembros rendían cuentas ante la asamblea de trabajadores que les había nombrado.

Estas son algunas de las razones por las que nos parece necesario que se vuelva a extender esta forma de sindicalismo en nuestro entorno. Para conseguirlo, hemos creado este blog en el que publicaremos artículos de análisis e informaremos sobre las luchas que hay en marcha basadas en esta filosofía. Esperamos generar debate e intercambio de ideas. Los comentarios, críticas y matices serán bienvenidos. También ofreceremos talleres prácticos, que entendemos que es la mejor forma de extender esta práctica, y organizaremos charlas y jornadas en las que encontrarnos. Si te interesa este modelo y quieres saber más o si crees que tus luchas tienen un enfoque parecido, escribenos a cuadernosdetrabajo@outlook.com para ponerte en contacto con nosotros!

Puedes suscribirte a las novedades de Cuadernos de Trabajo en este enlace.

Sobre este blog
En las luchas sociales en la que vivimos, la desorganización es sinónimo de fracaso. Y, el fracaso, es sinónimo de pérdida de derechos. De calidad de vida. De dignidad. Este blog explora, a través de las experiencias y reflexiones de distintos colectivos y sindicatos, alternativas a la mera canalización del descontento social y distintas metodologías para organizar realmente a las personas y construir poder popular.
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DG
1/3/2023 19:10

Lo que planteáis ya existe desde hace años, en los barrios de Madrid, y de michas ciudades, no hace falta irse a ejemplos de hace un siglo o de otros países.
https://asambleadecarabanchel.org/adla/

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En las luchas sociales en la que vivimos, la desorganización es sinónimo de fracaso. Y, el fracaso, es sinónimo de pérdida de derechos. De calidad de vida. De dignidad. Este blog explora, a través de las experiencias y reflexiones de distintos colectivos y sindicatos, alternativas a la mera canalización del descontento social y distintas metodologías para organizar realmente a las personas y construir poder popular.
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