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Corrupción
200.000 monedas de plata y un torturador
Da miedo pensar que les da igual evidenciar hasta este punto que la Justicia en este país es un cuento que se le cuenta a los ingenuos. Da miedo imaginar qué habría cantado y nos vamos a perder.
Nos han vendido otra vez. Y es tan gordo que no sé cómo explicar qué me parece la “justicia” española sin verme expuesto a sus malas artes, seguro que entendéis esa sensación si usáis Twitter.
Nadie podrá decir jamás sin caérsele la cara de vergüenza que hay que respetar las decisiones judiciales de este Estado. Nadie que haya visto las sentencias recientes, contra mujeres, activistas, estafados por las eléctricas, preferentistas o pensionistas.
Nadie que haya oído al infame ministro Zoido negarse a retirarle la medalla de la vergüenza a Billy el Torturador en presencia de algunas de sus propias víctimas, precisamente el día en que nació Salvador Puig Antich, último fusilado por la dictadura.
Nadie que haya visto las sentencias recientes podrá decir jamás sin caérsele la cara de vergüenza que hay que respetar las decisiones judiciales de este Estado
Nadie que sepa, sobre todo, que se ha cambiado a un juez para evitar el escándalo. Al menos no ha muerto ésta vez, que estar cerca de la Gürtel da más probabilidades de palmarla que tener cáncer. José Ricardo de Prada, de tendencia progresista, decantaba el voto hacia el ingreso en prisión sin fianza de Iglesias. Rosalía Iglesias, no Pablo, a quien toda la jauría mediática patrocinada por el temeroso IBEX35, ha atacado y rebuscado hasta en el cubo de la basura a ver qué encontraban con esa intención.
Me refiero a la Iglesias que no va a quedarse mucho en la trena siendo una de las piezas clave del caso de corrupción más flagrante de la historia reciente de España, y eso es decir mucho. Podrá pasar una sola noche o mil en la cárcel, seguirán siendo pocas.
La única persona que Bárcenas, ya condenado a 33 años, ha dicho que hay que proteger a toda costa o canta hasta La Traviata, y fíjate tú que fianza más hermosa para la mujer del de la cuenta (conocida) en Suiza de 47 millones de euros. Eso sin nombrar el dinero que poseerán los interesados en que siga la ley del silencio. La ley más poderosa de España pagará 200.000 monedas de plata. Calderilla.
La ley del silencio, la más poderosa de España, pagará 200.000 monedas de plata. Calderilla
Y todo gracias a Carlos Lesmes. Jueces por la Democracia ya le ha denunciado en varias ocasiones. Para quien no lo sepa, el denunciado dirige el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial. Un don nadie, vamos. Pues resulta que el señor Lesmes ha sido el brazo ejecutor de la maniobra que ha evitado la entrada de Rosalía, y el consecuente concierto de su marido. Una maniobra tan chusca que da miedo. Da miedo pensar que les da igual evidenciar hasta este punto que la justicia en este país es un cuento que se le cuenta a los ingenuos. Da miedo imaginar qué habría cantado y nos vamos a perder.
No podemos permitir semejante atentado. Porque esto sí es terrorismo, judicial. Ni un lavado de cara vía moción de censura limpiaría nada. Este país no necesita una reforma con tanto fascismo encubierto como dejó la Transición, necesita cambiar de arquitectos, pero eso depende de los que pagamos la obra. Un Gobierno es tan corrupto como su sociedad le permite, y el silencio y la indiferencia son la gasolina de la corrupción.