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Contigo empezó todo
Tres hombres y un destino: matar al presidente
Barcelona. 20 de febrero de 1921. 10.32h.
Tres jóvenes entran en una tienda de motos de la calle Trafalgar. Inspeccionan los vehículos un rato. “Esta es la que nos viene mejor”, dice uno de ellos. Se trata de una motocicleta Indian con sidecar gris con un motor de siete caballos. La matrícula es 84-M-846. Los otros dos están de acuerdo. Uno de ellos saca del bolsillo 5.100 pesetas. Los tres hombres son Pedro Mateu, Luis Nicolau y Ramón Casanellas. Son chicos duros, obreros del metal. Se van de viaje, pero no es un viaje de ocio. Tienen una misión: matar al presidente del Gobierno.
La Muela, Zaragoza. 23 de febrero de 1921. 17.45h.
“¡Ya nos han timado, me cago en la virgen!”. Luis lleva cinco minutos defecando de manera figurada sobre todos los entes divinos en los que, como buen ateo, no cree. Para él, como para sus dos compañeros, la misión es muy arriesgada, pero merece la pena. No quieren que haya fallos, aunque saben que los habrá. No son profesionales a sueldo, sino revolucionarios con convicciones. Han vivido en sus carnes la represión en Barcelona. Esta se ha recrudecido en los últimos meses, desde que el presidente Eduardo Dato nombró a Severiano Martínez Anido gobernador civil de la capital catalana. La ley de fugas hace estragos. Esta, que sobre el papel permite disparar sobre un detenido que huya, es interpretada en la práctica de una forma mucho peor. El preso es sacado de la cárcel en plena noche. En un lugar sin testigos, se le comunica que está en libertad. Al alejarse, es acribillado por la espalda. Los tres viajeros han perdido así a varios compañeros y amigos. Quieren devolver el golpe. No se pueden permitir fracasar.
El motivo de las blasfemias de Luis es la avería de la motocicleta, que les ha dejado tirados en medio de una recóndita carretera aragonesa. Afortunadamente, Pedro es mecánico. Tras un breve rato de trabajo, prueba a arrancar el motor. Funciona. Los tres lo celebran. “Por fin te callarás, ¿no, Luis?”, le espeta Ramón, provocando la carcajada general. Se suben de nuevo al vehículo y continúan. Dirección: Madrid.
Madrid. 3 de marzo de 1921. 21.03h.
Los tres hombres están cenando en una taberna del centro de la capital del reino. Cuando les sirven la comida, Luis y Pedro se quedan atónitos ante el cocido madrileño que Ramón se dispone a devorar. “¿Te vas a meter eso entre pecho y espalda a estas horas?”. “Ya que estamos aquí habrá que probarlo, ¿no? Además… quizá dentro de poco tenga que estar una buena temporada comiendo auténtica basura”, responde Ramón, consciente de las altas probabilidades de que su misión conlleve como resultado su captura y condena.
La cena transcurre entre risas. Con la ayuda de varios compañeros de Madrid, todo está ya organizado. La moto se encuentra a buen recaudo en un garaje alquilado en Ciudad Lineal. Cuentan con tres pistolas: una Mauser, una Star y una Bergman, todas del calibre 7.65. Ya antes de viajar disponían de los planos necesarios. Han comprobado varias veces que todo está correcto. El 8 de marzo es el día elegido. Alrededor de las 19.30h., Eduardo Dato dejará el Senado para marcharse a su casa en coche oficial. Atravesará la Plaza de Isabel II, la Puerta del Sol y tomará la calle Alcalá hasta llegar a la plaza de Cibeles, donde ellos estarán esperando. Lo alcanzarán en la Plaza de la Independencia, donde el presidente del Gobierno conocerá de primera mano el mismo destino que han experimentado decenas de sindicalistas de la CNT en Barcelona.
Plaza de Cibeles. Madrid. 8 de marzo de 1921. 20.15h.
Ramón conduce. Luis va en el asiento posterior. Pedro en el sidecar. Pedro no fuma demasiado, pero ya va por el tercer cigarro en un cuarto de hora. Están todos nerviosos. Luis, el más veterano en la lucha con sus 34 años de edad, pide tranquilidad. Por fin aparece Dato en su Marmon 34A negro. A Pedro le encanta ese coche. Ramón enciende el motor. El Marmon pasa prácticamente a su lado, mientras ellos apartan la mirada para no levantar sospechas. Ramón le da 20 metros de ventaja.
Se ve al fondo la Puerta de Alcalá y, a la derecha, la entrada al Parque del Retiro. Hace unos días, los tres metalúrgicos dieron un paseo por él. Al llegar a la Plaza de la Independencia, como tienen estudiado, el coche oficial reduce la velocidad para rodear el monumento y poder coger la calle Olózaga, donde reside el presidente. Es el momento. Ramón acelera, a la vez que Luis y Pedro sacan sus pistolas. Justo antes de llegar a la altura del vehículo, abren fuego contra la parte trasera del mismo. Vacían los cargadores y el Marmon queda agujereado por 20 impactos. La motocicleta se da a la fuga.
Cárcel Modelo de Barcelona. 9 de marzo de 1921. 16.10h.
Un día más, los cientos de presos políticos ven con desasosiego cómo las horas van pasando y se acerca la noche. No saben si hoy les tocará a ellos sumarse a la lista de víctimas de la ley de fugas. Un grito suscita un enorme estruendo y algarabía: “¡Mataron a Dato! ¡Ma…ta…ron a Dato!”.