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Comunidad de Madrid
Caos, desorientación, falta de equipamientos y de fármacos en Ifema
Distintos médicos y médicas han entrado en contacto con El Salto para describir la situación del Ifema como “desastrosa”, en las valoraciones más extremas, a “francamente mejorable”, en las más moderadas. Han solicitado preservar su anonimato, dada la atmósfera de “cruzada” con que algunos responsables parecen encarar la iniciativa, sumado a que el otrora recinto ferial ahora está bajo jurisdicción militar.
La situación que han denunciado varias fuentes anónimas para este reportaje la refrenda un comunicado del sindicato Comisiones Obreras, en el que se hace una denuncia en la que destaca cuatro elementos. El primero es que en Ifema se incurriría en flagrante desprotección de los profesionales y se incumplirían los protocolos de seguridad sanitaria. También confirma que el personal médico que se negó a trabajar sin el equipamiento adecuado, recibió amenaza de ser expedientado. Y reclama que hay un hacinamiento en las áreas de espera, para pasar de zonas de equipamiento a los recintos de hospitalización. Finalmente, señala que los vestuarios incumplen todas las medidas de seguridad para evitar contagios y la expansión del virus.
Los testimonios recabados por El Salto dan cuenta de una desorganización de grandes proporciones, en la asignación de personal, así como de recursos, de medicación y de actualización de protocolos. Explican que, tanto médicos, como enfermeros y celadores enfrentan diariamente largas horas de espera, hasta que se les asigne un destino o tareas. Esta situación ─que toleraron en un inicio─ hoy, a diez días de apertura del mega hospital, la consideran inadmisible. Así lo describe una médica: “todos los días tienes que dar tu nombre y apellidos, como si fuera la primera vez, a una pobre chica que te anota en un papel, luego te hacen esperar horas. Y cuando al final te asignan, un médico desesperado que ha estado atendiendo a decenas de pacientes él solo, te dice '¿¡dónde estabais!?' Y somos 100 personas que estamos desde las 7:30 hasta las 12hs sin hacer nada. No puedo entender un caos así, que se resolvería con una simple tabla de Excel”. Tampoco les dicen cuándo les tocará el próximo turno, ni cuándo librarán, aseguran.
Destacan que, como absurdo agravante, después de haber evitado reuniones presenciales de equipos en los Centros de Salud (CS), ahora concentran en el IFEMA a muchos médicos en una misma sala. Además ─describe otra profesional─ “llegamos a las taquillas a cambiarnos y en los vestuarios hay decenas de médicas en un espacio reducido, algunas con mascarillas y otras no, con lo cual las taquillas pueden ser un foco de contagio muy potente, hacia adentro y también hacia afuera del Ifema”.
Según otra médica, la desorganización se vería amplificada por una segmentación de servicios y de jefaturas sectoriales, sin coordinación entre sí: “esto lo lleva atención primaria, por una parte, atención especializada por otra, además el Summa, el Samur y Protección Civil. Está haciendo falta una jefatura real, que coordine todos estos segmentos. Yo llegué a las 7, son las 12 y estoy de brazos cruzados, porque están cerrando mi pabellón ─el 5─ y no saben adonde reencaminarnos”, describe.
Asegura otra que también contribuye al caos el hecho de que los sistemas informáticos de cada hospital sean diferentes, “si tú vas al Infanta Leonor, no puedes consultar lo del Gregorio Marañón”. Explica que hace años esto se viene denunciando y que redunda en que “se repitan pruebas, se pierdan diagnósticos, pero la Consejería de Sanidad madrileña ha hecho oídos sordos y entonces cuando te encuentras con una emergencia así, es imposible de gestionar conjuntamente”, concluye.
“Estoy convencido de que deberíamos continuar en la Atención Primaria de los Centros de Salud hasta que Ifema esté mejor dotado. Aquí no tiene sentido que estemos ahora”, asegura otro médico
De modo general, estos profesionales reconocen la pertinencia de abrir un mega hospital para clasificar a los llamados casos leves, pero cuestionan cómo se lleva a cabo. La sensación ─dice una de ellas─ es que Ifema ha sido una decisión política: “en términos de imagen, da mucho más rédito el gesto ampuloso de abrir un mega hospital en colaboración con los militares, que reforzar el servicio de Atención Primaria en los Centros de Salud”. No obstante, valoran que habría sido mucho más efectivo hacer esto último, ya no solo en términos de tratamiento, sino de contención de la población, evitando que ante cualquier síntoma se acuda a las urgencias de los hospitales. “Yo cada día estoy más convencido de que deberíamos continuar en la Atención Primaria de los Centros de Salud hasta que Ifema esté mejor dotado. Aquí no tiene sentido que estemos ahora”, asegura otro médico. Y que le consta que hay profesionales de otras comunidades que se han ofrecido como voluntarios sin que les llamaran. No entiende por qué no se los convoca.
En consonancia con esta percepción el Colegio de Médicos de Madrid cuestiona en un Comunicado que se haya preferido “seguir a países como China, Corea del Sur, Irán o Italia, que tratan de agrupar y tratar de forma efectiva a los pacientes en centros específicos, al no contar con una Atención Primaria tan desarrollada” como aquí. Este servicio sanitario esencial, aseguran, sería capaz de hacer frente tanto al seguimiento de síntomas y la evolución de los casos como a su derivación para ingreso en caso de empeoramiento.
FALTAN FÁRMACOS
Los médicos informan de que no hay antibióticos suficientes, ni anti hipertensivos, ni fármacos básicos, “falta hasta Dolquine (sulfato de hidroxicloroquina), que es súper barato, se usa para la malaria y se aplica a enfermos que tienen neumonía o factores de riesgo asociados”, asegura una profesional. Y agrega un dato alarmante, “en el Pabellón 9, el sábado por la noche y sin que nadie sepa bien cómo, aparecieron 25 ancianos de residencias, con Alzhéimer y otras patologías, o sea imposibilitados de responder de dónde venían. Llegaron muy agitados y tampoco se contaba con Halperidol, medicamento que se aplica para aplacarlos. El “detalle adicional” es que todos eran Covid-19 negativos, o sea, no padecían coronavirus”, relata.
INSUFICIENCIA DE EQUIPAMIENTOS
Informan estos profesionales que actualmente se está desmontando el Pabellón 5 debido a sus condiciones de precariedad. Carece de paredes, o paneles, cuenta solo con dos sillas para que los médicos se sienten. Se pretendería dejar activos dos pabellones: el 7 y el 9, con una capacidad de entre 1.300 a 1.500 camas. Y, si las necesidades lo demandasen, abrir un tercero, el pabellón 12.
Todos coinciden en que hay grandes carencias para efectuar analíticas, radiografías, electrocardiogramas y otros exámenes elementales, “yo todavía no he conseguido hacer ni un electro, lo que hay es un monitor de tres derivaciones, que no es lo mismo”, informa otra y agrega a las carencias “tenemos un saturómetro y un termómetro por cada 50 pacientes. Y un internista que va haciendo ecografías”. Otro, taxativo dice: “una analítica, salvo que sea algo urgentísimo, no te la hacen y, además, como no hay laboratorio, hay que mandarlas al Hospital de La Paz”.
También denuncian los profesionales las ratios médico-paciente. Un médico se desahoga: “en el pabellón 9 es imposible trabajar así, a veces hay uno o dos médicos para 50 pacientes, cuando lo anunciado era que cada médico llevaría unos 10, que sería algo asumible”.
Ifema tampoco cuenta con una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Según estos testimonios, de momento no habría anestesistas ni intensivistas suficientes para abrir un sector de pacientes críticos, “en teoría iba a haber 500 camas de UCI y actualmente no hay habilitada ninguna”, se lamenta otro médico.
"Cada vez que hay un alta hay un aplauso y todo el mundo se emociona. La gente tiene una actitud muy colaborativa”, explica una de las fuentes
FALTA DE EQUIPAMIENTO PARA LOS PROFESIONALES
También se echan en falta Equipos de Protección Integral (EPI) expone una de las médicas. Y se indigna con lo que considera una inequidad manifiesta, “yo, en el pabellón 5, he tenido la suerte de contar con todo el equipamiento, pero es injusta esa desigualdad con mis compañeras que han entrado en el pabellón 9 con una bata quirúrgica cutre y un peto de plástico lamentable, que deja descubierta buena parte del cuerpo. Además, hay gente que se está poniendo bolsas de basura para completar la protección”, expone.
Otro médico relata que hoy algunos profesionales se han negado a incorporarse porque les dijeron que no había EPI y se les ha amenazado con expedientarlos, “pretendían que entrasen a trabajar sin la EPI, luego han hecho un apaño y ahí los compañeros entraron”.
EL PERFIL DE LOS PACIENTES Y ACTITUD POSITIVA AL LLEGAR A IFEMA
Por fortuna, según los profesionales, hay algunos elementos alentadores. Describen que buena parte de los pacientes que reciben son de pre-alta hospitalaria, en situación estable, que necesitan dos o tres días más de vigilancia y a partir de allí valorar el alta. Salvo que, en algunos casos, empeoran y cuando esto sucede, se los traslada de nuevo al hospital de donde provinieron, dada la carencia de UCI.
Los pacientes tienen muy buena voluntad y con excelente disposición, “en algunos casos vienen de estar tres días sentados en una silla de una sala de espera de hospital, o sentados en el suelo. Al menos aquí pueden estar en una cama y descansar, describe una profesional y destaca, “la magnífica actitud de los pacientes, lejos de sus familiares, que se ayudan entre sí, conversan, se socializan. Cada vez que hay un alta hay un aplauso y todo el mundo se emociona. La gente tiene una actitud muy colaborativa”. Y remata “es muy gratificante el trabajo con los pacientes dentro del Ifema, yo pensaba que iba a haber mucha soledad y ahora estamos viendo que el trabajo que hacemos aquí con ellos es bonito, es gratificante”. Otra remata: “lo que nos está salvando al personal médico es la solidaridad y el apoyo mutuo, sabes que siempre tendrás un compañero para apoyarte en lo que necesites”.