We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Cómic
La vida de George Sand, la escritora con pantalones, se convierte en viñetas
Entre 1832 y 1873 George Sand publicó casi un centenar de libros. Firmó novelas, obras de teatro, textos de carácter político y otros de corte biográfico. También rubricó colaboraciones en prensa y su nombre se hizo un hueco en la agitada vida cultural de Francia durante buena parte del siglo XIX. Pero en realidad George Sand no era George Sand, se trataba de un seudónimo detrás del cual se encontraba una mujer, Aurore Dupin. “Ella vivió en un siglo que no era favorable a las mujeres, eran tratadas como criminales o como menores, como personas incapacitadas, sin derechos. Luchó toda la vida para defender los derechos de libertad e independencia de las mujeres”, recuerda Séverine Vidal, guionista del cómic George Sand, hija del siglo (Garbuix Books, 2022), una obra biográfica realizada junto a la dibujante Kim Consigny que detalla la vida, desde la infancia al fallecimiento, de Dupin-Sand.
El volumen se abre con una Aurore Dupin niña que se enfrenta a tragedias que le dejaron huella y forjaron su personalidad: la muerte de su hermano y de su padre, el abandono por parte de su madre y la estancia en el castillo de Nohant, donde su abuela se hizo cargo de ella estableciendo una relación convulsa entre las tres. A los 18 años se casó, adquirió el título de baronesa y tuvo dos hijos. Diez años después dejó a su marido y fijó su residencia en París. En 1835 obtuvo el divorcio legal y la custodia de sus hijos. Por entonces ya había publicado varias novelas, las primeras de ellas fruto de su relación con el periodista Jules Sandeau y las posteriores ya bajo el seudónimo con el que sería conocida.
En su trayectoria, Sand combinó una incesante actividad literaria, el desafío a algunas convenciones y una serie de apasionadas relaciones personales con el compositor Frédéric Chopin, la actriz Marie Dorval o el poeta Alfred de Musset, pero Vidal destaca otra faceta, su militancia política que la llevaría a participar en el Comité Central defendiendo la república y los derechos de las mujeres durante la revolución de 1848. “En Francia, George Sand es conocida como escritora y como musa, la amante de artistas importantes, no es tan sabido que ella estuvo muy involucrada políticamente, activa en los principales acontecimientos del siglo XIX”, señala la guionista del cómic.
Para documentarse, Vidal leyó varias biografías de George Sand y también numerosas cartas de la abundante correspondencia que la escritora mantuvo con familiares, amistades y parejas. Una parte importante de su trabajo, recuerda, fue transformar esas cartas en viñetas, conseguir guionizarlas. Antes de ponerse manos a la obra, la guionista y la ilustradora visitaron el castillo de Nohant, una experiencia que califican como muy inspiradora y emocional. Consigny reconoce que no sabía mucho de la autora de Un invierno en Mallorca, el cuaderno de viaje autobiográfico de los meses que Dupin y Chopin pasaron en la isla balear: “Cuando estudiaba en la escuela, lo único que escuché de George Sand fue en relación a Alfred de Musset, cuando hablaban de él hablaban de ella como su pareja pero no se mencionaba que ella también era autora. En la enseñanza francesa ella no tiene mucha relevancia como autora. He descubierto que, en realidad, en su momento fue una persona muy famosa y respetada, tan buena como los hombres de su generación, lo cual fue muy llamativo porque era como que ella había sido borrada”.
Combatir ese olvido intencionado es uno de los objetivos de este cómic, que roza la línea clara popularizada por Hergé. “Creo que los adolescentes pueden aprender sobre el modo en que vivió, luchó e intentó empoderarse y mantener ese poder como mujer independiente. Es contemporáneo y, a la vez, triste porque sigue pasando”, afirma la guionista, quien no soslaya que Dupin disfrutó de oportunidades y privilegios de cuna, aunque matiza: “Tuvo ventajas por su procedencia, pero las usó y compartió con los demás, también en sus luchas políticas”.
Como participante y testigo de acontecimientos políticos relevantes a lo largo del siglo XIX en Francia, llama la atención la posición muy crítica que George Sand adoptó frente a la Comuna de París de 1871, esa experiencia de apenas 70 días de insurrección obrera —del 18 de marzo al 28 de mayo— que transformó la ciudad en un espacio autónomo, organizado libremente según los principios de asociación y cooperación, duramente reprimida por el gobierno de la Tercera República huido en Versalles. Séverine Vidal opina que “no entendió esa parte de la crisis política en Francia. Estaba retirada en Nohant y ya no activa como lo había sido antes. Era mayor, ya era una abuela y le costaba entender la violencia política”.
La guionista concluye con una frase muy descriptiva de la realidad a la que se enfrentó Aurore Dupin y que sigue siendo veraz: “Hay muchas artistas, pintoras, escritoras que no han sido reconocidas. Hay muchas George Sand”.