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Cómic
“Estamos en una época en la que se tiende a dulcificar un pasado muy duro que cambió muchas cosas en este país”
Entre humo y callejones oscuros, la novela gráfica Cachorro (Aleta, 2021) que presentaron el pasado enero el guionista Jorge Palomar y el dibujante Paco Camallonga, transporta al lector a los años de posguerra en València. Una época llena de heridas que todavía escuecen al destaparse en el mercado literario actual. Cachorro es un detective de la época franquista que cumple 30 años de condena por un crimen que no cometió. Desde la cárcel, cuenta atormentado todo lo que él pudo averiguar sobre un misterioso caso que acabó atrapándole hasta llevarlo a prisión. Se trata de unos niños desaparecidos, precisamente en el mismo orfanato de religiosos en el que él se crió y donde sufrió abusos, algo que le deja marcado de por vida. A medio camino entre el cine negro de los 50 y el estilo policíaco de True detective, Cachorro se alimenta de hechos y escenarios reales para completar, como sugiere en el prólogo Paco Roca, “una pieza más en este puzzle” inacabado de la memoria histórica.
¿De dónde surge la idea de Cachorro, por qué queríais contar esta historia?
Jorge Palomar: En 2018 empezaron a tomar forma conversaciones que habíamos tenido Paco y yo sobre casos oscuros que habían ocurrido en la Comunidad Valenciana, como el caso de Alcàsser o Macastre, que habían dejado muchas heridas abiertas en la sociedad porque no se habían explicado bien y pensamos en vincularlo a una época que también nos interesa: la guerra civil, la posguerra y la transición a la democracia, sobre todo en València. Y empezamos a trabajar, yo en el guión y Paco en los dibujos.
Paco Camallonga: También hubo un detonante y es que mi amigo Jandro González había publicado un cómic sobre La Vampira de Barcelona (Norma Editorial, 2017) tratando la desaparición de niños, que funcionó muy bien por toda Europa. Al ver cómo se publicaba un libro con esa temática tan tabú y era tan bien recibido, dijimos ¿Por qué no podemos tratar nosotros estos temas en Valencia?
Decía Quentin Tarantino que hizo Pulp Fiction porque entraba en los videoclubs a buscarla y no la encontraba ¿Os pasó algo parecido, entrabais a las librerías buscando Cachorro y no lo encontrabais?
J. P: Sí, teníamos muchas influencias del cine negro americano y queríamos verlo plasmado en el género de la novela gráfica, que quizás es algo que no está tan extendido. Los títulos más notables de nuestro país suelen ser novelas más preciosistas, costumbristas, alegres... El tema oscuro vinculado al mundo del cómic no es tan común.
P.C: En mi caso, aunque como lector me gusta más el ambiente 'cyber punk', en España no se había visto mucho cómic con esta temática y sobre todo con este aspecto, que no es nada amable y queríamos hacer algo así, que fuera por caminos un poco diferentes.
Supongo que para vosotros ha sido un lujo contar con Paco Roca para el prólogo ¿Qué tiene Cachorro para que un referente como él haya apostado por vuestra novela?
P.C: Fue una propuesta desde la editorial, nosotros le mandamos unas páginas pensando que no lo iba a hacer, porque acabamos de empezar en esto, pero nos dijeron que sí, que le gustó el proyecto y para nosotros ha sido un sueño, un regalo.
J.P: Además sabemos que él está muy comprometido con el tema de la memoria de nuestro país. Él cree que es necesario ir encajando entre todos las piezas de ese puzzle y al ser ambientado en su ciudad, él como valenciano pudo sentirse identificado en ese aspecto.
¿Cuáles han sido vuestras referencias tanto para el argumento como para la ilustración?
J.P: Principalmente películas clásicas como El tercer hombre (1949) o Chinatown (1974) y la figura del detective anti héroe, como el de la película de Blade Runner (1982) que busca una tonalidad de grises que no se suele encontrar en el cine americano, donde suele haber personajes muy planos: buenos o malos. Y por eso este personaje abarca una gama al principio difícil de entender, pero hace que acabes identificándote un poco con él.
P.C: En cuanto a la ilustración, Juanjo Guarnido en Blacksad (Norma Editorial, 2018), mentiría si te dijera que no me he inspirado muchas veces en posiciones de su personaje. Pero yo me baso más en el cómic alternativo americano. Dibujantes como Sean Gordon Murphy o Mateo Escalera. Ahora estoy leyendo mucho al que me parece el mejor dibujante de cómic, un chaval de Granada que se llama Jorge Jiménez, con dibujos muy sucios, pinceles nada limpios, que es el ambiente que nos gusta transmitir.
Se nota que hay un trabajo de documentación muy sólido detrás, pero ¿cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en Cachorro?
J.P: La parte de ficción son el protagonista y los personajes que le envuelven, pero los escenarios que utilizamos son reales. También los acontecimientos climatológicos como las riadas, el desbordamiento de la presa de Tous o la ruta de los monasterios. El agua del río Turia también tiene su protagonismo, para ocultar primero y desvelar después el misterio del caso.
J.P: Lo que ocurre es que todo lo que no es versión oficial ha quedado como en un mundo de subforos y tiende a llevarse al ámbito de lo paranoico. Nos gustaba la idea de remontarnos a esta época porque el franquismo favorecía mucho la opacidad y permitía que la gente poderosa actuara con cierta impunidad y así podíamos mostrar también la evolución del personaje a través de las distintas épocas.
¿Creéis que falta aún mucha literatura que dé luz sobre esta etapa de la historia?
P.C: No es que falte, sino que las obras que hay no acaban de meter el dedo en la llaga en lo que realmente importa. Hay muchas novelas ambientadas en estos marcos históricos pero no se quieren meter en ningún charco para no levantar ampollas.
J.P: Yo creo que hace falta rigor. Con el paso del tiempo puede llegar a desvirtuarse lo que pasó. Dicen que la historia la cuentan los vencedores y estamos cayendo en una época en la que se tiende a dulcificar un tiempo que fue muy duro y que cambió muchas cosas en este país. Para no repetir los errores del pasado hay que conocer muy bien lo que pasó y para eso el rigor es importante.
¿De dónde viene el apodo de Cachorro y por qué lo mantiene en su vida adulta, fiel a sus orígenes a pesar de los abusos que recibe en su infancia?
J.P: Sobre el apodo, RTVE hizo un documental que se llamaba Los cachorros del nazismo y trata sobre personas que desde temprana edad reciben una educación con una serie de valores totalmente impuestos por el régimen desde pequeños. Y por otra parte hubo un cómic de los años 50 en España, El cachorro (Bruguera, 1951-1960) de Iranzo, que encajaba bien con lo que podrían estar leyendo los niños de aquella época.
P.C: A nivel de ilustración, yo no me he basado en ninguna persona real. Sabíamos que tenía que tener una cara maltratada, bigote y pelo engominado, muy característicos de esa época. También hemos tenido como referencia a Billy el Niño, pero más como una evocación, que te recordara un poco a alguien como él.
Jorge Palomar: “¿Qué sociedad teníamos en esa época como para premiar este tipo de personajes, que utilizaban la violencia y eran aplaudidos y condecorados por ello? 'Cachorro' ha aprendido el lenguaje del palo”
El tema de los abusos por parte de religiosos a menores se trata de una manera muy sutil, con mucha distancia. ¿Ha habido algo de autocensura?
J.P: Sí, porque no queríamos frivolizar, teníamos claro que no íbamos a tratar algo así sin profundizar en ello, porque no queríamos caer en la caricatura. Queríamos que fuera solo un telón de fondo.
P.C: La Iglesia forma parte del marco contextual en el que se enclava Cachorro pero no es el centro de la historia.
No hay mucha presencia femenina en la historia ¿es un reflejo de la realidad de esa época o buscabais una novela más orientada al público masculino?
P.C: Desgraciadamente no era una época muy feminista y así lo hemos reflejado, pero sí estamos trabajando en un proyecto nuevo donde la mujer tiene un papel mucho más protagonista.
J.P: Y lo que humaniza precisamente a Cachorro es la presencia de una niña, muy valiente, que incluso cambia la mentalidad del personaje y es clave en la historia.
La luminosidad y el color de la novela están muy cuidados, con un aire muy cinematográfico ¿Teníais claro desde el principio que tenía que ser en formato de novela gráfica y no una tradicional?
P.C: Sí, el color y la luz en este cómic son un personaje más, porque te ayudan a transportarte a los distintos momentos históricos. Queríamos que el color te acompañara en cada momento de la historia.
Al comienzo aparece una cita de Javier Marías: “Basta con la facultad de la memoria para que alguien siga siendo el mismo en diferentes tiempos y diferentes espacios” ¿Por qué habéis elegido esta cita?
J.P: A Cachorro le ha tocado ser muchas personas dentro de su propia vida porque ha vivido completamente condicionado por el entorno. Desde pequeño siendo aleccionado, luego en la cárcel y después libre, pero en una sociedad que no acaba de entender. Al final es la memoria lo que le ata a un caso que es el objetivo que se ha marcado en la vida. Todos tenemos la memoria como ese ancla que nos pone un pie en la tierra y nos dice: no vayas por ese camino porque tú eres de aquí, perteneces a esto. Tus raíces están en algo y muchas veces deberíamos recuperar eso para no desubicarnos.
El final podría interpretarse como abierto, ¿pensáis en una secuela?
P.C: Sí, la historia era mucho más extensa en un principio y siempre se pensó en que esto podía continuar, pero el mundo editorial es muy complejo. Ojalá se den las condiciones para que esto continúe. A nosotros nos encantaría.
Los dos venís del mundo de la arquitectura, sois amigos de hace tiempo, ¿cómo ha ido el trabajo en equipo, hay ganas de repetir en futuros proyectos?
J.P: Claro, la experiencia ha sido muy buena, entre nosotros hay muy buena comunicación, pero dependemos de que haya editoriales que quieran ponerlo en el mercado de una forma honesta, respetando lo que nosotros queremos contar. Ahora estamos trabajando en una idea ambientada en el siglo de oro en Valencia, donde existió el burdel más grande de Europa, amurallado, con sanidad propia, seguridad... Condiciones que no existían en ningún otro lugar del mundo. Y nosotros planteamos una historia de mujeres que se quieren salir de ese esquema. Siempre bajo la dominación de hombres, ellas plantean otro modelo de vida y reciben mucha crítica en su entorno. Queremos ficcionarlo para llevarlo hasta las últimas consecuencias, ver cómo reaccionaría aquella sociedad a unas mujeres así de valientes.
P.C: Yo por mi parte estoy trabajando en un proyecto ambientado en las bodegas de Burdeos, un cómic mucho más amable de leer, que te apetezca disfrutarlo con una copa de vino, otro estilo muy diferente. Pero claro, hay ganas de repetir juntos en futuros proyectos. De momento, animo a la gente a comprar Cachorro porque hay pocos cómics en España que se metan en estos temas y sobre todo de la manera estética en que la hemos tratado.