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Represión
Las ilegalidades del Estado español
El Partido Popular ha impulsado durante su mandato una serie de leyes regresivas que asombran al mundo libre y democrático. La Ley Orgánica de Reforma del Tribunal Constitucional o la "ley mordaza" son algunos ejemplos del actual retroceso democrático que se ha acelerado con la cuestión catalana. ¿De verdad está la gente tan aterrada que ya ni salen a la calle para exigir democracia real y efectiva?
El Partido Popular ha impulsado durante su mandato una serie de leyes regresivas que asombran al mundo libre y democrático. Por ejemplo, ya conocemos su famosa Ley Orgánica de Reforma del Tribunal Constitucional que podrá destituir cargos públicos, como el presidente del gobierno o de la propia Generalitat valenciana y catalana, si no cumplen sus resoluciones y eso es precisamente lo que ocurrió hace poco en Cataluña. Un presidente democráticamente elegido ha tenido que ir a Bélgica porque sabe que en España no va a tener un juicio justo.
Luego se aprobó la terrorífica y famosa "ley mordaza", que como dicen mis compañeros en Estados Unidos, parece realmente un retroceso español hacia la época de la Inquisición católica que, tristemente, hizo a España tan "famosa" durante siglos.
El Partido Popular ha apobado sus leyes regresivas con un único fin: consolidar el poder e impedir que surja un movimiento democrático en España por los derechos civiles, sociales, humanos y políticos. Gran parte, además, de este afán y desesperación por aprobar leyes regresivas se debe también al temor sobre los "malvados catalanes" que intentan defender sus derechos territoriales como han hecho históricamente. Hace ya más de un siglo, varios autores extranjeros hablaban del carácter libre y emprendedor del pueblo catalán, en muchas veces ahogados por una burocracia medieval impuesta desde "Castilla".
Todos sabemos que esta reforma tan chapucera y antidemocrática la hizo el PP con la única intención de pararle los pies a Artur Mas en Catalunya, en su esfuerzo político por la independencia. Obviamente la ley no menciona a Mas directamente y habla de cargos públicos en general.
Se puede responder a esta agresión del PP fascistoide con un contraataque
Lo triste es que ni la Generalitat valenciana ni la catalana han aprendido a usar esas mismas leyes a su favor, pues se puede responder a esta agresión del PP fascistoide con un contraataque. Concretamente, el Estado central incumple desde hace ya varios años, desde el 2013, diversas resoluciones del TC que reconocen las competencias de las CCAA en diversos casos. Los más flagrantes son los de las becas universitarias y el sector ferroviario, integración de inmigrantes, vivienda y políticas para personas con discapacidad. Si hay un jurista leyendo este artículo, le cito las sentencias: TC 70/2013, 52/2013 y 21/2013, entre otras importantes.
El caso que lleva más años de conflicto en competencias es el tema de las becas universitarias, que deben ser gestionadas por las CCAA y el estado central no traspasa las competencias como es debido. La Generalitat catalana, con toda la razón jurídica del mundo, plantó cara a Madrid en el año 1994. De ahí se produce la Sentencia TC 188/2001 y aún sigue sin ejecutar. Es decir, han pasado más de años y todo sigue igual de mal. Entre los años 2001 y 2011, por ejemplo, se perdieron más de 120.000 becas que correspondían a los alumnos catalanes.
La verdad es que hemos llegado a tales extremos tan peligrosos en ese país llamado España, que yo si fuese residente en Cataluña sentiría miedo por las agresiones que está preparando el PP contra cualquier intento de los ciudadanos en llevarles la contraria. Nunca se había visto en España tales niveles de represión política desde los últimos días de Franco.
Solo cabe la vía de la resistencia, pacífica hasta que se agoten todos esos recursos legales y deseables
A estas alturas lo único que puedo decir ante tantas tragedias políticas que estamos sufriendo en España es lo siguiente:
Solo cabe la vía de la resistencia, pacífica en primera instancia y cuando se agoten todos esos recursos legales y deseables, deberíamos plantearnos la idea, como pueblo, si es que llegamos a querer reflexionar sobre algo, de si no va siendo hora de exigir, implacablemente, una ruptura total no solo del gobierno central, sino más allá de eso queda la pregunta más importante: ¿De verdad queréis seguir bajo este terrible sistema económico impuesto por los bancos y la Unión Europea? ¿De verdad está la gente tan aterrada que ya ni salen a la calle para exigir democracia REAL y efectiva?
Yo personalmente solo me puedo limitar a escribir, pero qué país más triste aquél que ni siquiera sepa pedir una democracia real ante tantos atropellos, cediendo a sus enemigos y traicionando a sus amigos.
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Me ha gustado mucho este artículo. Lo que pasa es que soy pesimista y no creo que exista ese valor de resistencia aunque sea procedente. Ojalá la gente se despertara. Un saludo
Muy de acuerdo con el articulista. Gracias
("aquel" no lleva tilde, por si pudieran cambiarlo)