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Camareras de piso
Las kellys de Asturias promueven un sello hostelero para el fin de la externalización
El estallido de la pandemia y las medidas sanitarias arrasaron con los índices de ocupación hostelera, y Asturias no fue una excepción. Sin embargo, esta comunidad autónoma ha sido uno de los destinos favoritos desde que se iniciara la desescalada: no pocas personas han preferido ahora el turismo nacional, y elegir el norte es una idea recurrente entre quienes deciden huir de las altas temperaturas u optan por un entorno más natural. En este contexto, las camareras de piso han notado varias cosas, y ninguna de ellas positiva: en los últimos meses ha habido más carga de trabajo, menos personal y más externalización.
“Calculamos que un 70% de los hoteles de Asturias están ahora externalizados”, expone María del Pilar Cazorla Ruiz, portavoz de las kellys Asturias. Dice que antes de la pandemia eran muchos menos los que habían recurrido a esta práctica y que sus condiciones eran mejores. “Con esto de la pandemia ha pegado un bajón. Hay hoteles de cuatro estrellas que han externalizado el departamento de piso, con todo lo que cobra por habitación un centro de estas características y están pagando a las camareras de piso una miseria...”, prosigue.
Reforma laboral, pandemia y... soluciones
La portavoz de las kellys asturianas, no obstante, establece el punto inicial de los males del colectivo años antes de la existencia del covid-19: 2012, momento en el que se modifica el artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores y las empresas externalizadas comienzan a entrar con fuerza en sectores como el de las camareras de piso. A partir de entonces, resume, empeoraron sus condiciones. Ella misma pudo demostrar en juicio que hubo un periodo en el que ni siquiera tenía un día de descanso a la semana, y la sobrecarga de trabajo le ha pasado factura física.
Fue por eso que en 2016, cuando se creó la asociación de camareras de piso y reivindicaron sus derechos laborales, una persona que se había criado entre hoteles se puso en contacto con ellas para ver cómo podía ayudarlas. Empezaron a trabajar en la creación de un sello en el que las camareras de piso asumieran un papel importante. Cinco años más tarde y hace apenas unas semanas, el sello Fairtur ha sido presentado al público. Para Cazorla, esta iniciativa supone una ventaja para todo el mundo: para las trabajadoras, para el consumidor, para los ayuntamientos y para los propios empresarios, “que no tendrán que pagar entre los 10.000 a los 60.000 euros al año que pagan por estar en Booking, sino que simplemente tendrán que asumir el coste de 400 euros anuales que se dedicarán a financiar auditorías para saber si están cumpliendo con los requisitos del sello e invertir el dinero que se ahorran en mejorar las condiciones de trabajo”, detalla la portavoz de las kellys.
Dentro de las 300 preguntas que se le harán al hostelero para poder participar en Fairtur se incluirán algunas relativas a la externalización o prevención de riesgos laborales
El sello, explica Cazorla, se divide en varios bloques, entre los que tienen presencia varios factores enfocados a la sostenibilidad, ya sea desde el punto de vista social, laboral y medioambiental. Por una parte, a través del sello se perseguirán prácticas ambientalmente sostenibles y de promoción del consumo local y en pequeños negocios, por ejemplo. En cuanto a la parte que afecta a las kellys, dentro de las 300 preguntas que se le harán al hostelero para poder participar en Fairtur se incluirán algunas relativas a la externalización o prevención de riesgos laborales. “Tenemos que saber a quién nos estamos enfrentando cuando vayamos a hacer revisiones, porque nosotras también vamos a poder controlar a los hoteles”.
Objetivo común: expulsar a las empresas externalizadas
El sello, explica Cazorla, ya está en marcha. Solo falta que haya un volumen considerable de hoteles que deseen participar y habilitar la web como portal de reservas. Sobre cómo convive la iniciativa con otras, como la impulsada por las kellys de Barcelona de crear un portal de reservas en ‘hoteles éticos’, para la cual las camareras de piso lograron 60.000 euros a través de un crowdfunding, Cazorla se muestra contundente: “Lo tenemos clarísimo, apoyamos todos los sellos que salgan con tal de echar a las empresas externalizadas. Ya que ningún político modifica el artículo 42.1, si sale este sello ya no hay ninguna excusa para no ayudarnos, así que ahora mismo quienes tienen un papel fundamental son los turistas al reservar hoteles a través de webs como esta, la que están creando las compañeras de Barcelona o las que vengan por detrás”, concluye.