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Banco Central Europeo (BCE)
Draghi aprueba nuevos estímulos y se enfrenta a Alemania
Se despide de la presidencia del BCE con nuevas ayudas a la banca pero recordando a los países defensores de la ortodoxia presupuestaria que es tiempo de que actúen.
En su penúltima rueda de prensa como presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha cumplido lo prometido y ha anunciado una nueva batería de medidas a la par que bajaba la previsión de crecimiento de la zona euro.
Ante la división en el seno del BCE, con banqueros centrales de Alemania, Holanda, Austria y Estonia en contra de adoptar grandes estímulos, las medidas presentadas son algo menos potentes de lo esperado y, una vez más, especialmente benignas para los bancos. Se retoman las inyecciones de liquidez a favor de estos últimos y en mejores condiciones financieras. Además, a pesar de que se aumenta la penalización por tener aparcada liquidez en el BCE en lugar de prestarla, se establece un sistema de dos niveles por el cual la nueva penalización del 0,50% se aplicará solo a partir de un montante de reservas aparcadas, quedando exentas la primera hasta ese umbral.
Finalmente, se reinicia la medida más polémica para los países del Norte, el Quantitative Easing, pero con una cuantía sensiblemente menor (20.000 millones mensuales). Con estas medidas, Draghi retoma las medidas no convencionales que él mismo puso en práctica justo cuando su mandato está a punto de expirar para iniciarse la etapa Lagarde.
El BCE ha incumplido su propio mandato implantando algunas medidas que anteriormente rechazaba.
La efectividad de la política monetaria está en entredicho en todo el mundo y especialmente en la zona euro, al no haber pasado la inflación del 1% de media desde 2013, 80 meses en los que la inflación solo ha llegado al objetivo del 2% en cuatro meras ocasiones. El BCE habría incumplido reiteradamente su propio mandato en lo que no puede entenderse más que como un sonado fracaso.
Para justificar las medias, Draghi ha presentado además las previsiones de crecimiento de la economía y de la inflación para los próximos dos años, rebajando las expectativas en ambas. El italiano, una vez más ha vuelto a pedir estímulos fiscales a los países que puedan permitírselo en clara alusión a Alemania y otros países críticos con los tipos de interés negativos pero que, según el presidente del BCE, no estarían haciendo su parte.
Un nuevo consenso parece estar comenzando a surgir entre la mayor parte de los economistas, hasta los más neoliberales, que afirma la política monetaria no tiene la misma efectividad para activar la economía que para frenarla, algo que de lo que se partía desde posiciones heterodoxas. Ante los nuevos miedos de recesión, muchos reclaman que se retome la política fiscal con fuerza, olvidando los amargos mitos de la austeridad y que incluso se reflexione sobre la validez del pacto fiscal europeo. De confirmarse los peores pronósticos y caer Europa en recesión, las medidas anunciadas hoy por Draghi pueden no servir para reactivar la economía sin ayuda de la política fiscal, como el propio italiano ha admitido. ¿Serán los Gobiernos capaces de aumentar el gasto público?