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Opinión
El software libre, el comunismo y la tez oscura del ultra
Un informático que trabaja para una subcontrata de un contrata de la Junta de Andalucía me comenta que el Linux de software libre utilizado por la Junta era una utopía, como el comunismo, que es necesario aportar por una empresa fuerte, con alguien poderoso al mando y que alguien debió vender a la Junta de Andalucía el Linux llevándose una pasta y, ahora por fin, se han dado cuenta de su error por no apostar desde el principio por el sistema operativo Windows. No pude seguir con la conversación, dadas las prisas que le metía su compañero de trabajo para acabar con la tarea y volver a su casa que estaba a más de cien kilómetros del lugar de la conversación. Así no me enteré cuánto le habrá costado a la Junta trabajar con las licencias de Windows, lo mismo son gratis, dado que las empresas fuertes no son utópicas ni comunistas. Tampoco me enteré de la opinión del informático sobre lo que puede pasar con todos los datos de personas, especialmente los datos clínicos, que maneja la empresa fuerte y si no será capaz de pedir un rescate por ellos.
Cuando se fue el informático de la subcontrata de la contrata a su localidad, situada a casi trescientos kilómetros del lugar de la conversación, me quedé con el otro informático, también de una subcontrata de la contrata, pero que, como decía antes, vivía a cien kilómetros, doscientos menos que el que se fue una hora antes.
Este segundo informático aprovechó la ausencia de su compañero para criticarlo por irse antes de terminar el trabajo y por protestón y “sindicalista”. Me quedé de nuevo con las ganas de saber más, como conocer el motivo de utilizar el término sindicalista en tono despectivo. Tras quedarme solo, a eso de las siete y media de la tarde, me di cuenta que al “sindicalista anticomunista” le quedaban casi dos horas para llegar a su casa y a su compañero otra hora. Los dos llevaban trabajando desde por la mañana temprano y no era un día de horario especialmente anormal en su subcontrata de la contrata. También me di cuenta de lo difícil que es llegar a profundizar en ciertos temas porque se te juntan las prisas y la falta de tiempo, y a menudo también, las pocas ganas de ponerse a discrepar, con gente que a pesar de trabajar en el mismo proyecto que el tuyo cada uno pertenece a una empresa que no tiene nada que ver con la tuya, funciona con distinto convenio y tiene la sede probablemente hasta en otra comunidad autónoma.
Con el cerebro tallado en la forma neoliberal, considerando la empresa fuerte como la que tiene que llevar las riendas del sistema público y utilizando de forma despectiva el término sindicalista, comunista y utopía es bastante más fácil entender los resultados electorales de las pasadas elecciones municipales y, en algunos lugares autonómicas y forales.
Tras estos comicios y con convocatoria de elecciones generales para la vuelta de la esquina, la campaña electoral no ha parado, así se suceden mensajes cada vez más ultras de los aspirantes a formar parte de un gobierno bipartito. Así, un señor de tez oscura, secretario general del partido con nombre de diccionario, decía en la radio que los inmigrantes indocumentados (él los llama ilegales) no deben tener derecho a cobertura sanitaria pública, que sólo había que atenderlos en casos de extrema urgencia, porque este señor de tez oscura, como católico que es y por caridad cristiana y humanidad no iba a dejar que el “ilegal” se muriera, que sufriera como su idolatrado Jesucristo, sí, pero sin que llegara la sangre al río, no vaya a ser que el Papa Rojeras lo excomulgue.
Las palabras del secretario general de tez oscura del partido ultra, me recordaron una anécdota sucedida mucho antes de que aparecieran en las instituciones las extremas derechas y las subcontratas de las contratas. Estaba yo esperando consulta, sentado al lado de un señor de mediana edad tirando a edad otoñal, cuando un hombre de tez oscura es llamado para pasar consulta, el señor de mediana edad tirando a otoñal me comenta que “ahí va el negro por delante de mí y seguro que tiene menos papeles que una liebre”. En este caso, más por no tener ganas de polemizar que por falta de tiempo no entré en discusión.
Desgraciadamente, el tipo de tez oscura señalado por el señor de mediana edad tirando a otoñal, no era el futuro secretario general del partido ultra. Este secretario general no habrá sufrido este tipo de episodios, dudo que haya ido a una consulta de un hospital público teniendo en cuenta que pese a su tez oscura es hijo de la alta burguesía catalana.
Pero mi silencio en este caso, como tantos silencios ante tantas injusticias, son errores que han contribuido a fortalecer el argumentario y las bases de los ultras, que junto al neoliberalismo, han tallado el escaso cerebro que nos queda tras jornadas agotadoras de trabajo. Aunque aún nos puede quedar el consuelo de imaginar al señor secretario de tez oscura sentándose en la sala de espera de una consulta, eso sí, de paisano, junto a uno de los votantes de su partido.
Te enteraste de un garito que era bastante molón
estaba lleno de calvos alguien cometió un error
al final hubo partido y tú hiciste de balón
La Polla Records “Mundo cabrón”