Opinión
Hienas rojigualdas

La marabunta ruge ¡yo soy español, español, español! ¡Puigdemont a prisión!, las fieras realistas están enrabietadas porque se ha violado el estado de derecho, renace la proverbial furia española. El golpista Pedro Sánchez ha blasfemado en contra del dogma de la Constitución del 78/39 al pactar la amnistía con el independentismo catalán. ¡Un mentiroso y un prófugo al paredón!, todos somos novios de la muerte y a marcar el paso con firmeza ¡un dos, un dos, arr! A la orden de vuecencia mi general Millán Astray, teniente coronel Antonio Tejero Molina, Milán del Bosch, Rodríguez Galindo... los líderes de los partidos de la oposición derechista PP y los ultras de Vox se erigen en los grandes timoneles y convocan a los nostálgicos del imperio hacia Dios ¡a mí la legión! A batallar contra el PSOE y sus aliados separatistas vascos y catalanes y demás escoria de comunistas, marxistas, anarquistas, feministas, trans, LGBT, inmigrantes clandestinos, perroflautas castrochavistas, ¡Otegui, etarra, tu madre es una guarra!

¡Cara al sol con la camisa nueva...! Los hijos del inmortal imperio español se rebelan como lo hiciera el caudillo del glorioso alzamiento nacional en el 36 ¡desperta ferro! Y a echarse a las calles para enfrentar la conspiración judeomasónica que solo busca sembrar el odio y la violencia entre los españoles. Camaradas, las banderas de 2 SS Das Reich el Wolsfsangel bien en alto y el “ardor guerrero vibra en nuestras voces y de amor patrio henchido el corazón...”, la paz, la democracia, el estado de derecho y la justicia naufragan por culpa de un espúreo traidor que le ha vendido el alma al diablo. Un presidente ilegal que con sus malas artes le ha robado al PP las elecciones del pasado 23 de julio. “¡Gobierno de rojos, hambre y piojos!”.

La jauría de hienas rojigualdas de rostros vampirescos y ojos desorbitados escupe fuego por sus fauces de afilados colmillos; ladran, y empuñan con sus garras la enseña nacional, el sagrado corazón de Jesús, el águila de San Juan, la cruz de Borgoña, aquellos símbolos épicos e inmortales que heredamos de don Pelayo y los Reyes Católicos ¡español defiende tu nación! A la carga mis valientes, herederos de los heroicos conquistadores de morrión y armadura, somos el ejército que desde épocas pretéritas gana batallas de rodillas, gloria al padre, al hijo y al espíritu santo, en este auto de fe los beatos rezan el rosario y besan el crucifijo, por María Santísima, golpes en el pecho, flagelaciones, imprecaciones de los cristeros, yunqueros, carlistas, opusimos, momios del nacionalcatolicismo, los cuervos ensotanados, la lumpen burguesía más reaccionaria, sus cachorros de las nuevas generaciones listos a tirarse a la yugular envueltos en la bandera rojigualda. Empuñando la espada toledana en primera línea de fuego, voluntarios de la novísima División Azul, por Dios y por España, decididos a alcanzar la palma del martirio.

La jauría de hienas rojigualdas de rostros vampirescos y ojos desorbitados escupe fuego por sus fauces de afilados colmillos; ladran, y empuñan con sus garras la enseña nacional, el sagrado corazón de Jesús, el águila de San Juan, la cruz de Borgoña.

El ministro “sociocomunista” Marlaska de la “checa de Moncloa” le ordena a la policía gasear y dispersar a porrazos a los españolistas. ¡Ni un paso atrás mis valientes! Amor de madre y a entonar himnos sacrosantos: “Que en España empieza a amanecer...” ¡Qué viva la libertad, carajo! ¡Noviembre nacional!

Velaremos armas hasta que tumbemos la “dictadura”, que no decaigan las manifestaciones y plantones frente al “lupanar” del PSOE en la calle Ferraz o la ratonera del palacio de la Moncloa donde se atrinchera el “Judas Iscariote”. ¡Qué arda, qué arda! hay que quemar Ferraz, el enemigo pagará muy caro tan oprobiosas afrentas. Cabalga de nuevo el Cid Campeador, ¡Santiago y cierra España! Los ultranacionalistas joseantonianos se rasgan las vestiduras; aúllan, berrean, patalean, vociferan sus consignas para levantar la moral de la manada: ¡Joven español, defiende tu nación! ¡Esta es la juventud de España! ¡No nos engañan, Cataluña es España! ¡No nos engañan, Cataluña es España! el mismo mantra se repite una y mil veces hasta la extenuación ¡Resucita España! ¡Unidad nacional! ¡España cristiana y no musulmana! ¡Viva Cristo rey! ¡Viva el rey, el orden y la ley! El trono y el altar. Abascal, Feijóo España está en peligro, en el nombre de Dios a los ateos comunistas el garrote vil ¿Dónde está “Felpudo VI”? que su majestad salga a defender la monarquía cómo lo dejó escrito en su testamento el generalísimo Francisco Franco: ¡España Una, Grande y Libre! Arriba el clarín de guerra ¡A formar la compañía! ¡Preparen, apunten, fuego!

“Que ningún español bien nacido se quede en casa”. El presidente Aznar arenga a las huestes de la espada y la cruz: “contra la amnistía, rebeldía” tomemos las calles para combatir a los criminales separatistas que quieren destruir España. Hay que cazarlos a todos, enjuiciarlos, encarcelarlos, escarmentarlos ¡La unidad, la unidad; una, grande y libre! El pueblo español auténtico y verdadero debe prepararse para el combate contra esos miserables catalanes que atentan contra la soberanía patria y la dignidad el rey Felipe VI y la futura reina Leonor.

El Judas Iscariote de Pedro Sánchez por treinta piezas de plata ha pactado la amnistía con el golpista Puigdemont y esos terroristas que se sublevaron en el referéndum del 1 de octubre de 2017 proclamando la república. No se merecen el perdón sino las hogueras inquisitoriales. Torquemada vive, la lucha sigue... movilización general, Dios, patria y familia ¡libertad, libertad! Aniquilemos a los que pretenden derrocar a su majestad el rey. Los nazifranquistas encolerizados vomitan oprobiosas ofensas: “¡Pedro Sánchez hijo de puta!”¡Solidaridad nacional! ¡Huelga general! que se paralice el país ¡este golpe lo vamos a parar! ¡Viva la Guardia Civil, el jamón y la paella!

Pero qué extraño que las hienas rojigualdas ante el latrocinio de los borbones se muestren mansas y dóciles: pronto se olvidaron del Caso Noos y de las depravaciones del rey Juan Carlos I

Pero qué extraño que las hienas rojigualdas ante el latrocinio de los borbones se muestren mansas y dóciles: pronto se olvidaron del Caso Noos y de las depravaciones del rey Juan Carlos I. Pero los protagonistas siguen activos, muy activos y no se han arrepentido: el duque Urdangarín hoy ejerce de analista y consultor de Imaz & Asociados donde triunfa por su eficacia y honestidad, la Infanta Cristina es la nueva madre Teresa de los proyectos de cooperación internacional, la reina Leticia ha asumido el papel de modelo de la Marca España y debe mantenerse eternamente joven (gracias al bisturí) luciendo en la pasarela los vestidos de los modistas más cotizados a nivel mundial, del patrimonio de Felipe VI se encargan sus testaferros que por arte de magia lo han convertido en pobre de solemnidad, la reina Sofía chochea y solo la mueve el capricho de derrochar dinero en los shopping center de lujo, Froilán se dedica al negocio del lavado de activos junto a su abuelo en los Emiratos Árabes, Victoria Federica ha decidido entregarse por completo a la juerga y el vicio, patrocinada, eso sí, por los impuestos que pagamos los españoles, y el capo de la mafia borbónica, su majestad don Juan Carlos I, cuya herencia bimillonaria se encuentra escondida en el agujero negro de los paraísos fiscales, es el nuevo marajá del Golfo Pérsico. Nadie ha podido calcular la cuantía de los chanchullos inmobiliarios, las comisiones de lobbista VIP, el tráfico de influencias y los increíbles regalos en petrodólares, oro y diamantes que recibió y recibe de sus hermanos árabes y que repartió amorosamente con la princesa Corina, una prostituta alto standing que supo embelesarlo. Don Juan Carlos I, el rey adúltero, el brioso semental de las mil y unas barraganas y damiselas, está exiliado en Emiratos pues se declara un “perseguido político” ya que los comunistas lo tienen en la mira. Menos mal que está protegido por los emires en una espectacular mansión de 22.000.000 millones de euros en la isla de Nurai de Abu Dhabi donde goza de incontables privilegios porque su majestad pertenece más a lo divino que a lo humano. Los súbditos y lacayos jamás salieron a protestar al palacio de la Zarzuela por tantas tropelías y veleidades, más bien mantuvieron un silencio cómplice ¡vivan las caenas! y siempre le rindieron pleitesía a los parásitos de sangre azul; agacharon la cerviz y bendijeron sus corruptelas. Es tal el masoquismo y la ignorancia que si hoy se hiciera un referéndum entre monarquía o república, ganaría por goleada la monarquía.