We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Sindicatos
Radiografía del sindicalismo en Estados Unidos
En los últimos años, hemos visto cómo el movimiento sindical en Estados Unidos ha ido creciendo poco a poco. Como un cuentagotas, nos van llegando cada vez más noticias de trabajadoras que se van uniendo en sindicatos. Las más llamativas son aquellas que se han dado en las grandes compañías del capitalismo yanki: en las cadenas de comida rápida o las Big Tech. En este artículo, vamos a explorar, a través de los datos, cómo este movimiento ha ido cogiendo forma.
Antes de nada, debemos tener claro que la organización sindical en el sector privado de EE UU es bastante diferente a la de España. Primero, encontramos que la negociación colectiva no existe como tal: no tienen convenios colectivos sectoriales, con lo cual los derechos de las trabajadoras funcionan a nivel de empresa o incluso cubren determinadas categorías profesionales dentro de las mismas. Esto provoca que la organización sindical sea mucho más complicada, ya que se deben formar sindicatos uno a uno en cada centro de trabajo, teniendo que reinventar la rueda cada vez. Aunque sí encontramos organizaciones sindicales a lo largo de todo el territorio donde estos sindicatos de empresa se van federando, no contamos con un modelo con grandes centrales sindicales que sirvan de paraguas, como en el Estado español.
Además, a esto le tenemos que sumar el conjunto de leyes antisindicales que encontramos allí, como la Taft-Harley (aprobada en 1946), que poco a poco han permitido que las prácticas antisindicales por parte de las empresas se hayan ido extendiendo y pongan trabas a la actividad sindical. Pero esto es algo en lo que entraremos un poco más adelante.
Para empezar con los datos, observamos en la siguiente gráfica la variación de la tasa de afiliación sindical en EE UU desde los años 60, cuando ésta se encontraba por encima del 30%, hasta el año 2020, donde vemos que ha ido descendiendo hasta casi el 10%. En la gráfica, esta tasa se presenta junto con la española y la del resto de países de la OCDE. Debemos tener en cuenta que en sí los valores no son del todo comparables, ya que no todos los países cuentan con las mismas legislaciones laborales. Por ejemplo, en los casos de Dinamarca, Finlandia, Islandia y Suecia la afiliación puede estar ligada al hecho de que los sindicatos ofrecen un seguro por desempleo.
Como vemos en el siguiente gráfico, desde los años 60 la caída del sindicalismo en EE UU ha sido progresiva, mostrando una tendencia decreciente parecida a algunos de los países de la OCDE, con la diferencia de que, en estos últimos, dicho descenso comienza a partir de los años 80. Para ver mejor la caída en el caso que nos ocupa, es necesario ampliar el foco y ver décadas anteriores.
Los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial constituyen la etapa con mayor concentración de poder sindical en EEUU, y éste se mantiene hasta los años 60-70.
Sin embargo, el descenso posterior del sindicalismo no fue igual en todos los grupos poblacionales, si lo analizamos distinguiendo por género y raza: la lucha por los derechos civiles de la población negra tuvo un efecto también en el mundo del trabajo, especialmente en el caso de las mujeres.
Si miramos por edades, seguimos encontrando que la tasa de afiliación sindical ha caído en todos los rangos, aunque desde mediados de los 2000 parece que se ha llegado a cierto suelo en las personas más jóvenes, que se sitúa en torno al 5% actual, un dato bastante bajo.
Una vez que tenemos clara la situación actual de la afiliación sindical en EEUU, resulta interesante conocer cuál es la aprobación social de éstos entre la población estadounidense. Para ello, utilizaremos los datos de la empresa de análisis Gallup, una compilación del porcentaje de población que sí aprueba los sindicatos. Como podemos ver, desde 2009, momento en que sólo el 48% de las personas encuestadas aprobaba los sindicatos, suponiendo su mínimo de la serie histórica, este dato de aprobación ha subido progresivamente hasta situarse en el 68% para el año 2021, dato que prácticamente no se veía desde las décadas de los 60-70.
Este aumento de la aprobación sindical en la sociedad estadounidense se puede entender mucho mejor si la analizamos según el voto de las personas encuestadas. Entre aquéllas que votan al Partido Demócrata, la aprobación sindical ha subido en las últimas décadas hasta situarse en el 90%. Seguramente tenga mucho que ver con los movimientos de izquierdas que se han formado en este Partido, siendo las cabezas visibles Ocasio y Sanders.
Aunque si miramos los microdatos de la última encuesta, realizada en agosto de 2021, encontramos que el voto no es el principal factor diferencial para que una persona apruebe o no a los sindicatos.
Nos llaman la atención dos datos. El primero, que existe mayor aprobación de los sindicatos entre las personas racializadas, cosa que contrasta de nuevo la típica imagen de la clase obrera blanca en EE UU. El otro, se encuentra en la aprobación por edades: los jóvenes son quienes cuentan con un índice de aprobación mayor mientras que, como hemos visto anteriormente, la tasa de afiliación en este grupo es muy baja, sólo ligeramente por encima del 5%. Cabe preguntarse si nos encontramos ante un error a la hora de elegir la muestra de la encuesta, si las dificultades a la hora de formar sindicatos hacen que esto se vaya ralentizando, o si se trata, posiblemente, de una mezcla de factores que se nos escapan ahora mismo.
Por otro lado, un dato que ha aumentado notablemente es el número de elecciones sindicales que se han realizado en los últimos tiempos, como podemos ver a continuación, según los datos que ha recopilado Kevin Reuning a partir de los publicados por la NLRB.
Además, muchas de estas elecciones han sido ganadas por parte de los sindicatos, marcando una tendencia al alza en los últimos años, aunque con una ligera baja a principios de 2022. Veremos a final de este año si esta tendencia alcista se mantiene o han surtido efecto las campañas antisindicales de las grandes empresas.
Estas empresas han invertido cuantiosas cantidades de dinero en contratar consultoras especializadas en prácticas para poner trabas a la autoorganización de las trabajadoras, según un paper publicado por EPI sobre este tipo de prácticas y su efecto en las elecciones sindicales.
Obviamente, estos datos recogidos se refieren sólo a algunas empresas, aquellas cuyas consultoras han hecho públicos, pero es una práctica bastante extendida en muchas más, por ejemplo en el caso de Amazon, que utilizó también estas consultoras para intentar que las trabajadoras de Amazon Labor Union no se organizaran.
Estas prácticas, sin embargo, no han conseguido que cada vez haya más trabajadoras que quieran formar un sindicato. En este mapa podemos ver todos los casos de elecciones que están abiertos en la actualidad a la espera de las votaciones.
Con esto llegamos al final de este artículo, esperamos que os haya servido para haceros una idea del estado del movimiento sindical en EEUU, además de cómo ha crecido el apoyo a éste y poco a poco va sumando nuevas organizaciones de base.