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Vacunas
El exdirector del Hospital Santa Marina de Bilbao permitió la vacunación de curas, camareros y mensajeros
El exdirector del hospital de Santa Marina de Bilbao, José Luis Sabas, exconcejal de Urbanismo del Ayuntamiento (PNV), se armó un escudo: vacunó a toda la plantilla y más allá. Un total de 224 trabajadores —de un total de 505 que recibieron la primera dosis— han hecho pública hoy una carta en el que alaban el legado de Sabas: “Ha realizado profundos cambios arquitectónicos que han supuesto una mejora muy significativa de las instalaciones”, aseguran. Pero tras este respaldo de quien recibió la codiciada vacuna cuando aún no era su turno ha llegado el baño de realidad: la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha comparecido hoy para explicar que el exgerente no solo se vacunó a sí mismo y a toda la plantilla, sino que en Santa Marina también se permitió que se vacunaran cuatro delegados sindicales, cuatro curas del servicio religioso, cuatro camareros de la cafetería, dos trabajadores de las máquinas de vending y dos mensajeros de paquetería. Se vacunó a todo el mundo que pasó por ahí aquel día, saltándose no solo el protocolo que establece la prioridad de los diferentes grupos sanitarios y sociosanitarios, sino también el plan de vacunar en tandas a los facultativos por si hubiera efectos adversos a los viales y evitar que los pacientes quedaran desatendidos.
La reprimenda de la consejera a Sabas ha estado a la altura de las declaraciones cruzadas de estos últimos días entre el exgerente de Santa Marina y Osakidetza. Mientras que sobre el exdirector del hospital de Basurto, Eduardo Maiz, cesado por el mismo motivo —vacunarse antes de tiempo—, Sagardui ha sugerido que la mala fe de su caso se constata al no anotar la vacunación en el registro oficial. La justificación posteriormente esgrimida por Maiz es que, al no haber comenzado formalmente la inoculación de la inmunidad entre el personal sanitario de Basurto —se utilizó el sobrante de viales en residencias—, se almacenó la información en “otro modelo de documento para trasladarla posteriormente al registro oficial”.
Pero en su intervención parlamentaria sobre el caso de Santa Marina, Sagardui ha evitado contestar a preguntas de la oposición, como quién es el responsable del envío de 100 viales a Santa Marina, con dosis suficientes para vacunar a más de 500 personas. Es decir, la plantilla al completo. Lo ha achacado a “un fallo de coordinación”, sin asumir ninguna responsabilidad.
Santa Marina es un hospital que normalmente acoge a personas en el final de su vida —personas mayores con diversas patologías acumuladas— y que, actualmente, tiene varias plantas de covid, aproximadamente la mitad de los pacientes, por lo que Osakidetza asumió que se vacunaría a todo el personal sanitario que se encuentra en contacto con los pacientes.
La consejera ha recordado los criterios de vacunación en trabajadores del sistema de salud vasco (Osakidetza): primero deben recibir la vacuna el personal que interactúa con pacientes covid (sospechosos, confirmados o muestras biológicas), le seguirá el personal que atiende a pacientes especialmente vulnerables, a continuación el personal que atiende a otros pacientes o los que trabajan con muestras biológicas y, finalmente, trabajadores de subcontratas que se ocupan del mantenimiento del equipamiento hospitalario.
Pillada una directora de un centro residencial
Por otra parte, el sindicato ESK ha denunciado hoy que la responsable de recursos humanos de Grupo Norte-Fundación Aliados por la Integración acudió el día de vacunación programado para los trabajadores de este centro residencial para personas con discapacidad ubicado en Orozko y recibió la primera dosis de la vacuna junto con los trabajadores que sí atienden a los usuarios. “No es que tengamos indicios, es que esta mujer acudió el día de la vacunación y fue vacunada junto con los trabajadores, pero ella no trabaja con los usuarios y, por tanto, no figura en el protocolo de vacunación”, explica Igor Mera responsable de esta sección sindical de ESK. De hecho, la responsable del centro ni siquiera acude a Orozko con frecuencia, ya que es responsable de varios centros y en todos realiza labores administrativas y de gerencia.
Tras lo ocurrido en los hospitales de Basurto y Santa Marina de Bilbao, y la poca confianza que suscita el entorno del PNV entre algunos de los sindicatos, ESK ha denunciado a Inspección de Trabajo sus sospechas de que en otros hospitales pueda haber habido negligencias, por lo que solicita una apertura de investigación exhaustiva, sobre todo en el Hospital de Cruces.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, dijo ayer sentir “estupor, tristeza e indignación” ante los casos de los dos exdirectores cesados, pero añadió que “no es momento de agrandar los problemas sino de soluciones”.
Ante estos hechos, el sindicato LAB presentó ayer una denuncia ante los juzgados de guardia de Bilbao contra ambos exgerentes por los posibles delitos de administración desleal de bienes públicos, apropiación indebida, actos contra los derechos de las trabajadoras, prevaricación, tráfico de influencias, malversación y cohecho pasivo impropio. Asimismo, añaden que “no tenemos ninguna confianza en las investigaciones internas que puedan llevar a cabo Osakidetza o la consejería de Sanidad”, debido a las irregularidades en las OPE y como se gestionaron.