Tribuna
El Pacto Gris Europeo o cómo las políticas “verdes” de la UE apuestan por la construcción de gasoductos como el EastMed

En un contexto de crisis de salud pública y de recesión económica, este proyecto conlleva un despilfarro imprudente de dinero público y recursos políticos de la UE.
Gaseoducto en el mar Báltico
El protecto de gasotducto EastMed pretende conectar las reservas de gas del Mediterráneo oriental con Europa vía Chipre y Grecia.

Responsable de Biodiversidad en Amigos de la Tierra, @MDiazCarro

Responsable de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra, @Cris_A_Saavedra

6 jul 2021 04:38

Tras un año marcado por la pandemia de la covid-19, han surgido distintas iniciativas gubernamentales que presumen de que su objetivo oficial es el de la recuperación económica de la crisis y que, en consonancia con políticas y estrategias europeas como el Pacto Verde, abogan por poner en el centro de la recuperación no solo la economía sino también los problemas medioambientales y sociales como la emergencia climática.

Sin embargo, a pesar de la enorme campaña mediática europea sobre lo “verde” de sus políticas, seguimos conviviendo con una realidad tremendamente alejada de las necesidades actuales, marcadas por el momento histórico de crisis civilizatoria que vivimos. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que define la distribución de los fondos europeos de recuperación —sin apenas contar con una capacidad de planificación real en el proceso a nivel estatal— sigue apoyando a la mega industria de los combustibles fósiles, como en el caso concreto del gas, en vez de apostar por la transición ecosocial indispensable para la vida en la Tierra. De seguir este camino, estaremos perdiendo una oportunidad única para transformar nuestro modelo económico, y, lamentablemente, al igual que no contamos con recursos infinitos, lo mismo pasa con las oportunidades, que cada vez son más escasas.

Esta misma filosofía de divergencia entre “planes y planos”, entre lo que hace y dice la Unión Europea, podemos constatarla con la aprobación de la construcción del gasoducto del Mediterráneo Occidental (EastMed), una decisión que se tomó a posteriori de la declaración de Emergencia Climática por parte del Parlamento Europeo.

Una vez más apelan a las falsas soluciones al asumir el gas como el sustituto del carbón a medio plazo, así como para diversificar el origen del mismo, importado en la actualidad principalmente por Rusia

Este gasoducto, que conectará las reservas marítimas de gas de Israel y Chipre con los interconectores de Europa occidental, está planteado desde hace años. Sin embargo, ha sido en 2019 y 2020 cuando se ha considerado más estratégico, con la firma de los países implicados (entre los que destacan Estados Unidos e Israel) y la calificación de Proyecto de Interés Común (PCI) por parte de la Comisión Europea. Una vez más apelan a las falsas soluciones al asumir el gas como el sustituto del carbón a medio plazo, así como para diversificar el origen del mismo, importado en la actualidad principalmente por Rusia.

De hecho, actualmente está en revisión el reglamento TEN-E que regula el modo en que la Comisión Europea selecciona las listas de Proyectos de Interés Común prioritarios que reciben fondos de la UE por vía rápida y permisos medioambientales. A falta de la selección de la lista definitiva de estos proyectos a finales de este año, todo parece indicar, de acuerdo al pasado Consejo Europeo de Energía que concluyó el 11 de junio que, si bien existe un bloqueo a esta lista por ser demasiado “gaseosa”, el EastMed será una excepción basada en que Chipre todavía no está conectada a la red continental, y se le dará vía libre para su financiación.

Los impactos ambientales de este tipo de actividades tienen un enorme efecto sobre la salud de las comunidades que viven cerca

Voces expertas comentan que, probablemente esto será aceptado como compensación por concesiones en contra del interés de las empresas gasísticas. Esta decisión se encuentra ahora en el Parlamento Europeo que votará durante este verano. Por ello, desde ONG ecologistas nos encontramos en un momento decisivo de presión política para que los Estados Miembro dejen de apoyar el gas.

En un contexto de crisis de salud pública y de recesión económica, este proyecto conlleva un despilfarro imprudente de dinero público y recursos políticos de la UE ya que, solo en los estudios previos, la Comisión lleva gastados más de 34 millones de euros. Un despropósito en un momento en el que esos mismos recursos son imprescindibles para asegurar unas condiciones de vida dignas para la población. Pero, además, con esta decisión se está poniendo en peligro a las propias comunidades y territorios que viven en los diferentes emplazamientos del proyecto.

Ecologismo
Alfons Pérez “El Pacto Verde Europeo es eurocéntrico y no nos ofrece un futuro deseable”
El activista ecologista Luis González Reyes, autor de ‘La espiral de la energía’, conversa con Alfons Pérez, integrante del Observatorio de la Deuda en la Globalización, sobre su último libro, ‘Pactos verdes en tiempos de pandemias’.

A nivel ambiental, no solo es preocupante el CO2 emitido en el proceso de quema del gas, sino que previo a este proceso ya se emite metano, el compuesto principal del gas, cuyo potencial de calentamiento es 25 veces mayor que el dióxido de carbono. Si bien el metano tiene un tiempo de permanencia en la atmósfera generalmente menor, su efecto sobre el calentamiento a corto plazo es mucho mayor. A esto hay que sumar las emisiones generadas tanto en los procesos de extracción como en el transporte; donde distintos estudios muestran las emisiones y fugas de metano directamente a la atmósfera. Esto es una cuestión central a tener muy en cuenta: tenemos muy pocos años para alcanzar la descarbonización de la economía si queremos evitar los peores efectos de la crisis climática.

La actividad extractiva está estrechamente vinculada a la violación de derechos humanos, comenzando con las propias condiciones laborales de las personas trabajadoras
Pero esto no es solo cuestión de “partes por millón”, sino de justicia climática, de cómo se le da la espalda sistemáticamente a las comunidades afectadas, especialmente a las más vulnerables, a expensas de una transición ecológica prometida al Norte del Norte Global. Y es que los impactos ambientales de este tipo de actividades tienen un enorme efecto sobre la salud de las comunidades que viven cerca. Además de las fugas de metano y C02, existen cientos de sustancias tóxicas que contaminan agua, tierra y aire pudiendo producir multitud de enfermedades a la población e incluso la muerte —y que afectan de forma desproporcionada a mujeres, niñas y niños—.

Además, la actividad extractiva está estrechamente vinculada a la violación de derechos humanos, comenzando con las propias condiciones laborales de las personas trabajadoras, unida a la represión y violencia con la que suelen responder las empresas ante respuestas sociales de defensa de los territorios. Las empresas extractivas dependen del terreno del que extraen y transportan la materia prima, y en muchos casos lo utilizan para afianzar su poder geopolítico. tal y como afirma Ya’ara, activista climática de Israel: “El mayor miedo que nos despierta es la militarización que está generando, agravando aún más los conflictos entre países. En nuestro contexto, vemos cómo el gobierno de Israel ve este proyecto como una forma más de afianzar su poder político, y de cómo usa esto para profundizar en la ocupación palestina. Y muy similar lo que está ocurriendo entre Chipre y Turquía”.

La experiencia nos confirma que, a medida que la industria del gas ha ido ganando impulso en las últimas décadas, también lo han hecho los conflictos geopolíticos en torno a los proyectos de gas. Esto se produce tras una larga historia de guerras por el petróleo y prácticas neocoloniales extractivistas desencadenadas por la perspectiva de la exploración de petróleo y gas, en las que se desprotege especialmente a los grupos sociales vulnerables de las comunidades.

La población de las zonas afectadas por la construcción del EastMed es perfectamente consciente de las enormes consecuencias negativas del proyecto

La militarización de las zonas afectadas genera violencia hacia las personas que habitan esos territorios. La militarización y patriarcalización en estos contextos son mutuamente dependientes y las consecuencias para las mujeres son múltiples y complejas. El desplazamiento forzoso, la violencia física y psicológica y el abuso sexual son tan solo algunas de ellas. Esta violencia generalizada hacia las mujeres se identifica como una forma de control a toda la población puesto que son consideradas por las instituciones represivas como el eslabón más débil mediante el cual causan no solo tortura directa hacia las víctimas sino que buscan quebrar la resistencia del colectivo.

Con todo ello, las preocupaciones crecen, pero también la respuesta social. La población de las zonas afectadas por la construcción del EastMed es perfectamente consciente de las enormes consecuencias negativas del proyecto, y así se está demostrando a través de multitud de organizaciones y movimientos implicados en frenar el mismo. Como nos cuentan las activistas, se están generando campañas muy amplias contra estos proyectos, que van desde la presión política a las acciones de desobediencia, pasando por campañas digitales de presión.

Ante “políticas verdes y justas” que ni son verdes ni son justas, agarramos la mano de la ciencia y de la solidaridad internacional. Necesitamos un cambio de sistema que ponga en el centro el cuidado de los cuerpos y los territorios. Para ello es imprescindible ampliar las miles de iniciativas que los pueblos de todo el mundo están poniendo en práctica para avanzar hacia una sociedad basada en garantizar la justicia ecosocial. Necesitamos cuestionar la lógica capitalista a través de la construcción de un nuevo sistema energético sustentado en la soberanía energética: energía renovable, localmente apropiada y de bajo impacto; un modelo en manos de las comunidades locales, con participación democrática de todas las personas sin dejar a nadie atrá.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Tribuna
Tribuna Verde de ecosocial, verde de educación pública
En nuestras aulas se ha colado una prisa ansiosa, que juzga al alumnado como un gasto, que lo dirige, poco a poco, a un mundo laboral tecnoptimista y completamente atomizador.
Tribuna
Tribuna Una inteligencia artificial que pinta en rosa y azul
El retorno a la Casa Blanca de Donald Trump ha traído consigo el regreso de antiguas miradas reduccionistas de la realidad. La legitimación política y parlamentaria de los discursos de odio tiene una traducción social asociada.
Tribuna
Tribuna Militarismo y neofascismo
El militarismo rampante pone en grave peligro la convivencia, la cooperación, la seguridad y la paz mundial.
Gobierno de coalición
PSOE-Sumar El Gobierno toma nota de la presión social y cambia su discurso sobre vivienda
En la semana en que los sindicatos anunciaron la histórica manifestación estatal del próximo 5A, la ministra Isabel Rodríguez sube el tono.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.

Últimas

Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.
Justicia
Justicia Rubiales, condenado por agresión sexual y absuelto del delito de coacciones
18 meses de multa con cuota de 20 euros al día por un delito de agresión sexual. Es la condena al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por los hechos ocurrido en la ceremonia de entrega e medallas del pasado mundial celebrado en agosto en Sidney.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.