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Tenemos que hablar
Enamorarse, desenamorarse, amarse
El secreto de la serie This Is Us es que básicamente habla de familias disfuncionales, como todas las nuestras.
Me he vuelto a enamorar. Tarde, porque mi amor no es exclusivo, sino compartido por medio mundo devoraseries. Pero es que si This Is Us no es para caer rendido a sus pies, que bajen del cielo los Frosties de Faemino y Cansado y me demuestren lo contrario. A veces nos enamoramos porque creemos ver en el otro a nuestro igual y ardemos en deseos de conocer sus más profundos secretos. Y eso me ha pasado a mí. Que estaba como loca por descubrir el de la serie.
Y resulta que su secreto es que básicamente habla de familias disfuncionales, como todas las nuestras. Que desgrana las renuncias personales de cada miembro y nos descubre a esa madre de la pantalla que se parece tanto a la nuestra, la que llevaba puesta casi siempre la máscara feliz pero que, en realidad, vivía asustada porque sus cachorros no pasaran frío ni pena en la selva. Rebecca es igualica igualica a la madre que decidió, cuando éramos pequeños, qué sería lo mejor y lo peor para nosotros. La misma que nos infligió heridas sin querer que luego brotan a los 36 en forma de lista del Rencor, como le ocurre a Randall:
- Me hiciste esto.
- No me dejaste lograr lo otro.
- Me mentiste…
Esas listas hay que lograr escribirlas y cuestan lo suyo, para luego poder digerirlas y acto seguido romperlas. Ay, las madres. Al final es imposible ponerse en su piel y no amarlas.
This Is Us también habla de esos hermanos que no te acaban de pillar, pero que te veneran, o te ignoran, que te juzgan, a los que juzgas y de los que no sabes ni de la misa la media. Los mismos por los que sacarías los ojos con cucharilla al primero que les hiciera algo, como ellos harían por ti. Y habla de los padres. De los que no saben verte llorar y te ordenan que no lo hagas porque no saben qué decirte. Padres a los que no has visto crecer, luchar y sufrir por ti, todavía no tienes el súper poder de viajar en el tiempo con una cámara y enterarte de sus cosas. Por eso a veces no les comprendes, como también le ocurre a Randall. Tienen su playlist del Rencor que hay que escuchar y luego borrar. Ay, los padres. Imposible no quererlos.
La serie habla de abuelos, abuelas, mujeres, maridos, padrastros, exnovios, amantes, primos, sobrinos y nietos, cada uno con lo suyo. Y por supuesto, habla de los amigos. Nuestra familia también, no carnal pero esencial, que te acompaña en horas bajas y altas, amigos que te despiden en el aeropuerto y luego critican tus cositas, que las tienes, como ellos.
Lo que te permite This Is Us es convertirte en un voyeur emocional y desenamorarte poco a poco de sus miembros, porque oh sorpresa, esa es inevitablemente otra fase del amor, la mala. Te descubre que sus personajes son como nosotros, cosmonautas sentimentales, egocéntricos y desmemoriados. Te recuerda que no hay nadie ni tan perfecto ni tan guapo ni tan alto como pensabas cuando tenías diez años.
Hay algo muy bueno en la serie que me quedo para la vida: una vez que has asumido que esa pieza no encaja en el puzle perfecto que te habías montado, es posible volver a amar a tu familia. Amarles con sus mierdas y sus luces, las que tenemos todos, porque los pedestales son de barro y luego llueve y todo se enfanga.
Parafraseando la famosa frase del jefe de campaña de Bill Clinton —it’s the economy, stupid (es la economía, estúpido)— nosotros aprendemos con el tiempo que it’s the family, stupid es la que nos ha tocado en el Sorteo Estelar y por ella, al final, es por la que sentimos amor verdadero, del que duele, del imperfecto, del que nunca muere. Era esto. Así somos.
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Gracias por la corrección, con lo bonitas que son las palabras hay que usarlas adecuadamente. Un saludo!
Las heridas no se "infringen" (incumplen), sino que se "infligen" (causan).