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Tenemos que hablar
Te lo dije
Los te-lo-dije son como una plaga, se extienden en la política, en los hogares, en Twitter cuando arde por algún te-lo-dije, aunque ya sabemos que los incendios de Twitter se sofocan tan rápido como la hoja del periódico de hoy, que servirá para limpiar los cristales mañana.
¿De qué sirven los te-lo-dije? Te lo dije, esa relación estaba abocada al fracaso, ese trabajo era un timo, te dije que no le volvieras a llamar de madrugada, te lo dije.
A veces, aunque veamos claramente, como en una bola de cristal, las futuras caídas estrepitosas de las personas que queremos, sería mejor que esas tres palabras permanecieran explotando en nuestro paladar como bolsa de Peta Zetas y no salieran jamás de nuestra boca. Porque, por experiencia, no sirve para nada. Soy más partidaria de morderme la lengua y aspiro a que no me vengan con que ya me lo dijeron.
En esta colmena vital repleta de seres humanos, corriendo ciegos unos contra otros, todos nos equivocamos, la mayoría de las veces por encima de nuestras posibilidades. Y aunque sobre nuestras cabezas haya habido señales luminosas gigantes, y todos los demás las vieran menos nosotros, que decían: “Por ahí NO”, “Cuidado”, etcétera. Pues oye, no les hemos escuchado y ya estaría. ¿Qué más da? Muchas y muchos somos kamikazes y vamos hacia el abismo sin reducir el paso. El último de mis novios me advirtió seriamente —“no me gustan los te lo dije”— y le faltó firmarlo con sangre. Bien me cuidé de no pronunciarlo en su presencia. Mi mejor amigo me dijo: “Querida, no quiero que me convenzas, quiero que me acompañes al puto acantilado y si ves que puedes convencerme de que no me tire, inténtalo. Pero nada de te lo dije”. Y me lo tatué como lema.
Los te-lo-dije son como una plaga, se extienden en la política, en los hogares, en Twitter cuando arde por algún te-lo-dije, aunque ya sabemos que los incendios de Twitter se sofocan tan rápido como la hoja del periódico de hoy, que servirá para limpiar los cristales mañana. A mí me han dicho muchos tld desde pequeña: que te vas a caer, te lo dije; si estudias periodismo no tiene salidas, te lo dije; que si vas siempre por el lado más difícil de la vida te vas a pegar un susto, te lo dije…
¿Me importó? No. Lo siento. Y eso es una de las cosas que me encantan de ser humana. Que digan lo que digan, nosotros vamos hacia nuestra meta como si no hubiera un mañana, porque ¿y si no hubiera un mañana?
Si escucháramos todas las advertencias, no nos tiraríamos por los acantilados laborales, familiares y sentimentales a los que nos arrojamos. Y sí, a veces las caídas escuecen lo más grande, pero en ocasiones, a pesar de que nos lo advirtieron, sorpresa, sorpresa, conseguimos lo que queríamos. Así que ya sabéis, todos aquellos que nos queréis y sois clarividentes con nuestra vida (con la vuestra un poquito menos, nos pasa a todos) dejaos de “te lo dije”, acompañadnos si podéis y celebremos juntos que, a veces, también los planes nos salen bien y eso nos encanta, como decía Hannibal en El equipo A.
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