Sidecar
¿Virtudes soberanas? En torno a Sahra Wagenknecht

Si Wagenknecht se está apoderando de territorio hasta ahora en manos de AfD no es porque lo esté ganando para la izquierda, sino porque está reciclando los argumentos de la derecha nacionalista.
Sahra Wagenknecht  Alianza Sahra Wagenknecht – por la Razón y la Justicia (BSW)
Sahra Wagenknecht ha fundado su propia Alianza Sahra Wagenknecht – por la Razón y la Justicia (BSW). Foto de Fraktion Die Linke.
24 dic 2023 05:11

Después de dieciocho años, Die Linke ya no está presente en el Bundestag alemán. Cuando Sahra Wagenknecht y otros nueve diputados abandonaron el partido el pasado mes de octubre, los diputados restantes perdieron su condición de grupo parlamentario. Los desertores planean ahora presentarse a las próximas elecciones europeas y a tres elecciones estatales que deben celebrarse en el este de Alemania. Según los primeros sondeos, su nueva formación, la Alianza Sahra Wagenknecht – por la Razón y la Justicia (BSW), cuenta con un impresionante 12 por 100 de apoyo entre los votantes. Para muchos analistas, como Joshua Rahtz en un reciente artículo publicado en Sidecar/El Salto, se trata de un avance esperanzador. Wagenknecht, escribe, aborda directamente las preocupaciones materiales de la ciudadanía alemana: el ataque de la clase dirigente a su nivel de vida, la reducción del Estado social y la subordinación del interés nacional alemán a los intereses de Washington. Considera que su programa, centrado en la redistribución y la oposición a la OTAN, es una respuesta seria a la Repräsentationslücke, o brecha de representación, del sistema electoral alemán en el que casi la mitad de la población no se identifica con ningún partido. Para evaluar si el optimismo de Rahtz está justificado, debemos examinar más de cerca el carácter de la BSW. ¿Hasta qué punto son radicales sus políticas? Y, más allá de ellas, ¿tiene la BSW una orientación intelectual o filosófica hacia la izquierda?

Sidecar
Sidecar ¿Corrección del rumbo hacia la izquierda en Alemania?
Sahra Wagenknecht ha fundado su propio partido independiente, la Alianza Sahra Wagenknecht–por la Razón y la Justicia, BSW.


En la década de 1990, Sarah Wagenknecht todavía era una pintoresca comunista estalinoide que defendía el legado de Walter Ulbricht y formaba parte del Comité Nacional del Partido del Socialismo Democrático. Su transformación política comenzó en la década de 2010, cuando, como vicepresidenta y portavoz económica de Die Linke, abrazó la visión ordoliberal de la «economía social de mercado». Desde entonces, Wagenknecht ha hablado mucho de innovación schumpeteriana y poco de socialismo. Ahora describe su política como «conservadora de izquierda» y presenta al empresario familiar como el ciudadano modelo. Se dirige a un sector supuestamente tradicionalista de la clase trabajadora, que ha visto cómo su posición social se ha deteriorado durante las últimas décadas, pero que ha estado aislado de las peores depredaciones de la era neoliberal. Para Wagenknecht proteger a esos trabajadores de mayores penurias supone un juego de suma cero en el que los migrantes suponen una amenaza potencial. Las «cuestiones culturales» como el género son, en el mejor de los casos, una distracción y los actuales esfuerzos para mitigar el cambio climático como la tarificación del carbono o la eliminación progresiva de los motores de combustión son insostenibles. En lugar de todo ello, el objetivo debería ser crear empleos dignos y desarrollar las «tecnologías del futuro» para reactivar así la infraestructura industrial de Alemania.

Al yuxtaponer las instituciones «globalistas» a las nacionales, el contraprograma de Wagenknecht no ofrece más que un improbable retorno a la edad de oro del capitalismo

Para sus partidarios el fenómeno representado por Wagenknecht combina socialdemocracia, populismo peronista y sentido común (o «razón») de la clase trabajadora. Rahtz parece estar de acuerdo con ella en que el punto de partida de la izquierda del siglo XXI es una resoberanización de la nación en pro de la recuperación del control sobre el sistema político, el Estado del bienestar y las relaciones internacionales de manos de las elites. Este planteamiento ha identificado correctamente los defectos de las democracias europeas contemporáneas –la cartelización de la política de partidos, la erosión del acuerdo social y la imposición forzosa de la austeridad, junto con las políticas exteriores atlantistas– y ha proporcionado una oposición coherente tanto contra giro histórico de rearme de Alemania tras el inicio de la guerra de Ucrania, tal como quedo recogido en el discurso de Scholz pronunciado ante el Bundestag el 24 de febrero de 2022 (Zeitenwende), como contra las políticas de confinamiento y vacunación, a menudo paternalistas, puestas en marcha durante la pandemia. Sin embargo, el planteamiento de la BSW también adolece de una serie de problemas incurables.

En realidad, al yuxtaponer las instituciones «globalistas» a las nacionales, el contraprograma de Wagenknecht no ofrece más que un improbable retorno a la edad de oro del capitalismo. Rahtz reconoce para su crédito las «dificultades de intentar aumentar la competitividad industrial alemana [...] en el contexto de una economía mundial crónicamente debilitada», pero en su opinión estas dificultades son más prácticas que ideológicas. No se pregunta en primer lugar, si la «soberanía» o la «competencia industrial» deberían ser prioridades para los socialistas. Ambos conceptos, muy presentes en la obra de sociólogos como Wolfgang Streeck y Anthony Giddens, son dudosos desde un punto de vista marxista, ya que sustituyen el internacionalismo por el nacional-keynesianismo y la cooperación por la rivalidad capitalista. Además, si volver a un Estado de bienestar nacional inserto en las necesidades de una determinada formación social es difícil en un mundo en el que los flujos de capital y las relaciones productivas se han vuelto transnacionales, lo más probable es que este proyecto simplemente acabe produciendo una forma regresiva de política.

Wagenknecht ejemplifica este peligro. Su planteamiento específico en torno a la resoberanización ha suplantado la política de clase por la política de la nación. No es cierto, como afirma Rahtz, que la importancia de la migración para su programa político sea «a menudo exagerada», ni que «en sus discursos públicos se conceda una mínima importancia a esta cuestión». De hecho, Wagenknecht utiliza constantemente a los migrantes como chivos expiatorios, criticando la «apertura descontrolada de fronteras» de Merkel y exigiendo más deportaciones, más medidas enérgicas contra los traficantes, límites estrictos a las nuevas llegadas y topes a la asistencia social para los solicitantes de asilo. El lanzamiento de la BSW fue uno de los pocos momentos en los que se abstuvo de poner este tema en primer plano. Sin embargo, cuando los líderes estatales y federales celebraron una cumbre sobre migración en Berlín el mes pasado, Wagenknecht les atacó enérgicamente desde la derecha: «Hoy el mensaje enviado al mundo debería haber sido: Alemania está desbordada, Alemania no tiene más espacio, Alemania ya no está dispuesta a ser el destino número uno».

Los partidarios de Wagenknecht suponen que esta retórica ayudará a la BSW a recuperar el electorado que desertó de la izquierda para pasarse a Alternative für Deutschland (AfD). Pero esta narrativa no se ve respaldada por los datos. Aunque Die Linke perdió 400.000 votantes en favor de AfD en 2017, ese fue el año en el que logró su segundo mejor resultado electoral de la historia (9,2 por 100). Desde entonces, la situación ha cambiado. En 2021, cuando Die Linke solo obtuvo el 4,8 por 100 de los votos, solo perdió 90.000 votantes frente a AfD y más de un millón frente a los Verdes y el SPD. La mayoría de los estudios autorizados muestran que durante los próximos años Die Linke competirá principalmente con estos dos últimos partidos, mientras que es más probable que la BSW compita con AfD y, en cierta medida, con la CDU y el SPD.

En lugar de obtener su fuerza de antiguos izquierdistas, AfD ha recogido la mayor parte de su apoyo de partidos de derecha, además de movilizar a un gran número de abstencionistas. Si Wagenknecht se está apoderando de territorio hasta ahora en manos de AfD no es porque lo esté ganando para la izquierda, sino porque está reciclando los argumentos de la derecha nacionalista. Aunque su planteamiento atrae a un pequeño segmento del electorado que está a favor de la redistribución pero se opone a la diversidad, en realidad es más popular entre el grupo demográfico que se opone a ambas. En palabras de un estudio, Wagenknecht obtiene buenos resultados entre «quienes tienden a posicionarse más hacia la derecha socioculturalmente, se orientan más hacia el mercado y apoyan una política migratoria más restrictiva, ceteris paribus».

El wagenknechtismo es simplemente una nueva forma de bonapartismo, que busca representar a los sectores pasivos y reaccionarios de las clases baja y media

Una de los estudios recientes más completos sobre la estructura de clases y la opinión pública alemanas, realizado por Steffen Mau, Linus Westheuser y Thomas Lux, muestra que los trabajadores del sector industrial son, por término medio, más críticos con la migración que el resto de la población. Sin embargo, también se constata que este grupo se caracteriza por una importante «disensión intraclase», ya que más de un tercio no tiene ninguna actitud xenófoba y el resto se muestra más equívoco de lo que sugiere Wagenknecht al hablar de una clase obrera socialmente conservadora. Esto se aplica especialmente a las cuestiones de género y sexualidad, donde hay una clara mayoría progresista. Wagenknecht pasa por alto estos simples hechos. Rechaza el feminismo contemporáneo, la política queer y el antirracismo como los cotos de moda de una «izquierda de estilo de vida» a la que tacha de «pagada de sí misma, implicada en librar una guerra cultural cuyo único beneficiario es la derecha.

En algunas cuestiones, como el militarismo y la pandemia de la Covid-19, Wagenknecht se ha resistido al pensamiento de grupo de las élites y ha expresado su desacuerdo. Sus posiciones deben situarse, sin embargo, en el contexto de su concepción política general. Su negativa a alinearse con la OTAN no está motivada por un antiimperialismo de principio, sino que se justifica en virtud de la idea de que una mayor orientación hacia Rusia fortalecería la seguridad energética de Alemania y contribuiría a su reindustrialización. Wagenknecht es provinciana, no internacionalista, lo cual se puso en evidencia en los mítines contra la OTAN que ha ayudado a organizar en los que su núcleo más próximo, en particular su marido, el antiguo líder del SPD Oskar Lafontaine, no se mostraron preocupados por la participación en los mismos de simpatizantes de AfD.

Asimismo, la oposición de Wagenknecht a las políticas aplicadas por el gobierno alemán durante la pandemia es algo más que una defensa de las «libertades civiles», porque también refleja una actitud escéptica hacia la ciencia considerada en sí misma, que a menudo bordea el conspiracionismo, como sucede cuando se pronuncia sobre los riesgos de los efectos secundarios de las vacunas, etcétera, etcétera. Su crítica a los confinamientos, se comparta o no, se basa en un concepto reificado de «libertad» característico de la clase media, que lo procesa como un derecho individual en vez de como un proyecto social. Esta crítica emplea los tropos del populismo de derecha y no el discurso de la solidaridad.

Por último, Wagenknecht no sólo carece de «un movimiento social activo», como dice Rahtz, sino que tampoco cuenta con aliados de ningún tipo entre los sindicatos, incluidos los más activos de la izquierda. Otros líderes socialdemócratas de la esfera euroatlántica, desde Corbyn a Sanders o Iglesias, han intentado forjar lazos con el movimiento obrero, con mayor o menor éxito. Pero aunque Wagenknecht afirma preocuparse por los salarios y las condiciones de los trabajadores, muestra poco interés en las instituciones que luchan por mejorarlos, quizá porque formar alianzas con esas organizaciones colectivas chocaría con su estilo personalista, que opera de arriba abajo. La desafortunada verdad es que, despojado de estos compromisos, el wagenknechtismo es simplemente una nueva forma de bonapartismo, que busca representar a los sectores pasivos y reaccionarios de las clases baja y media.

Sidecar
Artículo original: Sovereign Virtues? publicado por Sidecar, blog de la New Left Review y traducido con permiso expreso por El Salto. Véase Joachim Jachnow, «¿Qué ha sido de los Verdes alemanes?», NLR 81.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Sidecar
Sidecar El mismo filo de la navaja: Starmer contra la izquierda
Desde el principio de su liderazgo, Starmer y su equipo decidieron confundir el apoyo acrítico a Israel con una postura ecuánime contra el antisemitismo para poder utilizar esta confusión como un arma con la que matar a la izquierda.
Sidecar
Sidecar Control de daños en la República Islámica de Irán
El Estado iraní se enfrenta a una plétora de contradicciones estructurales. La elección de Masoud Pezeshkian, un reformista, representa el modo elegido para intentar superar esta crisis múltiple.
Sidecar
Sidecar Victoria aplazada de la izquierda francesa
Al disolver la Asamblea Nacional, Macron, el 'enfant roi' del Elíseo ha roto sus juguetes y ha pedido a otros que los arreglen.
fllorentearrebola
29/12/2023 9:33

Ese rojipardismo caracterizado por aceleracionismo climático, racismo antimigrante, antifeminismo, y chovinismo imperial de la alemana se puede rastrear aquí en algunas de las posiciones y dirigentes del PSOE y en su sucursal oportunista de Sumar (muy específicamente entre los neoperonistas de Errejón y los del capitalismo verde) pero también entre algunos estalinistas encubiertos de izquierda hundida y pudimos. Achtung!!!

1
0
cuidaditoquevoy
26/12/2023 9:54

Las izquierdas europeas fuera de Francia son un desastre y un desierto, especialmente en Alemania. Doy la bienvenida a BSW.

0
1
Hodei Alcantara
Hodei Alcantara
25/12/2023 12:54

Querer defender los intereses de la clase trabajadora mediante un culto a la nación y la raza alemana es dividir a los trabajadores del país, ser profundamente racista e intolerante y obviar la explotación económica que sufren los pueblos del tercer mundo.
Gente como Sarah hacen un daño brital al socialismo y los que luchan por construir una sociedad más justa.

1
0
Narfio
24/12/2023 12:15

"En la década de 1990, Sarah Wagenknecht todavía era una pintoresca comunista estalinoide que defendía el legado de Walter Ulbricht"
He leído hasta aquí.
O sea, según el autor, antes era "estalinoide". Ahora es "afnoide" ...
Cuando viví en Alemania (en medio de esos dos "periodos"), era de lo poco que se salvaba en los debates en televisión.

1
1
Genocidio
Genocidio El Tribunal Penal Internacional emite orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
Más noticias
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.