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Residuos
La ciudadanía controlará los datos de olor de la macrodepuradora de Pinedo en València
“El hedor es insoportable”, afirma, rotunda, la presidenta de la Asociación de Vecinos y Vecinas (AVV) de Pinedo, Mónica Crespo, que ha compartido toda su vida junto a la macrodepuradora de este pueblo de València. En el barrio vecino de Natzaret, el portavoz de su asociación vecinal, Julio Moltó, no tiene claro de dónde viene la mala olor que les llega con frecuencia, porque están estrangulados por otras macroinfraestructuras: “¿Es el alcantarillado? ¿Son los vertidos que hace el Puerto de València? ¿Los camiones que pasan por el acceso sur al Puerto? ¿Están limpiando el depósito de algún barco? ¿Es la depuradora de Pinedo?”.
Todas estas dudas, esperan, se podrán resolver en unos meses gracias al lanzamiento de una aplicación móvil con el que el vecindario podrá enviar quejas por olor, lo que ayudará a tener un conocimiento científico y probado del impacto de la depuradora de Pinedo. Se presenta esta semana en las asociaciones vecinales de Pinedo y de Natzaret.
¿Cómo es vivir junto a la depuradora de Pinedo?
La depuradora de Pinedo recibe las aguas de toda la ciudad de València y su área metropolitana, es decir, la suciedad de alrededor de un millón y medio de personas. ¿Se imaginan vivir ahí? Más que “junto” a la instalación, viven “dentro” de ella, como dice Mónica Crespo: “Expropiaron casas para construirla, partiendo el Camí dels Anouers, de forma que una pared es la depuradora y otra, las casas”.
La depuradora de Pinedo recibe las aguas de toda la ciudad de València y su área metropolitana, es decir, la suciedad de alrededor de un millón y medio de personas
Desde su entrada en funcionamiento en el año 1981, la depuradora de Pinedo ha marcado profundamente la vida del vecindario. Crespo tiene 46 años, así que ha convivido con ella desde “siempre”. “Nos hemos acostumbrado al olor. Te das cuenta cuando te vas y vuelves”, observa. Ahora bien, hace una lista de detalles cotidianos en los que les afecta la infraestructura: “Cuando viene el buen tiempo, no puedes tener las ventanas abiertas y te obliga a tener aire acondicionado. A veces tienes que volver a lavar la ropa tendida, porque ha cogido un olor insoportable”.
También habla de cómo este impacto “influye en la forma de relacionarse con los vecinos” de Pinedo: “La gente casi no sale porque no apetece salir, así que se crea un malestar y un aislamiento dentro de las casas”. Además, supone burlas para los niños y niñas del pueblo: “Cuando dejan la escuela para ir al instituto a otra zona, muchas veces les dicen que los de Pinedo huelen mal”.
Mónica Crespo añade la agresión sufrida por los labradores en un pueblo eminentemente agrícola. Desde las expropiaciones de terrenos y casas de huerta en el momento de la construcción de la depuradora de Pinedo, hasta su expulsión porque “el hedor es insoportable” y hacía inviable su modo de vida; asegura que muchos antiguos agricultores tuvieron que dejar la casa y las tierras, sin posibilidad de venderlas ni alquilarlas por el olor, y marcharse a trabajar a la fábrica y a vivir a otro lado, abandonando la vivienda familiar. Hoy los campos cultivados que sobreviven sufren las consecuencias de la depuradora: “Muchas veces las cosechas se echan a perder por los gases que emite. Se ve sobre todo en las acelgas, que suelen ir todas a la basura porque el gas empapa las hojas y se quedan mustias”.
Hoy los campos cultivados que sobreviven sufren las consecuencias de la depuradora: “Muchas veces las cosechas se echan a perder por los gases que emite”
Además, vivir al lado de una macrodepuradora como la de Pinedo tiene impactos sobre la salud. Las molestias citadas ya tienen una incidencia sobre la salud mental, pero es que podría haber más. Mónica Crespo cuenta que sufre la enfermedad de Crohn y hay “mucha gente” de su generación en Pinedo con el mismo problema; esto, según le han comentado en el centro médico, “no es común”, por lo que una doctora trabaja en una investigación para dilucidar si estaría “asociado a los gases de la depuradora”.
“La depuradora de Pinedo va dentro del paquete del Plan Sur, a donde fueron todas las infraestructuras que no quería nadie en otras partes de la ciudad de València ni en su área metropolitana, como la ampliación sur del Puerto, la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) o Mercavalència”, zanja Moltó, a modo de denuncia.
Nuevas tecnologías para empujar a los responsables
La consultora Ambiente Et Odora está detrás de la aplicación con la que el vecindario espera resolver sus dudas, pero hay otras instituciones implicadas: Nasapp —facilita la app—, Science for Change —valida avisos—, la Asociación Mesura —trabaja con los datos obtenidos—, la Universitat Politècnica de València —generará el portal de transparencia para el vecindario y hará mapas de olor—, la Asociación Amigo —para difundir los resultados— y varios colectivos veicnales: la Confederació d’Associacions Veïnals de la Comunitat Valenciana (CAVE-COVA), la AVV de Pinedo y la AVV de Natzaret.
La aplicación de este sistema de uso ciudadano estaba en el pliego de la gestión de la depuradora de Pinedo que aprobó el pasado gobierno de izquierdas de València (Compromís y PSOE), de manera que el bipartito actual de PP y Vox ya se lo ha encontrado en marcha. El funcionamiento de la aplicación será sencillo para la ciudadanía vecina de la macrodepuradora, y la validación de las quejas de olor se hará científicamente, valorando la dirección del viento y otros aspectos que garanticen la veracidad del 'click' emitido. Según explica el ingeniero de Mesura que está en el proyecto, José Manuel Felisi, “a los cuatro o cinco avisos se considera episodio de mala olor y se envía a la planta”. En la depuradora de Pinedo hay un protocolo de comunicación que hace que su dirección sea “conocedora de las quejas, especialmente de las ciudadanas”.
“En unos meses tendremos unos primeros datos y, en un año, un mapa fiable del impacto con todas las condiciones climatológicas y de viento”
La información también llegará a la Asociación Mesura, que las trabajará para elaborar informes de impacto o mensuales. ¿Qué habrá que esperar para tener los primeros informes? “Para evaluar bien el sistema odorífero de una instalación mal gestionara, me gusta pasar por las cuatro estaciones. En unos meses tendremos unos primeros datos y, en un año, un mapa fiable del impacto con todas las condiciones climatológicas y de viento”, afirma Felisi.
Un diagnóstico transparente en manos de la ciudadanía
En todo caso, el ingeniero de la Asociación Mesura subraya que esta herramienta “no garantiza que resuelva nada, simplemente diagnostica”, pero augura que “tendrá impacto” porque demostrará con datos que las molestias “no son una intuición”: “Sabremos cuál es el problema real de Pinedo, cuántos días al año y a cuántas personas afecta. Es una acción concreta de acción y transformación”.
La herramienta será muy potente, ya que deja en manos de la ciudadanía la “observación y fiscalización la actividad empresarial o industrial de la depuradora”; con los datos extraídos, el equipo gestor conocerá “el impacto, las claves del olor y la inversión que tiene que hacer”.
Felisi asevera que “es injusto” que sea el vecindario quien tenga que notificar el impacto de la depuradora, cuando la empresa debería ser quien haga sus diagnósticos y los solvente
Felisi asevera que “es injusto” que sea el vecindario —que es, al mismo tiempo, el afectado— quien tenga que notificar el impacto de la depuradora, cuando la empresa debería ser quien haga sus diagnósticos y los solvente, ya que para ello contratan olfatometrías. Pero cuando nada cambia, es interesante subvertir el paradigma y darle el poder a la ciudadanía. Su “punto débil”, observa el ingeniero, sería que “el vecino se relajara y dejara de denunciar, porque la actividad dejaría de ser revisada”.
Los datos facilitados por la ciudadanía indicarán a la administración qué medidas tomar; está en el aire el redimensionamiento de la planta para hacerla más pequeña, ya que al ser tan grande, es prácticamente inevitable el problema de los olores. Ahora bien, Felisi se muestra escéptico de que los gestores hagan cambios: “Es lo mismo que pasa con otras instalaciones como macrovertederos o macrogranjas, los impactos en el entorno son mucho mayores, pero los costes económicos son mucho más baratos”.
En todo caso, cree que esta herramienta ciudadana, que la empodera y la hace dueña de una información que podrán hacer pública como quieran, será “un Caballo de Troya que tendrá dentro la Administración y que deberá gestionar”. Y es que, normalmente, estos datos están en manos de una consultora privada a la que pagan por hacer este trabajo, por lo que ofrecen la información de pasada en una jornada, “trampean los datos o los esconden” o los modelan para hacer “greenwashing”. “Con nosotros eso no pasará”, asegura.
La presidenta de la AVV de Pinedo, Mónica Crespo, espera que la iniciativa sirva para que “se ponga en marcha el proyecto del primer gobierno del Botànic de destinar dinero a la remodelación y adecuación de la depuradora” para que les “resten molestias”. Por su parte, Julio Moltó, de la AVV de Natzaret, espera que ayude a tejer redes entre los afectados por los macroproyectos del sur de València: “Puede servir para crear conciencia de que estamos en un territorio común damnificado por una serie de infraestructuras, que empeoran la calidad de vida del vecindario, y controlarlas”.