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Punk
Bizkaia y punk: mucho más de lo que te han contado
El punk de los 80 en Euskal Herria fue más que MCD, las Vulpess, La Polla Records, RIP, Kortatu o Eskorbuto. En pueblos y ciudades de toda Euskadi existió además toda una cara B de bandas que con el paso de los años quedarían olvidadas. Andoni Fernández Azkarai rescata ahora las historias de estos grupos en su libro Mierda de Bizkaia y sus grupos maqueteros.
El punk de los 80 en Euskal Herria fue más que MCD, las Vulpess, La Polla Records, RIP, Kortatu o Eskorbuto. En pueblos y ciudades de toda Euskadi existió además toda una cara B de bandas que con el paso de los años quedarían olvidadas.
Andoni Fernández Azkarai (Bilbao, 1983) ha dedicado los últimos cinco años a elaborar un libro, Mierda de Bizkaia y sus grupos maqueteros, que saca de su letargo a esos grupos que en su día quedaron a la sombra de otros mucho más conocidos. La investigación de Fernández Azkarai se ciñe, por cuestiones de practicidad, a las bandas que existieron en la provincia de Bizkaia desde finales de la década de 1970 y hasta 1989, y que nunca llegaron a grabar un lp.
A través de la historia de cada grupo, narrada por sus protagonistas en forma de entrevista, el libro explica la historia de toda una época. Pero no solo se cuenta la historia del punk bizkaíno de aquellos años, sino que también conforma un relato en primera persona (del plural) de un momento político y social muy particular.
El libro nos adentra en tiempos de desengaño; la muerte de Franco había llevado a la población una falsa esperanza de transición democrática, seguida por una victoria del PSOE (1982) que se vivió, según Fernández Azkarai, “como una traición a la clase trabajadora”.
Eran los tiempos de la reconversión industrial, la entrada en la OTAN, la guerra sucia con el plan Zona Especial Norte y la creación del GAL (Grupo Antiterrorista de Liberación)... Los llamados “años de plomo”. En lo económico, eran tiempos de paro, se venía de otra crisis del petróleo, de una desindustrialización que castigaba especialmente a una zona plagada de fábricas y puertos; eran tiempos de “desesperación, rabia y ansiedad en calles y hogares”.
Pero también fueron tiempos de autoorganización, de lucha, de okupación. De insumisión, de colectivos estudiantiles, feministas, de fanzines, de conciertos, de maquetas, “de anti-moda, imperdibles, chupas y escupitajos en un lugar hostil, gris y deprimente como era la ¡Mierda de Bizkaia!”.
¿Qué te lleva a excavar entre los restos de ese punk de Bizkaia tan desconocido para la mayoría?
Sentía que faltaba algo dentro de lo que sabíamos del punk de la década de 1980. Yo me he criado con todos los grupos punks de los años 80, para mí han sido un referente de toda la vida. Habiendo nacido en 1983, yo no he vivido esta época, pero siempre me he movido entre bandas, entre fanzines, en el underground, y hablando con amigos me di cuenta de que había muchas bandas de las que no sabíamos nada, detrás de esas bandas que tanto nos han flipado siempre, como MCD, había otras de las que no sabíamos nada. Alguna sí nos sonaba, pero esto era un caldo de cultivo enorme y no sabemos nada de esto. Hablándolo pensé que podíamos hacerlo nosotros mismos. Estaba convencido de que podíamos hacerlo, al ser nuestra pasión; tenemos esa pasión con la música, con el punk en este caso, me puse a ello hace cinco años y ha salido esto.
Tu libro es, en cierta forma, una historia desde dentro, ya que tú mismo has tocado en grupos de punk de Bilbao, aunque pertenezcas a una generación posterior...
Sí, sí, para mí es una historia de algo que me toca muy cerca. Y esto hay que hacerlo por amor al arte. He tocado en 28 Escupitajos, en Triple Zero y algún otro. Además, yo he estado muchos años militando en Irola Irratia, la radio libre de Bilbao. Ya para la radio me encargué de hacer un fanzine. Además he colaborado en varios fanzines de otras personas: entre otros el Zarata.
De 1977 a 1989. ¿Por qué escoges este periodo en concreto?
Para mí, escuchar a Kortatu, MCD y Vómito fue todo. Me abrieron a algo que yo no entendía, y me divertía muchísimo. Pero quería saber más de lo que no conocía de aquellos años. Como he crecido con esas bandas esa es la época que me interesaba. Hubiese incluido también a grupos de la década de 1990, pero había que acotar por alguna parte. Eran demasiadas bandas, demasiada información.
Leer tu libro es introducirse en todo lo que estaba ocurriendo en esos años en Euskadi, además no solo has entrevistado a personas que tocaban en grupos, sino que también cuentas con testimonios de personas que hacían fanzines, que organizaban eventos, gente que militaba en las okupas de aquel entonces, que trabajaba en bares en los que había conciertos... Y también has tirado mucho de hemeroteca, ¿no? De fanzines, del desaparecido suplemento del periódico Egin “Bat, bi hiru”...
Sí, entrevisté también a gente diversa que hacía cosas en la época, pues entiendo que la información cruda, veraz, iba a estar en ese tipo de testimonios, en los fanzines. Además he hecho mucho trabajo de hemeroteca, y sí, he visto mucho del “Bat, Bi Hiru” del Egin...
Tal y como tú mismo cuentas, “el papel de la policía y la infiltración de drogas fueron determinantes para que la heroína barriera una gran parte de esa juventud obligada a estar demasiado tiempo en la calle”. Imagino que a algunos de los protagonistas de la época no los habrás podido entrevistar porque ya no están...
Es un secreto a voces. La heroína. Una maravillosa labor que hizo la policía aquí para paralizar los movimientos sociales. Estamos hablando de una época en la que había mucha agitación social y era el estallido de todo, en los años 80. Había una efervescencia en el ambiente, fue entonces cuando se empezaron a crear muchas agrupaciones antimilitaristas, okupas, feministas, incluso las hinchadas de fútbol, era una forma de reunirse y de hacer cosas. Toda esta agitación política había que pararla; era una contestación al Estado, era la muerte de Franco, la traición de la Transición aquí... La gente estaba mucho en la calle. Había también mucho paro y muchas ganas de romper con toda la censura que había habido en el franquismo. También se dice que Euskal Herria ha sido siempre un laboratorio. Un laboratorio para experimentar, ya no solo con la droga, sino con las torturas y con infinidades de barbaridades que ha hecho la policía, la guardia civil y demás.
En ese momento, en el que algunos jóvenes se vuelcan en el punk, parece que las letras de la canción protesta de los cantautores vascos no bastan, no son suficiententemente rompedoras para lo que necesitaba la juventud de entonces...
Había que romper muchísimo más, muchísimo más. Se venía de un sitio en el que hablar tu propia lengua, el euskera, te llevaban detenido. Estaban en ese punto. Los más osados, los que osaban cantar en euskera, eran lo más revolucionario que había. Pero imagínate; un contexto de una persona sola con una guitarra. Era una cosa muy patriota, reivindicar nuestra tierra, nuestros derechos y nuestra lengua. Pero la juventud, o una gran parte de ella, necesitaba dar una patada a todo esto. Todos los que no se sentían patriotas, ni euskaldunes, la gran mayoría eran entonces castellano-parlantes, esto era Bizkaia. De las 64 entrevistas, tres solo fueron en euskera. Había ganas de romperlo mucho más, y con una guitarra acústica no les llegaba...
Con esa ruptura se sientan las bases para poder organizar cosas en lugares propios, se okupan espacios, comienza la autoorganización, siguiendo la consigna de Hazlo Tú Mismo o Do It Yourself...
Sin duda. Yo que he estado tantos años en Irola Irratia, sé que se okupó en el año 87 el lugar donde está, y sigue igual. Seguimos los mismos patrones que esta gente, en esa época, se inició. Seguimos en los mismos lugares, todo con la misma filosofía. Seguimos en los gaztetxes, seguimos con la distribución alternativa y en un montón de colectivos que se formaron en esta época.
Las letras del punk eran un poco cronistas de la realidad del momento, era quizás una forma de desahogarse de una situación difícil para los jóvenes y un desengaño que quizá en cierto modo no es tan distinto del que se pueda vivir ahora. En aquel entonces las canciones denunciaban cosas que hoy en día se siguen teniendo que reivindicar...
Efectivamente. Me decían en las entrevistas eso mismo, que es triste que en aquel entonces cantásemos, por ejemplo, por el aborto y que hoy en día sigamos aún con esas....
También se menciona en muchas entrevistas el servicio militar obligatorio, la mili, que interrumpía vidas y proyectos...
Eso fue una lacra, un secuestro que hacían a la juventud, obligado. Muchas de estas bandas se fueron al traste por la ruptura que provocaba la asquerosa mili.
Has entrevistado a unos cuantos grupos con mujeres entre sus miembros, aunque desde luego no fuesen una mayoría, sí que las había activas dentro del punk... ¿Qué presencia crees que tenían las identidades no identificadas como chicos cis hetero, es decir, mujeres, lesbianas, trans, chicos gays?
En el libro se recoge cierta naturalidad a la hora de hacer las cosas por parte de las chicas. Por ejemplo, entrevistando a un grupo de Durango, llamado Estupidofacientes, la baterista era una chica. Le pregunté que cómo se veía tocando un instrumento que parece que siempre está ocupado por chicos. Ella me decía que no le daba ninguna importancia, que tocaba la batería como podría cantar o tocar la guitarra o el bajo, que a ella le daba igual, y que sus referentes eran las Vulpess y otro grupo llamado Belladona.
En este sentido hay un grupo muy interesante que se llaman Tarratada, dos chicas. Les pusieron el nombre de Trikipunk porque hacían folclore vasco, mezclado con el punk, pero muy a su estilo. Era muy interesante e incluso han llegado a ser teloneras de muchas bandas importantes de aquí, de La Polla Records, de Hertzainak... Tocaban incluso versiones de ellos, pero con otros estilos: fandangos o ritmos tradicionales de aquí. Estas chicas le querían dar un toque político y feminista a lo que hacían. Salían vestidas de poxpoliñas, de vasquitas, pero con la ropa hecha por ellas, en un estilo muy provocador; en directo se sacaban las tetas, se morreaban....
Parece que ellas eran demasiado punks para el folk y demasiado folks para el punk... ¿A qué otro grupo destacarías? ¿Con cuál te quedas?
Por ejemplo, Primitivos. Una banda de aquí de Bilbao cuya forma de hacer las canciones me ha chocado mucho. No había un patrón como en otras bandas, estrofa, estribillo... Era una locura, marcaba el batería y con el feeling entre ellos iban haciendo los cambios. Las letras son historias basadas en cómics; hoy en día no se podría publicar una banda así. Podría citar muchos grupos, ha habido muchos que su calidad me ha sorprendido muchísimo, más imaginación, más frescura quizá que ahora.
¿Y algo que te haya sorprendido?
Era un poco lo que buscaba. Las anécdotas, los detalles, he disfrutado muchísimo. Algunos afinaban mordiendo el mástil del bajo o la guitarra utilizando esa vibración. Era supernormal robar micros de las iglesias. De las cabinas telefónicas arrancaban el teléfono y con un par de cables, metidos al loro de doble pletina, se enchufaba la guitarra española y así hacían un ampli.
¿Hoy en día, crees que el punk sigue siendo ese refugio, esa forma de canalizar lo que necesitan los jóvenes?
Para mí, el punk no ha muerto ni mucho menos; sigue habiendo muchísimas cosas, gente que organiza conciertos, sigue habiendo bandas, pero quizá sí que hemos perdido ese rollo tan primitivo. Antes tocaban estas bandas y se llenaba la plaza, se llenaba el gaztetxe, porque tampoco había más. Había unas ganas de hacer cosas y de ver cosas, que hoy en día... Es que hay tantos conciertos, y tantas cosas organizadas para el mismo día, el abanico es tan amplio, que está a la vez un poco difuso. Más que un refugio, es simplemente otra cosa más que hay, sin más.
Todo lo que cuentas es lo que estuvo a la sombra de esa etiqueta que inventaron, Rock Radical Vasco.
Los que aparecen en el libro no tiene nada que ver con eso... La etiqueta de RRV es algo que potenciaron, entre otros, Pablo Cabeza, que lo ha defendido siempre. Lo hicieron porque creían que un movimiento musical se apoyaría mucho mejor detrás de una etiqueta, como un fenómeno. Es mucho más fácil de mover así. Las bandas que aparecen en el libro no llegaron a entrar en esta categoría.
Ellos tampoco se identificaban con la etiqueta, ¿no? La rechazaban.
Les venía algo grande. Porque nunca se han visto aceptados ni por un sello, ni por una discográfica ni por nada. Y porque muchas ni siquiera tenían el plan de llegar a nada: lo hacían y punto.
¿Piensas que el punk de esa época influyó en la gente de a pie de Bizkaia?
Esa patada que dieron los punks entonces por supuesto que influyó y sigue influyendo. El hecho de que un gaztetxe esté ahora mismo celebrando su 11 aniversario, y que esté tan integrado, como las radios o como... Mi cuadrilla del barrio, que no tienen nada que ver con el punk, tienen muy asumido que hay otras alternativas, que existe toda una realidad, otras formas de hacer las cosas, y es gracias a esa patada, a esa conciencia política que luego cada uno se lleva a los barrios, a la organización dentro de los trabajos...
Este libro es una autoedición, ¿verdad? Aunque en la contraportada del libro aparece el logotipo de la distribuidora alternativa DDT y otro que indica “Ediciones Sin Gluten” y que me vas a explicar qué significa...
Es algo autoeditado en esencia. Esto de Ediciones Sin Gluten es una cosa que me he inventado yo, que soy celíaco. El del dibujo es mi padre [risas]. En cuanto a la distribuidora DDT, siempre me ha gustado la forma de funcionar de ellos, la distribución alternativa. El lp de mi grupo, 28 Escupitajos, lo sacamos con ellos, para mí es un foco de la cultura muy importante. Y más en este caso, yo que iba mucho a comprar fanzines y discos aquí, es para mí un gran referente de aquí de Bilbo.
¿También hay una parte que se puede escuchar, ¿no?
Sí, 35 años después he conseguido digitalizar en las instalaciones de Irola Irratia un montón de maquetas de las que editaron los grupos a los que entrevisto y las he publicado para que estén totalmente gratis en internet.
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Ya estamos con la conspiranoia de que la heroina la metio la GC para "destruir a la juventud vasca", base sin fundamento ninguno que sirvio a ETA de excusa para matar pequeños camellos y poner bombas en bares que no pagaban el impuesto como salvapatrias que son. Te aclaro en tu ignorancia que en europa operaban la mafia marsellesa y la turca con la heroina, y que esta llego a toda España, Europa e incluso USA, en Euskadi era facil por la proximidad de Irun, ya he oido esa mierda muchas veces, vivi esa epoca, y no habia un plan "oficial" de entrada aunque esta claro que policias corruptos la metian seguro en españa. Esta conspiranoia es una mezcla de ignorancia, politica, y creerse el ombligo del mundo. Una combinacion para desinformar y mantener los resentimientos.
Buen trabajo, pero como otros que he visto por ahí parece que solo se hacia punk en Bizkaia, y el reto de grupos maqueteros como aqui los llamas caen en el olvido.
Gozada totál!, me voy a pillar el libro hoy mismo.
Que maravilla que alguien recuerde y cite a los fantásticos Primitivos, que punto tan personal tenían.
Aún guardo una de sus maquetas originales con muchísimo cariño.
Enhorabuena por este libro, lo leeré con mucho gusto y añoranza.
Muchas gracias a todas las personas por vuestras palabras, se agradece mucho el interés. Os quería comentar que si alguien quiere alguna maqueta solo tiene que escribirnos a mierdadebizkaia@gmail.com y se las pasamos todas gratuitamente. Eskerrik asko!
Me a molado ke te akuerdes de los grupos b como dices tu peero parami son todos a molaria ke me pasases kanciones de los grupos de bizcaia menos konocidos si lees esto por k no se komo va internet buscame en Facebook
Si vas a esta web puedes escuchar y descargar un montón de grupos bizkaínos que ha dejado ahí el que ha escrito el libro!!! Vas pinchando en los discos y así escuchas todo.... https://mierdadebizkaia.bandcamp.com/
Muy bueno .me alegro que haiga esta. Buena. Gente en este sistema de mierda ya me conprare ese pedazo de historia.
. gracias de verdad
Buenisimo. Me ha encantado. Una gran labor recuperando una memoria importantisima de nuestro caracter reivindicativo, la lucha callejera, movimientos sociales, sindicales, feministas, antimilitaristas, ecologistas etc. Es necesario recuperar este latido, ya que un pueblo en movimiento es un pueblo que camina hacia la libertad.
A mi me parece que el punk (en EH) es un movimiento mitificado; no fue tanto ni llegó a tantos
jajajajaja,fue la ostiaaaaaaa,yo no lo cambio por nada.a mis 44 años añoro aquellos años y pagaria por volver a vivirlos.