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Poesía
Pensamiento, emoción, Bach y ‘muiñeira vella’: esto es Luísa Villalta
Luísa Villalta nació en A Coruña el 15 de julio de 1957 y falleció en la misma ciudad el 6 de marzo de 2004. Escritora, violinista, traductora, profesora y activista cultural gallega cultivó todos los géneros literarios (teatro, novela, ensayo y poesía). La Real Academia Galega le dedicará el Día das Letras Galegas, que tendrá lugar el próximo 17 de mayo: “Fue una escritora para hacernos pensar el mundo contemporáneo, a través de una obra marcada por el pensamiento apasionado, la búsqueda del rigor y también la exploración estilística. El cruce entre la poesía y la música es otro de los trazos definitorios de una autora reconocida sobre todo como poeta, pero que también cultivó con talento el teatro, la narrativa de ficción, el ensayo, el articulismo y la traducción”.
“Se o princípio foi a palabra, antes dela foi o son e, despois, o entendimento e transmisión da súa melodia. Eis a Música, que brota como o rio da existencia, e a Palabra, que interpreta o seu ritmo como unha danza ritual arredor do lume da intelixéncia. Eis a Poesia, palabra melódica”. Así comienza el prólogo, firmado por Luísa Villalta, que abre su primer libro de poemas, Música reservada (Ediciós del Castro, 1991), una obra donde “la palabra es energía en pensamiento”. “Pensar, pensar (...) / porque a razón é tráxica / como tráxico é calquer fin último”.
Después llega Ruído (Espiral Maior, 1995), el segundo poemario: “Mientras la música se prolonga en ecos interminables abriéndole las puertas al infinito, el ruido es por sí mismo un astro estallado cuyas partículas caen a toda velocidad y se desintegran de pronto, para ser siempre otra cosa, en otro lugar, con otro valor”, recoge en el prólogo. “Cualquiera que fuera el principio de todo, lo único seguro es que produjo un ruido”, escribe la poeta de la Ciudad Alta en el ensayo O outro lado da música, a poesía (Edicións A Nosa Terra, 1999).
O outro lado da música, a poesía
“Cuando pienso en Luísa Villalta hoy en día la veo cómo una mujer renacentista”, afirma su amiga, la escritora y docente Marga do Val (Marga Romero Lorenzo), en una conversación en el piso superior de la librería Couceiro, en Santiago de Compostela, donde confiesa que no recuerda con exactitud el instante en el que conoció a la autora homenajeada en el Día das Letras Galegas de este 2024, ya que es como si formara parte de su vida desde su toma de conciencia como gallega y como escritora. Además, destaca que Villalta adoraba el arte en general, y la relacionaba con el saber y con su manera de estar en el mundo, vinculando tanto poesía con música, fotografía o teatro.
Para el investigador, profesor y crítico literario Armando Requeixo, responsable de la edición de Pensar é escuro, Poesía reunida (1991-2004) (Galaxia, 2023), Luísa Villalta es una poeta y una escritora que no se entiende sin el curso del mundo musical: “La literatura y la música eran sus grandes pasiones y desde la primera hora las fundió y las trasfundió”. “Esto podemos verlo a lo largo de su trayectoria literaria, pero también en otras facetas como es la actividad propiamente profesional desde lo musical”, explica en una entrevista en el Centro Ramón Piñeiro, en Santiago de Compostela, del cual, además de investigador, también es secretario. Requeixo incide en que precisamente algunos de los primeros escritos que Villalta publica en su vida son textos alrededor de la relación entre música y poesía, como pueden ser A música como arte (La Voz de Galicia, 1982); A língua do son y Música observada, conservada e reservada, ambos de 1987, el primero en Luzes de Galicia y el segundo en Grial.
“Es maravilloso a donde llega cuando describe lo que puede ser una muiñeira en la obra de Rosalía o de Manuel Antonio, y eso lo hace muy bien porque ella también establecía ese tipo de vinculaciones en su obra”, explica Marga do Val
“El otro lado de la música, la poesía, debería estar en todos los institutos y no está, debería ser una referencia fundamental en todos los trabajos de crítica o ensayo literario y no está”, denuncia el músico, escritor, actor y docente Xurxo Souto en el Auditorio del Conservatorio de Música de Compostela, que este año acaba de publicar Somos un pobo de artistas. O método Luísa Villalta (Xerais, 2024). El ensayo de la poeta coruñesa es, desde la perspectiva de Souto, un punto de inflexión en la historia de la crítica literaria gallega y en la historia de la música gallega, donde reivindica la esencial relación entre música y poesía. “En la primera parte nos explica cómo todo está codificado por los griegos y en la segunda nos cuenta la historia de la literatura gallega en clave musical”, aclara, concretando que Villalta concebía el sonido y la poesía como dos formas retóricas del propio sonido. “Ella denuncia que con la aparición de la imprenta la poesía quedó relegada a la escritura poética que se puede leer en silencio, considerando que esa era toda la poesía”, subraya. Por otra parte, Marga do Val indica que en esta obra Luísa le da la mano a la tradición cultural y a la tradición popular: “Es maravilloso a donde llega cuando describe lo que puede ser una muiñeira en la obra de Rosalía o de Manuel Antonio, y eso lo hace muy bien porque ella también establecía ese tipo de vinculaciones en su obra”.
Música reservada y Ruído
En palabras de Requeixo, para Luísa Villalta la música y la poesía nacen de la misma fuente. El inicio del universo humanizado es el sonido, y ese sonido se extiende en dos grandes cosmos: el de la palabra y el de la música: “Esos dos inmensos territorios se buscan siempre en una reciprocidad que no se entiende si no se comprende que son uno todo y que uno sin lo otro no tiene sentido”, señala. “Y eso es probablemente lo que quiso hacer desde Música reservada”. “Desde la armonía, la amplitud, la música más acabada, más esférica, se pasa a ese otro espacio de sonido también musical que es el Ruído, que es lo que nos deja en su segundo poemario”, relaciona el crítico.
Ahondando en su primer libro de poemas, Música reservada, Xurxo Souto destaca que estamos ante una obra en la que existe una necesidad de crear una música propia que salga de los cánones, pero que dialogue con esos propios cánones. Con todo, “en la conexión con la realidad no es todo armonía, no es todo la música de las esferas, no es todo perfección formal, llega el Ruído, el malestar”, conecta Souto con la segunda creación poética de Villalta. En relación con esta, Marga do Val opina que aquí está, a lo mejor, el testamento poético de Luísa: “Ese decir, ¿esto es también una mujer que resiste o habrá poesía en que salvar-se?”, ahonda. “Hay una serie de versos que nos hablan de la Luísa que está creciendo como poeta, y ese crecer como poeta hace que se aleje un poco de ella misma”. “Es su máxima unidad entre la música y la poesía”, aclara.
Música reservada y Ruído son los primeros poemarios de Villalta. “Entre ambos, está el silencio, que es muy importante también en la poesía y en la escritura en general de Luísa. Ella tiene también de alguna manera una poética del silencio”, dice Armando Requeixo
Además, como amiga y conocedora del empecinamiento por la perfección de la futura homenajeada en el Día das Letras Galegas de este año 2024, Marga do Val recuerda que cuando Villalta le dio un ejemplar de la primera edición de Ruído, iba corregido a mano, por ella misma, una errata en una letra griega. “Corrigió a mano todos los ejemplares de las suscriptoras y de los suscriptores de Espiral Maior. Este es un ejemplo de cómo cuidaba y mimaba sus libros”, resalta.
Música reservada y Ruído, así tituló Luísa Villalta sus primeros poemarios. “En medio, entre ambos, está el silencio, que es muy importante también en la poesía y en la escritura en general de Luísa. Ella tiene también de alguna manera una poética del silencio”, reflexiona Armando Requeixo. “Ese silencio es el contraste necesario para que entendamos la producción del no silencio, es decir, del sonido, es la amalgama para comprender toda esta escritura y otra que produjo a lo largo de su vida”, añade.
O terceiro son
Al final de Ruído, Luísa Villalta hace referencia al “tercer sonido”. Tal como recuerda Requeixo, en sentido más lineal, alude a una realidad de un intérprete que era capaz de crear música en un instrumento que no producía un sonido primario sino un sonido secundario, incluso un tercero sonido resultante. “De esta manera, ella utiliza esa metáfora para explicar, según mi modo de ver, cuál es su visión integral del todo, del mundo de la creación y también de su propia vida. Entre la armonía, la música, la música reservada si se quiere también, y la disonancia y caos, lo fragmentario, lo no armónico que es el ruido, entre esos dos extremos está la posibilidad de ese tercero sonido, que sería justamente la fusión y creación de un espacio que los reunieran como polos en un todo autoconsistente que es la propia vida sensitiva, la vida artística”. “Esa creo que es la gran lección filosófico-poético-musical de Luísa: hay que procurar una vida en plenitud, una vida sensible en lo artístico y eso está catalizado a través de esa tercera vía, de ese tercer sonido”, añade.
En opinión de Xurxo Souto, ese tercer sonido no es otro que la “pura emoción”: “Luísa Villalta nos lleva hacia ese mundo del sonido, hacia ese mundo de la plenitud, hacia ese mundo de la vibración cósmica porque Luísa fue una auténtica revolucionaria”, defiende, “una mujer absolutamente apasionada y plena que desde la percepción formal transmitió la revolución”.
Regresa a la mente de Souto una conversación que tuvo con la poeta en el programa A tropa da tralla, que dirigía en Radio Coruña, al que Villalta acudió varias veces. En una ocasión, la autora contó una anécdota que le había acontecido al final de una actuación con el grupo Escaino, compuesto por ella, Luísa Villalta, Juan Fernán Vello, Paulino Pereiro y Xosé Luis Pereiro: “Un señor mayor que tocaba el violín con solo dos cuerdas montó la revolución de la emoción allí, y al finalizar dijo: qué bonito sería saber tocar el violín”. “Luísa comentaba que le dio una gran lección, porque ella tenía la técnica y lo académico, y el señor no tenía nada de técnica pero toda la emoción”.
Bach y Hildegard von Bingen
Bach era uno de los compositores favoritos de la poeta de la Ciudad Alta. “Ella amaba a Bach, era un compañero inseparable y una inspiración y, de alguna manera, también podemos decir que Luísa es la poeta de Bach”, confiesa Requeixo. En ese sentido, Marga do Val comenta: “Recuerdo llamarla cuando estuve la primera vez en Leipzig, en la iglesia donde está enterrado Bach, y mandarle una fotografía, porque le emocionaba mucho las Sarabandas de Bach”. La escritora también menciona la especial vinculación que Villalta tenía con Hildegard von Bingen: “Yo viví en la zona de Bingen, y conocí Disibodember donde ella entró con siete u ocho años”. “A mí me gustaba muchísimo hablar con Luísa de Hildegard, porque fue algo que nos unió, como yo vivía allí y a ella le gustaba mucho sus sinfonías, le hablaba de sus visiones, de los libros que había escrito y de esa lengua que inventó, porque debió ser de las primeras personas en el mundo que inventó una lengua desconocida”.
“Perfección formal absoluta, pasión y olor popular. Esa síntesis es muy difícil de hacerla, pero ella lo consiguió”, sostiene Xurxo Souto
Ante la pregunta alrededor de la música que podría ser Luísa Villalta, Xurxo Souto señala bien alto y claro: “Una muiñeira vieja berghantiñá”. “También podía ser una obra de Béla Bartók y, sobre todo, cualquier obra referida a la música de las esferas de Bach”. Y remata: “Bach y muiñeira vieja, eso es Luísa Villalta. Perfección formal absoluta, pasión y olor popular. Esa síntesis es muy difícil de hacer pero ella lo consiguió”.
Poesía
Pensamento, emoción, Bach e muiñeira vella: isto é Luísa Villalta
“Se o princípio foi a palabra, antes dela foi o son e, despois, o entendimento e transmisión da súa melodia. Eis a Música, que brota como o rio da existencia, e a Palabra, que interpreta o seu ritmo como unha danza ritual arredor do lume da intelixéncia. Eis a Poesia, palabra melódica”. Así comeza o prólogo, asinado por Luísa Villalta (A Coruña, 1957-2004), que abre o seu primeiro libro de poemas, Música reservada (Ediciós do Castro, 1991), unha obra onde “a palabra é enerxia en pensamento”. “Pensar, pensar (...) / porque a razón é tráxica / como tráxico é calquer fin último”. Despois chega Ruído (Espiral Maior, 1995), o segundo poemario: “mentres a música se prolonga en ecos interminábeis abrindo-lle portas ao infinito, o ruído é por si mesmo un astro estourado cuxas partículas caen a toda velocidade e se desintegran de súpeto, para ser sempre outra cousa, noutro lugar, con outro valor”, recolle no prólogo. “Calquera que fose o principio de todo, o único seguro é que produciu un ruído”, escribe a poeta da Cidade Alta no ensaio O outro lado da música, a poesía (Edicións A Nosa Terra, 1999).
Galego
Lingua As mulleres que merecen as Letras Galegas
O outro lado da música, a poesía
“Cando penso en Luísa Villalta hoxe en día véxoa como unha muller renacentista”, afirma a súa amiga, a escritora e docente Marga do Val (Marga Romero Lorenzo), nunha conversa no andar superior da libraría Couceiro, en Compostela, onde confesa que non lembra con exactitude o instante no que coñeceu á autora homenaxeada no Día das Letras Galegas deste 2024, xa que é como se formara parte da súa vida desde a súa toma de conciencia como galega e como escritora. Ademais, salienta que Villalta adoraba a arte en xeral, e relacionábaa co saber e coa súa maneira de estar no mundo, vinculando tanto poesía con música, fotografía ou teatro.
Para o investigador, profesor e crítico literario Armando Requeixo, responsable da edición de Pensar é escuro, Poesía reunida (1991-2004) (Galaxia, 2023), Luísa Villalta é unha poeta e unha escritora que non se entende sen o curso do mundo musical. “A literatura e a música eran as súas grandes paixóns e desde a primeira hora fundiunas e transfundiunas”. “Isto podemos velo ao longo da súa traxectoria literaria, pero tamén noutras facetas como é a actividade propiamente profesional desde o musical”, explica nunha entrevista no Centro Ramón Piñeiro, en Compostela, do cal, alén de investigador, tamén é secretario. Requeixo incide en que precisamente algúns dos primeiros escritos que Villalta publica na súa vida son textos arredor da relación entre música e poesía, como poden ser A música como arte (La Voz de Galicia, 1982); A língua do son e Música observada, conservada e reservada, ambos de 1987, o primeiro en Luzes de Galicia e o segundo en Grial.
“É marabilloso a onde chega cando describe o que pode ser unha muiñeira na obra de Rosalía ou de Manuel Antonio, e iso faino moi ben porque ela tamén establecía ese tipo de vinculacións na súa obra”, explica Marga do Val
“O outro lado da música, a poesía debería estar en todos os institutos e non está, debería ser unha referencia fundamental en todos os traballos de crítica ou ensaio literario e non está”, denuncia o músico, escritor, actor e docente Xurxo Souto no Auditorio do Conservatorio de Música de Compostela, que este ano vén de publicar Somos un pobo de artistas. O método Luísa Villalta (Xerais, 2024). O ensaio da poeta coruñesa é, desde a perspectiva de Souto, un punto de inflexión na historia da crítica literaria galega e na historia da música galega, onde reivindica a esencial relación entre música e poesía. “Na primeira parte explícanos como todo está codificado polos gregos e na segunda cóntanos a historia da literatura galega en clave musical”, aclara, concretando que Villalta concibía o son e a poesía como dúas formas retóricas do propio son. “Ela denuncia que coa aparición da imprenta a poesía quedou relegada á escrita poética que se pode ler en silencio, considerando que esa era toda a poesía”, subliña. Por outra banda, Marga do Val indica que nesta obra Luísa dálle a man á tradición cultural e á tradición popular: “É marabilloso a onde chega cando describe o que pode ser unha muiñeira na obra de Rosalía ou de Manuel Antonio, e iso faino moi ben porque ela tamén establecía ese tipo de vinculacións na súa obra”.
Música reservada e Ruído
En palabras de Requeixo, para Luísa Villalta a música e a poesía nacen da mesma fonte. O inicio do universo humanizado é o son, e ese son esténdese en dous grandes cosmos: o da palabra e o da música: “Eses dous inmensos territorios procúranse sempre nunha reciprocidade que non se entende se non se comprende que son un todo e que un sen o outro non ten sentido”, sinala. “E iso é probablemente o que quixo facer desde Música reservada”. “Desde a harmonía, a amplitude, a música máis acabada, máis esférica, pásase a ese outro espazo de son tamén musical que é o Ruído, que é o que nos deita no seu segundo poemario”, relaciona o crítico.
Afondando no seu primeiro libro de poemas, Música reservada, Xurxo Souto destaca que estamos ante unha obra na que existe unha necesidade de crear unha música propia que saia dos canons, pero que dialogue con eses propios canons. Con todo, “na conexión coa realidade non é todo harmonía, non é todo a música das esferas, non é todo perfección formal, chega o Ruído, o desacougo”, conecta Souto coa segunda creación poética de Villalta. En relación con esta, Marga do Val opina que aquí está, se cadra, o testamento poético de Luísa: “Ese dicir, isto é tamén unha muller que resiste ou haberá poesia en que salvar-se?”, profunda. “Hai unha serie de versos que nos falan da Luísa que está crecendo como poeta, e ese crecer como poeta fai que se afaste un pouco dela mesma”. “É súa máxima unidade entre a música e a poesía”, aclara.
Música reservada e Ruído son primeiros poemarios de Villalta. “Entre ambos, está o silencio, que é moi importante tamén na poesía e na escrita en xeral de Luísa. Ela ten tamén dalgún xeito unha poética do silencio”, di Armando Requeixo
Ademais, como amiga e coñecedora de teimosía pola perfección da futura homenaxeada no Día das Letras Galegas deste 2024, Marga do Val recorda que cando Villalta lle deu un exemplar da primeira edición de Ruído, ía corrixida a man, por ela mesma, unha gralla nunha letra grega. “Corrixiu a man todos os exemplares das subscritoras e dos subscritores de Espiral Maior. Este é un exemplo de como coidaba e mimaba os seus libros”, resalta.
Música reservada e Ruído, así titulou Luísa Villalta os seus primeiros poemarios. “No medio, entre ambos, está o silencio, que é moi importante tamén na poesía e na escrita en xeral de Luísa. Ela ten tamén dalgún xeito unha poética do silencio”, reflexiona Armando Requeixo. “Ese silencio é o contraste necesario para que entendamos a produción do non silencio, é dicir, do son, é a amalgama para comprender toda esta escrita e outra que produciu ao longo da súa vida”, engade.
O terceiro son
Ao remate de Ruído, Luísa Villalta fai referencia ao “terceiro sonido”. Tal como lembra Requeixo, en sentido máis lineal, alude a unha realidade dun intérprete que era capaz de crear música nun instrumento que non producía un son primario senón un son secundario, mesmo un terceiro son resultante. Dese xeito, “ela utiliza esa metáfora para explicar, segundo o meu modo de ver, cal é a súa visión integral do todo, do mundo da creación e tamén da súa propia vida. Entre a harmonía, a música, a música reservada se se quere tamén, e a disonancia e caos, o fragmentario, o non harmónico que é o ruído, entre eses dous extremos está a posibilidade dese terceiro son, que sería xustamente a fusión e creación dun espazo que os reunisen como polos nun todo autoconsistente que é a propia vida sensitiva, a vida artística”. “Esa creo que é a gran lección filosófico-poético-musical de Luísa: hai que procurar unha vida en plenitude, unha vida sensible no artístico e iso está catalizado a través desa terceira vía, dese terceiro son”, engade.
En opinión de Xurxo Souto, ese terceiro son non é outro que a “pura emoción”: “Luísa Villalta lévanos cara a ese mundo do son, cara a ese mundo da plenitude, cara a ese mundo da vibración cósmica porque Luísa foi unha auténtica revolucionaria”, defende, “unha muller absolutamente apaixonada e plena que desde a percepción formal transmitiu a revolución”. Regresa á mente de Souto unha conversa que tivera coa poeta no programa A tropa da tralla, que dirixía en Radio Coruña, ao que Villalta acudiu varias veces. Nunha ocasión a autora contou unha anécdota que lle acontecera ao remate dunha actuación co grupo Escaino, composto por ela, Luísa Villalta, Juan Fernán Vello, Paulino Pereiro e Xosé Luís Pereiro: “Un señor maior que tocaba o violín con só dúas cordas montou a revolución da emoción alí, e ao finalizar dixo: que bonito sería saber tocar o violín”. “Luísa comentaba que lle deu unha gran lección, porque ela tiña a técnica e o académico, e o señor non tiña nada de técnica pero toda a emoción”.
Bach e Hildegard von Bingen
Bach era un dos compositores favoritos da poeta da Cidade Alta. “Ela amaba a Bach, era un compañeiro inseparable e unha inspiración e, dalgún xeito, tamén podemos dicir que Luísa é a poeta de Bach”, confesa Requeixo. Nese senso, Marga do Val comenta: “Recordo chamala cando estiven a primeira vez en Leipzig, na igrexa onde está enterrado Bach, e mandarlle unha fotografía, porque emocionáballe moito as Sarabandas de Bach”. A escritora tamén menciona a especial vinculación que Villalta tiña con Hildegard von Bingen: “Eu vivín na zona de Bingen, e coñecín Disibodember onde ela entrou con 7 ou 8 anos”. “A min gustábame moitísimo falar con Luísa de Hildegard, porque foi algo que nos uniu, como eu vivía alí e a ela lle gustaba moito as súas sinfonías, faláballe das súas visións, dos libros que escribira e desa lingua que inventou, porque debeu ser das primeiras persoas no mundo que inventou unha lingua descoñecida”.
“Perfección formal absoluta, paixón e cheiro popular. Esa síntese é moi difícil de facer pero ela conseguiuno”, sostén Xurxo Souto
Ante a pregunta arredor da música que podería ser Luísa Villalta, Xurxo Souto sinala ben alto e claro: “Unha muiñeira vella berghantiñá”. “Tamén podía ser unha obra de Béla Bartók e, sobre todo, calquera obra referida á música das esferas de Bach”. E remata: “Bach e muiñeira vella, iso é Luísa Villalta. Perfección formal absoluta, paixón e cheiro popular. Esa síntese é moi difícil de facer pero ela conseguiuno”.