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Poesía
Diana García: “La belleza no es lo bonito, debe ser algo turbador, que te cambie la vida”
Diana García Bujarrabal escribe una poesía fresca –pero clásica– con la que enhebra los conceptos de verdad, utilidad y belleza, una cierta preocupación ecológica y el enojo que le provoca el ninguneo a las mujeres en la literatura.
Diana García Bujarrabal (Madrid, 1980) es licenciada en Periodismo y Sociología. Participa en talleres, recitales y revistas literarias especialmente en Madrid, donde reside.
Su poesía fresca, que aúna la profundidad de la tradición y una sutil ligereza, ha sido recogida en diversas antologías, como la plaquette colectiva Trilogía PEZ (Ediciones Deliciosas, 2012), Esto no
rima. Antología de poesía indignada (Origami, 2012), y En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis (Bartleby Editores, 2014).
Su primer poemario, Por este suelo a piel, se publicó en 2016 en Tigres de Papel.
¿Cómo llegaste al mundo de la poesía? ¿Fue una vocación temprana o un descubrimiento posterior?
Yo he escrito desde muy pequeña, no tenía ninguna prisa por editar un libro. Porque quería hacer un libro con el que estuviera conforme yo misma. Pero aún así siempre he escrito poesía desde muy pequeña.
Probablemente, uno de los recuerdos más conscientes que tenga yo de haber empezado a escribir poesía fue al ver unos dibujos animados, Ana de las tejas verdes, y como la protagonista, en un momento dado escribía pensé: “Esto es lo que yo quiero hacer”.
También al ser mi madre profesora de literatura, siempre tuve acceso a la literatura. En EGB, además, coincidí con un profesor al que le agradezco mucho porque me puso como deberes escribir un poema al día y bueno, también quedan ahí escritos mis poemas.
No soy prolífica pero escribo mucho. Estuve muy desvinculada del mundo editorial hasta que me inscribí a un taller de literatura de Ana Rosetti, que además era de las pocas autoras mujeres que encontré con el canon.
Sí, hay que conocer los mundos editoriales.
A mí me dio alguna angustia el conocer el propio mundo editorial y literario. Tiene, como todos los mundos, sus propias miserias y yo lo tenía algo idealizado. Y como, para mí, la poesía siempre había sido algo muy mío, incluso al margen del fenómeno comercial, y eso te puede crear ciertos problemas ya que solo quieres realmente escribir.
Pero yo no tenía ninguna prisa, así que fue un poco como surgió.
El poemario tiene un aire muy fresco.
Me gusta que me digas eso porque yo siempre me considero demasiado clásica [risas].
Creo que es bastante ligero aunque al mismo tiempo toca temas que realmente pellizcan.
Lo que sí tienen es una influencia quizá del teatro o de mis experiencias como actriz. De hecho, creo que es bastante relevante en este poemario.
El poemario bebe bastante de autores como Caballero Bonald, Ana Rosetti y Chantal Maillard.
Yo no sé responder muy bien a esto, me lo pregunto muchas veces. A Caballero Bonald le he leído muy poco pero quizá el parecido vaya en una línea más de Juan Carlos Mestre al que sí es verdad que tengo más controlado. Sí que creo que es un libro emparentado quizá con Chantal Maillard en el sentido de que es un libro filosófico, porque conecto mucho con las preguntas que hace.
Y, claro, por supuesto, de entrada para mí Ana Rosetti es, ante todo, una amiga.
Me da la sensación de que en el poemario también están presentes la vida urbanita y Madrid, así como los problemas y situaciones que se dan en las ciudades, sobre todo el tema de la contaminación.
No creo que sea intencional, sin embargo es cierto que yo escribo desde mi realidad así que es normal que salga Madrid. Y es verdad que la poesía social es necesario escribirla desde la afectación, en general creo que la poesía necesita escribirse así. Se habla mucho del concepto de verdad, y creo que es un concepto muy escurridizo y complicado.
Tú lo mencionas bastante en el libro, de hecho hay una parte del poemario dedicada a este concepto.
Es cierto, y sobre todo porque forma parte del triple filtro socrático que me vino a posteriori como manera de organizar mis textos.
Por eso están organizados de esta forma: Verdad, Utilidad, Belleza.
Exactamente, me parece una buena guía para la existencia y una buena guía para organizar la escritura.
Además, es un poemario adscrito a un momento muy concreto, que escribo antes de ser madre, y justo a las puertas de una crisis total. Un libro de enfrentamiento ante la vida.
Yo había interpretado el filtro socrático también como una manera de denuncia social, la Verdad como referencia al pasar de los días, a esa pesadez, incluso a la soledad de nuestro tiempo. Utilidad a la referencia que haces a los números o el papel de las mujeres pero que aún vuelve a la importancia de escribir, y finalmente la Belleza como la vuelta de todo esto como quizá la única cosa que puede salvar todo lo anterior, todo lo demás.
Sí, porque aunque otro de los temas más presentes en el libro es el lenguaje, a la hora de enfrentarme a él lo hago mediante esas tres vertientes que son las que realmente me confrontan.
Por ejemplo, cuando hablo de la piel y del cuerpo me refiero a eso, porque es cierto que la verdad como concepto puede ser muy escurridizo pero hay cosas ciertas: el dolor de la gente, el cuerpo y eso lo expreso con esa metáfora.
En Utilidad meto toda la parte social –aunque esta atraviesa todo el libro– y reivindico la propia utilidad del lenguaje y de la poesía para llevar esto a término. Además de la necesidad de posicionarse ante eso.
Por otra parte, también quiero decir que la belleza no es lo bonito, a mi juicio debe ser algo turbador, algo que te cambie la vida. Lo bonito es bonito, es estética. Y al final la belleza termina resumiendo todo y, ya que la belleza engloba la verdad y la utilidad, son tres patas de la misma mesa.
Por otra parte, no solo metes este tipo de temas sociales derivados de la ciudad, sino que también aludes a temas ecologistas.
Creo que sí, y de una manera completamente inconsciente. Supongo que son temas a desarrollar también y que espero hacerlo con el tiempo porque en el poemario quedan esbozados.
Recuerdo que, cuando estudiaba sociología, estaba fascinada por los grandes sistemas como el marxismo y recuerdo leer que las grandes revoluciones del siglo XX eran el ecologismo y el feminismo. Es verdad que al principio no me atraían tanto, sin embargo ahora sí que lo veo más claro: son transversales y globales y no violentas y quizá alguna de esas ideas quede reflejada en el poemario.
Al final, está todo relacionado.
De alguna manera sí, por ejemplo en “Alumbramiento” que escribí después de enterarme de que una amiga que había tenido dificultades para quedarse embarazada finalmente lo lograba. Así que de, alguna manera, era un canto a la vida, a la creación esta vez desde el propio cuerpo de la mujer.
También en el poemario aludes a un cierto feminismo reivindicando el propio cuerpo femenino.
Uno de los ejes de contraposición entre el cuerpo y la piel lo enlazo con la cuestión de la verdad. Así que, efectivamente, de alguna manera sí que reivindico el cuerpo de la mujer frente al discurso tradicional. Además, también soy hija de mi tiempo, en 2011, cuando se escribió el poemario, estas cuestiones ya estaban encima de la mesa, y yo escribo desde mi realidad.
Sin embargo, creo que lo he hecho de forma inconsciente y que ahora sí que estoy más metida en este tipo de problemáticas así que al final me parece otro tema a desarrollar en mis próximos poemarios.
Entonces tienes pensado en escribir ya algún poemario.
Escribo, y sí tengo algunas cosas. Pero como no escribo pensando en el libro, sí que puedo decirte que los poemas que estoy escribiendo ahora se relacionan más con una temática más intimista, tienen menos cabida para lo social y que tiene que ver también con mi descubrimiento de mujeres autoras a las que yo había leído muy poco.
Porque es verdad que, por ejemplo, en mi casa había bastante acceso a la literatura pero poquísimos libros escritos por mujeres.
Y es cierto que pienso mucho en ello porque creo que, de alguna forma, nos han hurtado ese conocimiento sobre las autoras. Te voy a dar un ejemplo: Paca Aguirre es muy poco conocida pero es maravillosa.
¿Tienes más proyectos en el mundo de la literatura?
Sí, precisamente estoy en un proyecto llamado Genialogías que es una asociación de mujeres poetas en la que estamos reeditando poemarios de estas poetas que son difíciles de encontrar y son grandes poemarios. De Paca hemos editado “Ítaca”.
Así que estás en un proyecto para sacar a mujeres poetas a la luz.
Y también para tejer redes de solidaridad entre nosotras y establecer lazos. Además de denunciar situaciones machistas dentro del mundo literario, como la polémica que hubo a raíz de las declaraciones de Chus Visor, y sobre todo para aportar y crear entre nosotras y lograr quizá tener un cierto contrapoder que nos permita salir de ese círculo.