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Pista de aterrizaje
“El humor también te revuelve las tripas y despierta conciencia”
Clara te canta, te baila, te hace vídeos, te dibuja cómics, te borda y lo que haga falta. Con letras tan sugerentes como “es usted superamable pero no quiero más fotos de su polla”, en sus conciertos lo da todo a un público que ríe y baila sin parar. “Chamberí, Madrid, para todas ustedes, Clara te canta”.
Haces música, humor, eres mujer, ¿cada cuánto recibes mansplaining?
Todos los días. Cuando empecé a tocar en conciertos con más continuidad me daba cuenta de que pasaba una tensión terrible en las pruebas de sonido. Empiezan a explicarte cómo van tus instrumentos, no te hablan a ti y hablan a quien te viene a acompañar si es un tío... Me pasa más en la música que en el ámbito de la ilustración. Pero siempre respondo con humor.
A propósito del humor, también te han dicho “es que lo que tú haces no es música”.
Por un lado, yo soy consciente de que soy muy punki, me grabo en casa. Mis conocimientos son los que son y cada vez que me pongo a grabar y a crear aprendo. Y eso a la gente le chirría mucho porque en el momento en que tengo un reconocimiento o un logro no lo entienden, porque además piensan que la calidad está más ligada a grabar en estudio y a otras cosas. Por ejemplo, yo me curro mucho que un directo sea muy divertido o, aunque los vídeos los grabo yo con mi cámara, intento que tengan su trasfondo. Aunque el lenguaje sea el humor, yo intento hablar de cosas que para mí son serias. Y poder transmitir de una manera sencilla lo que es importante me parece una labor muy difícil.
Desde luego tu música parece estar muy situada, ¿autoficcionas?
Sí, tengo mucho de autoficción. En general, todo lo que canto me pasa. Y por eso a lo mejor conecto con la gente, porque al final a todo el mundo nos pasa lo mismo, no somos nada especiales.
Cómo no identificarse cuando cantas sobre la sexualidad en los tiempos de Tinder y el horror de ligar con los hombres cis heterosexuales a veces.
Es que está a la orden del día. Es que nuestra vida, hoy por hoy, está bastante enfocada a relacionarnos. En el momento en que tienes un poco de conciencia feminista, dices “dios mío, qué me rodea, esto es horroroso”. Y me gusta que nos sintamos identificadas. Con “Es usted superamable…”, me hace ilusión que muchas amigas hayan venido diciéndome que se la han enviado a tíos en respuesta a fotos precisamente, y es que esa era la función. Y eso para mí es oro.
Tu música es DIY, tú te lo guisas y te lo comes.
Casi siempre se me ocurren cosas sacando a la perra. Entonces cojo el móvil, me grabo en las notas de audio y hago una melodía que más o menos me sale. Y cuando llego a casa cojo la guitarra y la termino. Luego me meto en el GarageBand. Antes me grababa a pelo, ahora al menos tengo la tarjeta de sonido y el micro, he mejorado bastante.
Y tienes una obra muy prolija.
Ahora que saco disco he vuelto a escoger las canciones que más me gustan, aunque hay cosas nuevas, pero quería tenerlas en formato físico. Pero a mí lo que me gusta es grabarme en un día 80 canciones y ponerlas en Bandcamp. Mi Bandcamp es como mi diario personal.
Metámonos en el tan traído y llevado debate de los límites del humor. Comentaste en Twitter: “Se puede hacer humor de todo, pero hay que hilar muy fino”.
Es que el humor no es solo partirnos de risa con una serie absolutamente “blanca”. Para mí el humor también te revuelve las tripas. Y muchas veces nos despierta conciencia. El humor, igual que crear o dibujar, está absolutamente politizado, aunque no se sepa. Pensar que no lo está me parece hipócrita. ¿Se puede bromear de todo? Sí, y se debe. Ahora, hay que hilar muy fino. Y además, cuando haces humor, siempre va a salir alguien herido, y yo tengo muy claro quién quiero que sea.
En cuanto al trap y al reguetón, ¿no hay algo de apropiación cultural?
Pues sí, pero mi postura es más desde la admiración y hacer algo divertido que no pretende ser reguetón auténtico. Y en cuanto al trap, lo que veo últimamente es que se está fetichizando y es algo que me alucina. Me da la sensación de que el público a veces escucha esa música por ironía, no como algo con lo que sentirse identificado y orgulloso.