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Palestina
Hebrón: un museo del apartheid en Cisjordania
El centro de la ciudad de Hebrón, restringido para los palestinos desde 1997, está ahora dominado por soldados y colonos. Se ha convertido en un microcosmos que condensa la realidad de la ocupación en Cisjordania.
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Izaat: “Algunos días tengo que pasar el control diez veces, y todas ellas examinan mi documento de identidad, mi número de registro, y hasta mi cuerpoIzaat, residente de H2 y activista de Youth Against Settlements describe “yo como palestino no puedo moverme libremente, tengo que andar con cuidado para no ser arrestado, incluso habiéndome criado y vivido aquí toda la vida”. 17 puestos de control delimitan la zona H2 pero su acceso varía en función de criterios tan arbitrarios como discriminatorios. Israelíes, palestinos y turistas reciben tratos sumamente diferentes, ya que lo que se pretende realmente es la degradación y subordinación de los palestinos. “Algunos días tengo que pasar el control diez veces, y todas ellas examinan mi documento de identidad, mi número de registro, y hasta mi cuerpo. Intentan hacérnoslo difícil”, explica el joven activista. Se trata de una humillación sistemática diseñada para inculcar en los palestinos el sentimiento de que su ciudad ya nos les pertenece.Para Izaat y otros muchos locales que viven la ocupación en Al Khalil las intenciones israelíes están claras: vaciar el área H2 de palestinos para facilitar el establecimiento de una colonia judía. La violencia de las políticas israelíes hacia los palestinos además de degradarlos buscan también dificultar desmesuradamente su vida allí para promover un desplazamiento forzado, técnica que los mismos militares denominan “esterilización”. Badee lo define como una “guerra demográfica” cuya finalidad es apropiarse de la máxima tierra posible con el mínimo número de sus nativos. Esta “guerra” aspira a la completa judaización de la zona, expulsando a los palestinos para el establecimiento de nuevas colonias israelíes. Este proceso resulta totalmente necesario para un proyecto de nación que abarca toda Cisjordania, y en el que Al Khalil supone una pieza clave.
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Motivaciones económicas, religiosas e ideológicas mueven a judíos de todo el mundo a construir una vida en los asentamientos de Cisjordania. Muchos buscan beneficiarse de las ventajas económicas que provee el gobierno israelí, ya que los precios de vivienda, luz y agua están subvencionados por el Estado israelí. Los colonos de Al Khalil además sienten un vínculo especial con esta ciudad, considerada sagrada por albergar la Tumba de los Patriarcas. “Creen que esta tierra les ha sido prometida por Dios”, dice Badee. “Piensan que solo están aplicando la visión de Dios. Y así, perpetúan la ocupación de Hebrón a través de la religión”.
Para la existencia del Estado de Israel los colonos son un instrumento básico. A pesar de la abundancia de soldados, la esencia de esta ocupación es colonial, no militarPara la existencia del Estado de Israel los colonos son un instrumento básico. “Los colonos están aquí de parte de la ocupación” explica Badee, “son sus embajadores”. A pesar de la abundancia de soldados, la esencia de esta ocupación es colonial, no militar. Es por esto que el Estado necesita de su colaboración para llevar a cabo el proyecto sionista y por ello les otorga privilegios, poder e impunidad.Una muestra del desmesurado poder que ejercen es la existencia de su propio cuerpo de seguridad que se salta hasta la jerarquía militar. Según testimonios de activistas de Breaking the Silence, estos colonos poseen el poder de dar órdenes a los soldados, rompiendo con la habitual cadena de mando; órdenes que pueden incluir arrestar o disparar a civiles palestinos. Además, este cuerpo de seguridad organiza las sesiones de introducción y orientación a los nuevos soldados en Al Khalil y tienen acceso a las frecuencias de radio tanto de la policía como del ejército, un privilegio que solo posee esta unidad. En palabras de Badee “los colonos son el segundo ejército de Israel, pero sin uniforme. Tienen el poder y llevan armas a pesar de ser civiles”. De esta manera, bajo la ocupación y con la autorización del Estado de Israel, civiles cualesquiera pueden ascender sobre la jerarquía militar y convertirse en la entidad que detenta el poder de facto. Es más, todos los colonos, por el hecho de serlo, gozan de la máxima impunidad. Prueba de ello es que los soldados tienen órdenes de protegerlos y prohibido tocarles, sin importar las acciones que cometan; desde humillar y atacar físicamente hasta ocupar casas y atentar contra propiedades palestinas.
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
Las supuestas narrativas de seguridad se han instrumentalizado para dar forma al status quo de la ciudad y excusar el estado de guerra actualLas supuestas narrativas de seguridad se han instrumentalizado para dar forma al status quo de la ciudad y excusar el estado de guerra actual. “La Corte Suprema de Israel recomendó segregar a los judíos de los palestinos en Al Khalil por su seguridad” confesó Badee, “pero esa no fue la verdadera razón. Solíamos caminar por la misma calle y hacer la compra en el mismo mercado. No quiero decir que la ocupación solía ser buena, sino que la decisión de cerrar Shuhada no surgió por motivos de seguridad”. En realidad, no se ha logrado crear la sensación de paz ni de orden desde la masacre de 1994, sino de que una parte es siempre e injustamente perseguida en base a esta dinámica discriminatoria. Los controles sugieren persecución, y la persecución crea miedo e inestabilidad para el perseguido—opresión necesaria para continuar una ocupación por más de 50 años.Sin embargo la ocupación no sólo existe donde se erigen los puestos de control, sino que se implanta con cada política que regula la vida palestina, y les hace sentir, en palabras de Izaat, “como si estuviéramos en una enorme prisión”. Hablando de la ocupación no es suficiente considerar sólo los territorios palestinos que hoy en día viven la colonización y la imposición de este sistema de control y segregación. Hablando de la ocupación hay que considerar la existencia misma de un Estado de Israel que desde su creación lleva la idea intrínseca de ser únicamente para los judíos, fundándose así desde el principio en una discriminación étnica-religiosa. La propia ley Básica del Estado-Nación Israelí señala que el derecho de ejercer la autodeterminación se aparta exclusivamente para los judíos. ¿Puede un Estado con tales fundamentos ser considerado democrático? ¿Cómo podemos esperar que se garantice una mayoría judía si no es a través de estrategias agresivas y abusivas?
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