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Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
El congreso de Naukas Bilbao: ¿'greenwashing' con dinero público o divulgación científica?
En plena crisis energética, económica y social los fantasmas del greenwashing, amparados y financiados por las instituciones públicas, se suben a los escenarios para continuar con las campaña de propaganda prosistema fósil. Es lo que ha ocurrido en Bilbao entre el 15 y el 18 de septiembre cuando Naukas, que se define como el “gran evento de divulgación” científica, con dosis de “escepticismo” y de “humor”, ocupó el Palacio Euskalduna. Allí congregó a 3.600 personas y 63 conferenciantes, siendo difundido en su totalidad por la radiotelevisión pública vasca (EITB).
Se trataba de la undécima vez que Naukas se celebraba. Todas ellas patrocinadas por el Ayuntamiento de Bilbao, que ha aportado 95.000 euros, según ha podido saber Hordago-El Salto, aunque también desde el Gobierno Vasco, concretamente las áreas de Lehendakaritza y Educación. De acuerdo a los datos de este medio, Naukas ha percibido esta cuantía desde 2019 con el fin de organizar su famoso congreso. En 2018 recibió 82.000 euros, aunque pocos días después fue aprobada una ampliación de otros 25.000 euros. Un año antes, en 2017, la cuantía ascendió a 60.000 euros. Estas subvenciones fueron administradas por Euskampus Fundazioa con el objeto de apoyar la celebración del festival científico y, al menos este último año, fueron justificadas desde el Ayuntamiento como “eventos con potencial de atracción, impacto y promoción económica de la ciudad.”
Asimismo, al igual que en otras ediciones pasadas, el evento ha contado con la colaboración de Petronor, cuya representación ha participado por primera vez en la charla inicial para reflexionar sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Según el evento científico, “el propósito es ofrecer una panorámica de la diversidad de investigaciones que se están llevando a cabo en los temas directamente relacionados con los ODS”. El congreso también contó con el apoyo de Metro Bilbao, Donostia International Physics Center y la propia Euskampus Fundazioa.
La voz de la industria
En la sesión centrada en los ODS solo una ponente tenía un perfil ecologista. Destacaron en la agenda nombres como Elías Unzueta Etxeitam, Gerente de Petronor Innovación, que desde la palestra exigió la desregulación del “hidrógeno bajo”. Según justificaba este, los retos a resolver para desarrollar una economía del hidrógeno bajo en carbono “no son sólo tecnológicos sino también regulatorios, industriales, financieros y sociales”. Asimismo, en su intervención dio detalles acerca del proyecto ‘H2 4All’ que desarrolla la empresa y destacó que “la estrategia de Petronor pasa también por desarrollar la economía del hidrógeno renovable al ámbito global, empezando con el Corredor Vasco del Hidrógeno y el Net Zero Supercluster a nivel de Euskadi”. Por supuesto, hizo proselitismo del negocio de la petrolera presentándolo como si se tratara de una supuesta “energía verde”, aunque el consenso científico crítico apunta a que el hidrógeno es la continuación del capitalismo fósil por otras vías.
En relación al objetivo del evento, “atraer inversión económica de Bilbao”, este escaparate financiado con dinero público ha supuesto otro intento de legitimación de los más de 1.300 millones de euros de inversión prometidos en Euskadi en la carrera por el Hidrógeno. Petronor marcha, junto con Iberdrola, a la cabeza de las empresas que más recursos pueden captar de los fondos europeos destinados a ese fin. Como muestran los estudios de activistas o ecologistas, el hype creado en torno al hidrógeno busca transmitir el discurso verde de los grandes contaminantes, actividad para la que gastan enormes sumas en lobby y financiación de eventos. Por tanto, si Petronor ha iniciado una campaña de propaganda para exponer los supuestos beneficios de esta forma de energía, Naukas ha sido su foro de greenwashing en Bilbao; y los ODS, el pretexto.
Además, en el espacio también se escucharon las propuestas pronucleares de Alfredo García, más conocido en redes sociales como Operador Nuclear, y quien desveló su identidad hace pocos años en una edición anterior de este autodenominado congreso científico. El ingeniero usó sus 10 minutos en Naukas PRO para continuar con su “obra”: romper mitos en torno a la energía nuclear y defender su uso. De hecho, García viene jurando, desde hace años, que la energía nuclear salvará el mundo. Llegar a Marte, propulsar el sector naval o abastecer al mundo de energía “que si no se maneja por manos expertas puede producir daños y altas dosis de radiación”, según admitió en su tiempo en el escenario.
Alfredo García, más conocido como Operador Nuclear, usó sus 10 minutos en Naukas para vender la idea de que la energía nuclear salvará el mundo
Salvo algunas pocas voces críticas con la agenda fósil, por el escenario desfilaron nombres reconocibles en eventos de “divulgación”. Estaba Martina García Aísa, consultora independiente para The World Bank, Oxford Policy Management y OCDE, en cuya charla habló de políticas para “erradicar la pobreza”, aunque las instituciones para las que trabaja hayan sido facilitadoras de la desigualdad en los países del Sur.
Se sumaron, entre otros, tres investigadores de Ikerbasque, un físico en materiales de la NASA, —para hablar sobre alimentos sostenibles— y una ingeniera, hablando de la adaptación de las ciudades. A su vez, se podía leer el nombre de Lorena Pérez Hernández, presentada como lingüista cognitiva y profesora en la Universidad de la Rioja, aunque ejerce como consultora en Lexicon Branding, firma que ha trabajado con Apple y Microsoft o marcas de coches como Toyota o Porsche.
Falta de rigor científico
Diversos científicos críticos, en su mayoría provenientes de movimientos sociales, han denunciado en conversaciones con Hordago-El Salto la ausencia casi total de un debate sobre los “males” del positivismo científico, la función de este en medio de una crisis ecosocial, su responsabilidad como institución en todos los ámbitos o los peligros del tecno-optimismo.
También se ha denunciado que se gaste dinero público en un evento que no tiene una responsabilidad social real, la de concienciar y debatir sobre la situación de crisis, y superar el marco en que ocurre la divulgación científica: el de broma y la sorna.
Por otro lado, los expertos consultados, que prefieren no identificarse, se refieren a las jornadas de Naukas como un lugar “no plural”, con un carácter “cientificista”, con falta de voces y engrasado con dinero público que facilita el “greenwashing” a empresas como Petronor.
Los científicos críticos denuncian la ausencia total de un debate sobre los “males” de la ciencia, la función de esta en medio de una crisis ecosocial, su responsabilidad como institución en todos los ámbitos o los peligros del tecno-optimismo
Este sarao tuvo lugar la misma semana en la que Bilbao fue elegida por Naciones Unidas como sede del Secretariado de la Coalición Local 2030, encargado de coordinar la implantación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los niveles más cercanos al ciudadano. Cabe recordar que, mientras el Secretario de las Naciones Unidas, Kofi Anan, estrechaba la mano del presidente Juan José Ibarretxe, un ente público bilbaíno dopaba a un cártel voraz con contratos públicos irregulares.
Apoyo público detrás de Euskampus
Euskampus Fundazioa ha sido la destinataria de los fondos del programa Naukas provenientes del Ayuntamiento de Bilbao, en esta edición orientados hacia la promoción de los ODS. La fundación nace en 2011 como resultado de la colaboración entre la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), la Corporación Tecnalia (Tecnalia) y el Donostia International Physics Center (DIPC). Todos ellos, miembros fundadores, pretendían gestionar lo que denominan Campus de Excelencia Internacional (CEI) de la UPV/EHU.
Un año después, se suman tres nuevas entidades privadas al Patronato de Euskampus: Grupo Ormazabal-Velatia, CAF y Kutxabank. También entró a formar parte de la entidad la Fundación Vasca para la Ciencia Ikerbasque, aunque en 2015 el banco se retiró del proyecto. Naukas lleva años saliendo adelante gracias a la Fundación Euskampus, aunque la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU ha contribuido enormemente.
Consultoras
Bilbao, sede norte del capitalismo de consultoría
Pero Naukas es solo uno de los distintos congresos, ponencias, mesas, que trabaja la fundación gracias al dinero público. Por ejemplo, entre los años 2012 y 2019 la Diputación Foral de Gipuzkoa otorgó a Euskampus 489.175,19 euros para otros eventos, según ha podido saber Hordago-El Salto.
Aunque de manera más fragmentada entre departamentos, el Gobierno Vasco también ha desplazado dinero a esta fundación a través de su Consejo de Gobierno. En 2021, concedió una subvención directa a la Fundación Euskampus, por un importe de 100.000 euros, para el desarrollo de un proyecto de socialización y difusión de ciencia y tecnología. En 2020, con el objetivo de impulsar acciones dentro de la Estrategia Vasca Universidad-Empresa 2022, Euskampus resultó beneficiada con una subvención directa de 60.000 euros procedente de la institución. En el marco del programa Erronka, que busca “promover soluciones compartidas que generen valor añadido para afrontar el reto social y económico del envejecimiento activo”, también recibió una subvención directa por un importe de 100.000 euros de este mismo organismo.
No son estas las únicas partidas que se han desplazado desde la institución pública. A raíz de un convenio firmado con el Gobierno Vasco en 2019 para los programas Fortalecimiento Excelencia Campus y Universidad-Empresa, se destinaron a la fundación 550.000 euros. Antes, en 2018, en este caso a propuesta de la consejera de Educación, se le había concedido una subvención directa de 300.000 euros para el impulso de este mismo programa, dentro del marco de la Estrategia de Especialización Inteligente y del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2020.
Aunque la relación con el Gobierno Vasco se remonta algunos años atrás, hasta 2012. Un convenio firmado en 2017 con el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, en esta ocasión para la promoción del espacio de agregación Euskampus, la difusión de actuaciones del Sistema Universitario Vasco con agentes socioeconómicos y el apoyo a proyectos singulares de investigación que promuevan la proyección internacional de Euskadi, recogía una subvención de 550.000 euros para la fundación. Por el mismo concepto, el Departamento de Educación había firmado otro convenio en 2016, autorizando una subvención de 150.000 euros destinada a Euskampus. En 2012, la Consejería de Educación autorizó la concesión de una subvención directa, por un importe tres millones de euros, para la implantación del programa ZabaldUz en el marco del Proyecto CEI Euskampus.
En total, sumando las subvenciones expuestas con anterioridad, estas ascenderían a más de dos millones de euros de dinero público.
Polémica con la UPV-EHU
La suscripción del convenio de colaboración entre el Gobierno Vasco y el Ministerio de Educación para la financiación Euskampus en 2010 había incluido un préstamo de cuatro millones de euros por parte del Gobierno español al Gobierno Vasco. Ese mismo año, el Secretario General de Universidades concedió una ayuda de 100.000 euros dentro del subprograma de fortalecimiento para la actuación “Residencias para Investigadores y estudiantes, Concurso de ideas“ en el marco del proyecto Euskampus.
El citado concurso fue anunciado a bombo y platillo por la UPV/EHU, pero se ocultó que dos años después la Delegada en el Ministerio de Educación y Cultura emitió un informe donde reprochaba que solo se había ejecutado una sexta parte del proyecto presentado para la creación y rehabilitación de residencias universitarias ya que solo se había presentado el concurso de ideas para una futura residencia en Leioa. Suponía un incumplimiento del 80% en torno a la finalidad para la que se concedió la ayuda. En 2016, tras un largo litigio judicial, los tribunales condenaron a la UPV-EHU a devolver los 100.000 euros de subvención y a pagar otros 22.928 de intereses de demora.
Empresarios en la sombra
El empresario Javier Ormazabal, presidente del Grupo Ormazabal-Velatia y expresidente del Círculo de Empresarios Vascos, es miembro del patronato de la Fundación Euskampus. Lo es como presidente de la Fundación Tecnalia, y desde el cargo ostentado en esta por Ormazabal Corporate Technology, A.I.E.
La relación de este personaje con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –y su empeño en fiscalidades justas– no se encuentra exenta de dudas. De un lado, en diciembre del 2010, meses antes de constituirse la Fundación Euskampus, el accionista único de la sociedad luxemburguesa Widewall International, Waterside Financial LTD, esta última con domicilio en las Islas Vírgenes Británicas y vinculada a los Papeles de Panamá, transfirió sus 12.500 acciones a Javier Ormazabal. Por otro lado, Ormazabal es miembro de Zedarriak, un lobby que cuestiona la competitividad de la economía vasca y se refiere al gobierno de Isabel Ayuso en Madrid como referente fiscal. En 2020, la familia Ormazabal decidió dar de baja una Sociedad de Inversión de Capital Variable con sede en Madrid, Atienza de Inversiones, antes de que la Ley contra el Fraude Fiscal del Gobierno español pusiera el foco sobre las Sicav.
En definitiva, como diría Daniel W. Drezner, la industria de las ideas, formada por divulgadores aparentemente neutrales, que dan charlas en formato TEDx con un PowerPoint de fondo, contando chascarrillos y siendo jaleados por los suyos, es peligrosa. En Naukas Bilbao se vislumbra poco de ciencia y mucho de un fondo ideológico sustentado y alineado con la agenda fósil de las instituciones públicas. Los académicos, profesores e investigadores, así como las universidades —a menudo las públicas—, los consultores, asesores, analistas, tuiteros, soportan un marco de ideas que van moliendo hasta convertir al receptor en acrítico, como viene a decir Drezner. En el caso de Naukas, con la inestimable ayuda de decenas de miles de euros cada año.
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