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Monarquía
Protestas contra los Borbones en su visita a Mérida, pese a los intentos por impedirlas
A las asociaciones del campo que habían ido a protestar se les relegó a una zona alejada del Museo, en la que era totalmente imposible que fueran vistos u oídos. Entre los otros manifestantes, el lema más oído fue “los Borbones son unos ladrones”, lema que se mezclaba con aplausos de quienes fueron a vitorear a la familia real.
Ayer miércoles 22 de julio se inauguraba la LXVI edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida y los reyes aprovecharon el evento, que tiene proyección nacional, para poner a la ciudad en su agenda, tras el acto simbólico de apertura de la frontera con Portugal de hace dos semanas. Su presencia en Extremadura forma parte de la “gira” que están realizando este verano, algo inédito hasta ahora, en plena crisis de legitimidad de la monarquía tras el covid-19, y a la espera, como apuntan intelectuales y politólogos, de una grave crisis social y económica que pueda poner en peligro la legitimidad de las instituciones españolas y la posición de ciertas multinacionales. Por otra parte, en referencia a la Corona, hace solo unos meses que se publicaron las pruebas de ADN positivas que demuestran la filiación sanguínea de Albert Solá, hijo secreto del rey emérito, de mayor edad que Felipe.
Al igual que hace dos semanas en Badajoz, la presencia de la familia real en Extremadura ha supuesto protestas en la calle. La única protesta autorizada en Mérida era la de algunas asociaciones del campo, en concreto Aseprex, la Asociación del Valle del Jerte y La Unión, no obstante a dichas asociaciones se les prohibió que se reunieran más de 40 personas en total, por motivos sanitarios según las autoridades, pese a que en la entrada del Museo Romano permitieron que se agolparan todos aquellos que fueron a ver al rey. A las asociaciones del campo se les relegó a una zona alejada del Museo, en la que era totalmente imposible que fueran vistos u oídos. Para ello, en vez de la valla que habitualmente coloca la policía en el lateral de la puerta del Teatro Romano, esta vez colocaron una 40 metros más atrás. Los integrantes de las asociaciones permanecieron allí durante 2 horas sin ser vistos por nadie en ningún momento, mucho menos por los reyes o los políticos asistentes. Se ha llamado la atención sobre el hecho de que a efectos prácticos, se les ha prohibido manifestarse, con la “artimaña” de una protesta controlada, con solo 40 personas permitidas, lo cual “resulta una cifra ridícula”. Señalan que las protestas no se pueden delimitar a un número y que cualquier persona tiene derecho a protestar.
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A otros manifestantes, como los del Movimiento Extremeño por la República no les permitieron siquiera estar tras dicha valla, pese a que llegaron los primeros, a las 7 y media de la tarde. La policía les tomó los datos personales y directamente les echaron de la zona cercana al Museo Romano, pese a que no constaba ninguna señal del supuesto perímetro, que abarcaba una amplia zona y varias calles. Algunos reclamaban su derecho a estar en la calle “como cualquier persona” y pedían que les enseñaran la orden en base a la cual a unos les permitían pasar y a otros les echaban de la misma vía pública. Así mismo, varias personas, incluidos vecinos de la zona de la Argentina, han denunciado que la policía les estuvo siguiendo e identificado durante la tarde de ayer sin motivo, solo por andar por su barrio. Así, se han transgredido derechos como el de libre circulación, el de expresión y el de protesta.
La zona a la que los reyes iban a llegar era la misma entrada del Museo. Cuando quedaban pocos minutos para que hicieran aparición, la policía llevó a los manifestantes expulsados -que de hecho estaban en un bar fuera de la zona- a la valla trasera del Teatro ya citada, junto a las asociaciones del campo, quizás temiendo que se les oyera corear cuando llegaran las autoridades. Mientras se movían de sitio sacaron, a su paso por el Museo, una pancarta en la que denunciaban que el sueldo de un extremeño que tenga trabajo es 10 veces menor que el “sueldo” asignado a la princesa Leonor, de 120.000 euros anuales. Los miembros de la asociación La Unión, por su parte, portaban pequeñas pancartas en las que se podía leer “Felipe VI no nos escucha”. Habían solicitado reunirse con él para explicarle los problemas del campo extremeño, pero la Casa Real denegó la propuesta.
Algo después, con una hora de retraso, y su correspondiente espera -tanto para quienes fueron a apoyar como para los que fueron a protestar- llegaron los reyes en coche oficial. Inmediatamente empezaron los aplausos y a la vez los abucheos de los otros manifestantes que estaban junto al Museo Romano. Y es que pese a los esfuerzos porque no se oyera a nadie criticar a la monarquía, eran muchos los extremeños que habían ido a expresar su rechazo. El lema más oído fue “los Borbones son unos ladrones”, estribillo conocido por la famosa famosa canción con este nombre, el cual fue coreado desde diferentes lugares de la calle; mezclándose con aplausos de quienes fueron a vitorear a la familia real. Se oyeron gritos como “Extremadura pasa hambre, ladrones”, “De tal palo tal astilla, no nos engañáis” y también “Hacéis negocios con dictaduras” en referencia a las ventas de armas a Arabia Saudí por parte del Estado español, avaladas por la Corona. Así mismo, se oyeron gritos de “Viva el rey”. Los policías intentaron tapar y echar para atrás a los que soltaban consignas críticas contra la monarquía. Tanto los que apoyaban como los que abucheaban se encontraban en la misma zona, sin que produjeran problemas en ningún momento. Los reyes saludaron de forma protocolaria, rehusaron acercarse a los congregados y entraron en el Museo. Todo ocurrió rápido, en apenas 30 segundos, tras lo que la gente se disgregó.
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Tras esto, la familia real se trasladó por el paso subterráneo del Museo hasta el Teatro para ver la representación que abrió esta edición del Festival, Antígona, del director mexicano David Gaitán. Antes del inicio de esta, los reyes saludaron al público, recibiendo de nuevo aplausos y silbidos. De nuevo gritos de “Viva el rey” y “Abajo los Borbones”. De alguna manera, la obra continuó con el ambiente del Teatro, aunque en el terreno de la interpretación, pues esta giraba en torno a la lucha contra un rey, el de Tebas. Dicha lucha es representada en la confrontación de una mujer, Antígona, contra una decisión injusta tomada por el rey. A la vez, en dicha obra, tiene un gran protagonismo el drama de que a Antígona no se le permita acercarse al cuerpo de su hermano muerto y enterrarlo para que descanse en paz, por la decisión arbitraria del poder; bajo amenaza de muerte si lo hace. Ante esta situación, Antígona decide desobedecer porque “es mejor tener una vida corta y digna que una larga y sumisa”. Cuando el rey ordena matarla, el pueblo se rebela contra él. Así los coros de los extras, los actores y actrices más jóvenes, clamaban de repente con expresiones como “rey cabrón”, dentro del guión, algo de lo que la Casa Real fue avisada con antelación. También destacaba en la obra la aclamación de “mandar obedeciendo” un guiño al zapatismo del director mexicano.
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