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Migración
“No somos un caso aislado”, mujeres migrantes en el País Valencià ponen el foco sobre la violencia y la resistencia
No somos un caso aislado es un proyecto audiovisual participativo creado a finales de 2019 con el objetivo de visibilizar las violencias y las resistencias que viven las mujeres migrantes en el País Valencià.
La precariedad laboral, los estereotipos, la violencia institucional y el racismo son algunas de las violencias que 15 mujeres migrantes que residen en València han querido plasmar en un proyecto audiovisual participativo creado a finales de 2019 y que se inauguró el pasado 16 de octubre. Con él, las participantes han puesto el foco en la organización colectiva con el fin de reivindicar sus derechos como seres humanos y como sujetos políticos que habitan en este territorio.
“No soy invisible. Es la sociedad, el Gobierno, el Estado, el machismo, el que no quiere verme como igual. ¡Que lo soy!”, expresa Marcela Bahamón en uno de los pies de foto de la obra, activista por los derechos de las mujeres migrantes y miembro de AIPHYC, la Asociación Intercultural de Profesionales del Hogar y los Cuidados en València. Denuncia la falta de reconocimiento de sus derechos como trabajadora del hogar, un sector que desde hace años viene reclamando una equiparación al resto de trabajadores en el régimen de cotización general y el acceso a la prevención de los riesgos laborales como en cualquier otro sector. “Da igual si eres migrante o valenciana, si trabajas en el sector del hogar y los cuidados, deberías tener todos los derechos como cualquier otro trabajador”, añade.
“Para mí es importante recalcar el papel de algunas instituciones y medios de comunicación que blanquean actitudes y discursos del odio mientras que a nosotras se nos invisibiliza”, señala Luz
Luz, con 21 años, es otra de las participantes en el proyecto. Para ella lo más positivo ha sido plasmar “una larga historia de resistencia, que pasa de madres a hijas y que nos une como mujeres migrantes”. Advierte sobre el auge de los discursos de odio, recordando la manifestación del pasado lunes, en la que un grupo de extrema derecha, con simbología nazi y anticonstitucional, recibió los abucheos del barrio y la resistencia antifascista, a tan sólo unos metros de donde ahora se exponen estas fotografías. “Para mí es importante recalcar el papel de algunas instituciones y medios de comunicación que blanquean actitudes y discursos del odio mientras que a nosotras se nos invisibiliza”, señala.
En el caso de Claudia García, defensora de los Derechos Humanos de las mujeres campesinas en Colombia, enfatiza que es necesario una regularización ya, y que se deben tener en cuenta especialmente las solicitudes de asilo formuladas por mujeres, puesto que “la interseccionalidad de esta violencia nos atraviesa y nos invisibiliza”. Reclama que “hay muchas personas poniendo el hombro para el progreso de este país” y que están siendo “violentadas por el machismo, por la ley de extranjería, por el sistema de deportaciones y por las cárceles racistas que son los CIE [Centro de internamiento de Extranjeros]”. Y añade: “No son casos aislados, son violencias que se viven a diario y a las que solo podemos hacer frente tejiendo redes con unidad y apoyo mutuo”.
Claudia García reclama que “hay muchas personas poniendo el hombro para el progreso de este país” y que están siendo “violentadas por el machismo, por la ley de extranjería, por el sistema de deportaciones y por las cárceles racistas que son los CIE”
A través de textos e imágenes, estas tres autoras y 12 más han querido plasmar en una exposición fotográfica las diferentes violencias, resistencias y aspiraciones que “las atraviesan” como mujeres migrantes. El resultado se podrá visitar hasta el próximo 23 de octubre en el barrio de Benimaclet, fecha en la que se trasladará a la sala expositiva de la biblioteca de Abastos. El proyecto también incluye una exposición virtual con contenidos audiovisuales y un fotolibro, con fotografías y palabras de resistencia, con las que ellas mismas participaron como activistas.
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Ánimo, el machismo tiene muchas facetas, ninguna positiva o justa.