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Memoria histórica
La Zarzuela y un recorrido a la memoria histórica
A día de hoy la Zarzuela sigue arrastrando en el imaginario colectivo español el folclorismo rancio y la mordaza impuesta a la que se sometió durante la dictadura, pero fue mucho más que eso.

Recuerdo de niña escuchar a lo lejos estrofas sueltas de Zarzuela cantadas por mi abuela, quien en la tranquilidad de quien se sabe sola antes de abrir el restaurante, organizaba su mañana. Me fascinaba escuchar la variedad de su repertorio, demasiado amplio para lo que se conoce actualmente o en aquellos años de mi niñez. Por lo que un día no pude evitar interrumpir uno de esos momentos de intimidad en los que ambas disfrutábamos de nuestra soledad compartida y preguntarle dónde había aprendido aquella música. Su historia me trasladó a otra época y su propia experiencia me ayudó a entender lo que en algún momento pudo quizás representar la Zarzuela para la gente, no sólo en capitales como Madrid o Barcelona, sino también en los pueblos más alejados de los grandes teatros líricos.
Ésta fue la primera vez que ella me habló de la Guerra Civil. En esos años en los que España se detuvo, una modesta compañía ambulante de Zarzuela se quedó atrapada en el pueblo. Ante la incertidumbre de lo que estaba sucediendo no se atrevieron a seguir su camino y alargaron su estancia hasta que finalizó la guerra, organizando ellos mismos todo lo necesario para representar una gran variedad de Zarzuelas. Acostumbrada como estoy hoy en día a los lujos de las grandes puestas en escena, no puedo contener la admiración al imaginarme cómo un puñado de músicos se las arreglaron para encargarse de los mil detalles que requiere una función. Desde la confección de los trajes, las escenografías, hasta los arreglos musicales para adaptar las composiciones a su elenco y a los pocos instrumentos que tendrían. Todo ello mientras sobrevivían en un país paralizado que se desangraba intentando parar un golpe de estado. Tan sólo era un grupo de personas que se vieron obligadas a hacer música para disimular una aparente normalidad.
Aunque puedo entender, sin embargo, que por mucho que se esforzaran, aquella era una época donde sólo la solidaridad resultaba en una humanidad que ayudó a sobrevivir tiempos de hambre y terror. Precisamente fue esa solidaridad entre extraños la que hizo crecer en mi abuela el amor por la Zarzuela. Durante todos los años que duró la guerra, la compañía se alojó en la fonda de su padre, bajo quién sabe qué acuerdo, en tiempos cuando la comida valía más que el propio dinero. Con la complicidad de quien comparte lo que tiene, mi abuela, una niña entonces, solía colarse en todas las representaciones, aprendiendo todas y cada una de las Zarzuelas, que años más tarde le escucharía cantar una y otra vez, jugando desde la habitación contigua.
La Zarzuela llevaba a un público amplio no sólo historias de amor, sino también crítica social y política que convertían sus tramas en un reflejo cotidiano con el que identificarse
Podría decirse que fue la casualidad quien acercó a mi abuela un amplio repertorio, pero creo que este relato, refleja cómo antes de la Guerra que la Zarzuela pertenecía a las clases más populares de todo el país. Que la disfrutaban a través de compañías itinerantes, la radio, gramófonos, o conciertos de bandas de música. La Zarzuela llevaba a un público amplio no sólo historias de amor sino también toda la crítica social y política que convertían sus tramas en un reflejo cotidiano con el que identificarse. La temática que denunciaban era variada, abarcando desde las prácticas caciquiles y abusos del arquetípico “señorito andaluz” mostradas en La Tempranica (1900) de Gerónimo Giménez, hasta la lucha de clases reflejada en monárquicos y republicanos de 1868 presente en Luisa Fernanda (1932) de Federico Moreno Torroba, pasando por los problemas que suponía el analfabetismo tan extendido a principios de siglo que muestra El puñao de rosas (1902) de Roberto Chapí. Tampoco faltaban las Zarzuelas que hacían críticas locales como pueden ser La Gran Vía (1886) y El año pasado por agua (1889) de Federico Chueca y Joaquín Valverde donde se ridiculiza la gestión municipal de Madrid. De este modo estas obras contribuían a crear una conciencia crítica en la sociedad iniciando quizás debates y reflexiones profundas sobre qué tipo de sociedad deseaba construir la ciudadanía.
La victoria del golpe de estado fascista silenció cualquier tipo de medio para la reflexión del pueblo y la Zarzuela fue una víctima mas. Algunos títulos, como La corte del faraón (1910) de Vicente Lleó se prohibieron por su sátira hacia el orden religioso y contenido obsceno, aunque casos como éste fueron quizás minoritarios, siendo la venganza del franquismo hacia este género popular mucho más dañina a largo plazo. Franco utilizó diferentes expresiones artísticas, como el cine, para moldear a su gusto la imagen de la España más rancia y conservadora. A través de la música, y la Zarzuela en particular, construyó un nacionalismo a su medida transformándola en un género de exaltación patriótica; mutilándola de facto de cualquier crítica social que podía haber tenido originariamente. Esto permitió que la Zarzuela se siguiese representando durante la dictadura, pero con un disfraz de música, de y para el régimen vaciada de la esencia contestataria con la que nació. Como no podía ser de otro modo, la Zarzuela y el imaginario al que se vincula, provocó a la larga, el rechazo que produce todo aquello impuesto por la fuerza.
Franco, a través de la música, y la Zarzuela en particular, construyó un nacionalismo a su medida transformándola en un género de exaltación patriótica
Tras la muerte de Franco la transición hizo un tímido intento por rescatar y dignificar la Zarzuela, pero la estrategia cultural de este periodo parece volcado, en este y otros casos, en un esfuerzo por presentar al mundo exterior la imagen de normalidad y apertura de una España con una democracia naciente. Es cierto que se invirtió en músicos de prestigio para rescatar el género, pero sin renunciar a la imagen de un nacionalismo construido durante el franquismo. Aunque esta vez sí, intentando rescatar parte de su originaria crítica social, que al llevar de la mano la construcción folclórica de cuarenta años de dictadura, se aleja demasiado de una realidad con la que poder identificarse.
En cualquier caso, en la transición, el foco estaba puesto en la proyección internacional del país, y el público para esta Zarzuela rescatada debemos buscarlo quizás fuera de España, más que dentro. Por eso no es extraño ver cómo a día de hoy la Zarzuela sigue arrastrando en el imaginario colectivo español el folclorismo rancio y la mordaza impuesta a la que se sometió durante la dictadura. Sin duda queda todavía mucho por hacer en cuestiones de memoria histórica también en el mundo del arte, mientras tanto, yo sigo escuchando en el recuerdo a mi abuela cantar, transportándome a esos años cuando la Zarzuela aún pertenecía al pueblo.
Privatizaciones
La privatización encubierta de la Zarzuela
Los trabajadores del Teatro de la Zarzuela han convocado paros laborales del 5 al 26 de abril por el plan del Ministerio de Cultura para fusionar el Teatro de la Zarzuela con el Teatro Real. Los trabajadores denuncian que se trata de una estrategia para desmantelar poco a poco la cultura pública.
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Mi más sincera felicitación por éste gran artículo sobre la Zarzuela.
Alguien podría recomendar libros que tratasen sobre la relación-manipulación que tubo el franquismo con el género de la Zarzuela ?
Genial artículo, inevitablemente el poder transforma la cultura. Ojalá algún día podamos recuperar una cultura que nos ayude a ahondar en los cambios progresistas que este país tanto necesita!
Y olvidamos que hace unos meses, tuvieron que sabotear el montaje "¡Como esta Madriz!" (La Gran Via + El año pasado por agua en el Teatro de la Zarzuela) de Paco León porque la actualización de la "Jota de los ratas" no terminaba de gustar a según que paladares.
Tambien pasamos por alto "La Eterna Canción" (Pablo Sorozabal años 50) retratando la misería del Madrid de postguerra ...
Por no hablar de como el Teatro de la Zarzuela cogió en 2016 "Guerra de Titanes", una zarzuela del siglo XVIII de Sebastian Durón y la convirtió en una huelga de mediados del XX ...
Denigrar y estigmatizar la cultura del pueblo para que el pueblo rechace su cultura.
¡Que solo las sobrinas del Urdangas de Brieva tengan cultura!.
Una sugerencia El puñao de rosas creo que es Ruiz Gash puede que la música sea de Chapí,es un autor de mi pueblo Crevillent, gracias por la información que nos arrebató el franquismo,podías hablar de la importancia de los coros populares en la república y antes que también lo ha adquirido lo rancio y no fue así.
"Sin duda queda todavía mucho por hacer en cuestiones de memoria histórica también en el mundo del arte". Hermoso testimonio y análisis. Comparto en mastodon.