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Memoria histórica
Andalucía reclama el cumplimiento de la ley de memoria histórica y democrática
Andalucía tuvo ayer una cita con la ley de memoria histórica y democrática (LMHD). La sevillana Plaza Nueva se convirtió en el epicentro del clamor de sus víctimas. Este lugar fue el punto de encuentro para todas aquellas personas que quisieron formar parte de la manifestación convocada por la Coordinadora Andaluza por la Memoria Histórica y Democrática y la Asamblea Andaluza Memorialista. El acto recorrió varias de las calles del centro de la capital hispalense hasta llegar al Palacio de San Telmo.
Minutos antes de las 12 del mediodía, hora a la que comenzaría a marchar la manifestación, la plaza seguía recibiendo personas. Cada vez más y más. Las banderas republicanas acompañadas de otras pertenecientes a distintos partidos políticos, la de Andalucía y otras de sindicatos ondeaban en una mañana soleada y con temperaturas frescas, pero que, poco más tarde, apuntaba a ser primaveral.
Manifestantes procedentes de Huelva, Cádiz, Málaga o Jaén; no había ninguna provincia andaluza que no hiciera acto de presencia. Ninguna se quiso perder esta celebración. La causa era unitaria, de todos y de todas. Generacional. Como bien indicaba el manifiesto memorialista, el cual estaban repartiendo por la plaza, “ninguno de estos principios y derechos -refiriéndose a la LMHD- están siendo garantizados ni llevados a la práctica por el Gobierno de la Junta de Andalucía, formado en coalición por el Partido Popular y Ciudadanos, con el apoyo de la ultraderecha”.
“Y es que este chaval -señalando a la imagen con el dedo- de 19 años, lo más grave que pudo haber hecho es pertenecer a un sindicato o haberse destacado en alguna lucha obrera, pero que en ningún momento cometió ningún crimen para que lo asesinaran”
La protesta echó a andar y paseó a lo largo de toda la Avenida de la Constitución. Una zona variopinta, que iba desde aquellos turistas que se paraban extrañados a hacer fotos, otros que esperaban en la cola de la Administración de Loterías de El Gato Negro y algunos deleitaban sus desayunos sentados en los veladores de las cafeterías. Toda una amalgama de sensaciones que se mezcló en este lugar en la mañana de este sábado 13 de noviembre.
De entre los que marchaban en la manifestación, algunos portaban fotos de víctimas del franquismo. En este caso, José María Videgain llevaba entre sus manos la foto de un joven llamado Ramón Sánchez Moreno. “La imagen no me atañe personalmente”, confiesa, “pero para mí es como si fuera de mi familia. Todos ellos lucharon por la libertad de este país, por el progreso. Y es que este chaval -señalando a la imagen con el dedo- de 19 años, lo más grave que pudo haber hecho es pertenecer a un sindicato o haberse destacado en alguna lucha obrera, pero en ningún momento cometió ningún crimen para que lo asesinaran”.
Relatos del recuerdo y emociones
Muchas de las personas llevaban consigo una historia familiar. Un vínculo que los une con un allegado al que arrebataron su vida, lo fulminaron sin esperanzas de seguir adelante. “Mi bisabuelo Juan Rodríguez fue fusilado en las tapias del cementerio de Carmona en agosto de 1936”, confiesa Gracia Maqueda, quien forma parte de la Asociación ‘Nuestra Memoria de Sevilla’. Y es que todos estos relatos personales conforman un ramillete de semblanzas. Un conjunto de vivencias que muchas siguen aún en el olvido.
Maqueda lo tiene claro, no duda de los motivos que la han trasladado a estar en la manifestación. “El movimiento memorialista toma las calles de Sevilla queriendo dar visibilidad a los represaliados, las represaliadas, los asesinados y asesinadas, los depurados y depuradas de cualquier forma. No solo a los que mataron y que están aún en las cunetas después de 80 años, sino también por los que fueron torturados, por las mujeres vejadas y por la depuración en los trabajos, sobre todo en el magisterio”. Toma un respiro, se escucha mientras gritos al son de “libertad, justicia y reparación”, y termina añadiendo que, igualmente, “por los bebés robados”.
Los sentimientos que se estaban dando lugar se mezclaban, se diluían los unos con otros. La emoción se palpaba, compañeros y compañeras en una misma causa se abrazaban, charlaban y coreaban consignas del tipo “no nos mire, únete” o “Ley de Amnistía, derogación”. “Hoy estoy muy contento porque Andalucía ha respondido a la manifestación que está en contra del gobierno andaluz, quienes han metido la ley en un cajón y se han olvidado totalmente de ella”, expresa Fernando Pineda Luna, presidente de la Asociación de Memoria Histórica de la provincia de Huelva. Justificación de esto anterior es que “tanto es así que las últimas ayudas oficiales de la Junta fueron del anterior Gobierno socialista. Desde entonces no se ha hecho nada, solo tomarnos el pelo”.
La manifestación seguía andando, llegando hasta la zona de Puerta de Jerez. Mientras, a lo largo de toda la Avenida de la Constitución se divisaba una marea de personas. A la cabeza, miembros de la Coordinadora Andaluza por la Memoria Histórica y Democrática y la Asamblea Andaluza Memorialista portaban una pancarta que decía: “En defensa de la Memoria Histórica, en recuerdo de las víctimas del franquismo. Andalucía con memoria”.
“Hay que sacar a nuestros muertos de las cunetas. Esto es algo humano. Si aquí no va a haber venganza, ellos ya no están con nosotros. Pero tenemos que conocer nuestra historia, aunque no se hable y parezca que no ocurriera nada”
En medio y llevando la lona se encontraba el que fuera exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, quien más tarde leería el manifiesto memorialista. Y a uno de los márgenes estaba María Huelva, perteneciente a la Asociación de la Desbanda. Con firmeza dice que “hay que sacar a nuestros muertos de las cunetas. Esto es algo humano. Si aquí no va a haber venganza, ellos ya no están con nosotros. Pero tenemos que conocer nuestra historia, aunque no se hable y parezca que no ocurriera nada”.
Al mismo hilo que Huelva, Paqui Bejarano Albalá, presidenta de la Asociación Pro Memoria Histórica de la Media del Guadalquivir, defiende “la dignidad que se merecen las víctimas”. Además, recalca que “no es suficiente con que haya una ley, sino que, para que se cumpla, tiene que haber una organización, una presión detrás. Si no, está claro que la ley por sí misma no tiene fuerza”. Incluso, no se quería olvidar de la inactividad por parte de los Ayuntamientos: “sean del color político que sean, no vemos que hagan efecto”.
Música y juventud para continuar
Segunda y última parada: las explanadas frente al Palacio de San Telmo. Allí, a un lado, colindando con los Jardines de Cristina, había un escenario por donde pasarían distintas figuras del movimiento memorialista. En pocos minutos iba a tener lugar un acto conducido por la periodista Mercedes de Pablos. Pero mientras, los manifestantes llegaban a los alrededores. San Telmo se llenaba cada vez más.
Entre todos ellos, también se encontraba gente joven. Distintas generaciones se citaron para reclamar el cumplimiento de la ley 2/2017, de 28 de marzo. “Estamos viendo como en temas de memoria democrática y reparación se está dando frenazos importantes. En cualquier ámbito, ya sea en las fosas comunes o para sacar a Queipo de Llanos de la Basílica de la Macarena”, explica Andrés Fernández, coordinador de los jóvenes de Izquierda Unida de la provincia de Málaga.
“No se nos enseña la verdad. Apenas tocamos el franquismo en el instituto. Casi no llegamos a ese apartado y si lo hacemos, nos la cuentan de una manera”
Y en referencia a la educación, lamenta que “no se nos enseña la verdad. Apenas tocamos el franquismo en el instituto. Casi no llegamos a ese apartado y si lo hacemos, nos la cuentan de una manera”. Además, Fernández resalta “la importancia de tener una educación que llegue a esta parte ya que así se podrá despertar desde edades tempranas el interés por la historia de nuestro país para que no tropecemos dos veces con la misma piedra”.
No fueron pocos los que pasaron por las tablas del escenario. Para empezar y amenizar el ambiente, la cantautora Lucía Sócam rindió homenaje al son de su guitarra y voz. La gente se agolpaba a los alrededores para escuchar a la de Guillena, mientras otros se hacían fotos con Baltasar Garzón, previo a su intervención donde leería el manifiesto.
El cielo azul se tiñó de poesía gracias a la periodista y escritora argentina, Susana Falcón. Ya pasada las 13 horas, los actos seguían dándose y en nombre de las víctimas y familiares hicieron acto de presencia Ana Sánchez y Alejandro Ruíz Huertas, profesor de Derecho Constitucional y único superviviente de la matanza de Atocha en 1977.
Un ambiente ameno, cercano, todos se conocían y desconocían a la misma vez, pero todos aportaban su granito de arena para no olvidar, sino para recordar y reclamar que hay una ley de memoria. Mientras, Luís Naranjo, por parte de la Asamblea Andaluza Memorialista y José Esteban Garrido, de la Coordinadora Andaluza por la Memoria Histórica y Democrática hacían aparición sobre el tablado.
La manifestación llegaba a su final con una segunda actuación de Lucía Sócam, quien dejaba un buen sabor de boca entre los participantes. Esto acababa, pero con vistas a que no se podía quedar ahí.
Cada víctima cuenta
Notorias fueron las palabras que quiso dejar Antonio Manuel Mateo, vicepresidente y portavoz de la Coordinadora: “La reparación individual de una víctima contribuye a la recuperación de la memoria colectiva democrática. Una memoria que nos debe de servir para conocer el pasado, saber interpretar el presente, pero, sobre todo, para saber hacia dónde vamos y así construir una sociedad democrática y consolidada sobre los principios fundamentales de la Democracia”.
Mateo, además, quería aclarar “que la derecha de este país tiene que dejar claro cuál es su posición al respecto del franquismo y sus víctimas. No se puede ir abanderando la libertad y la democracia como suelen hacer de manera reiterada, cuando no entienden de derecho internacional de protección de los derechos humanos y los principios que los fundamenta, que son: justicia, reparación y garantía de no repetir”. Y para ultimar, espera y desea, que “tomen nota de lo que han visto”.
Júbilo y esperanza como colofón a una mañana de lucha y gritos en la calle para recordar que la historia no está para olvidarla, así como tampoco a las víctimas del franquismo. El himno de Andalucía sonaba y luego Imagine de John Lenon. Broches de oro que hicieron que poco a poco los alrededores de San Telmo se despejasen de todas las personas que acudieron a la manifestación. Cada una tomó sus respectivos caminos, llevándose consigo y para el recuerdo una bonita y reivindicativa mañana de este 13 de noviembre.