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Medio ambiente
Con ayuda de científicos, vecinos organizan primera “termometrada” en quince barrios y municipios de Madrid
La ciudadanía madrileña en toda la región continúa preocupada por la pérdida de espacios verdes tanto urbanos como rurales. A medida que se ha intensificado la tala de árboles por obras de infraestructura, y la remodelación de plazas que han dado lugar a la sustitución de vegetación por zahorra y hormigón, el movimiento vecinal no se ha quedado de brazos cruzados y está diversificando sus acciones para visibilizar los riesgos de la pérdida del verde urbano, el aumento de zonas pavimentadas en un ciudades que privilegian la circulación de automóviles.
La plataforma Salvemos Nuestros Parques ha convocado para este sábado 8 de julio una medición masiva de temperatura —una termometrada— en la que participan vecinos de 15 barrios y municipios de Madrid. Esta actividad de ciencia ciudadana cuenta con la coordinación técnica de los investigadores Andrés Cardil Tornos, personal investigador del CSIC, y Máximo Florín Beltrán, profesor titular de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Castilla-La Mancha, con la colaboración de Ecologistas en Acción. Con las distintas mediciones se pretende analizar los efectos que tienen el arbolado urbano en las condiciones de confort térmico y habitabilidad de las ciudades.
Que con las temperaturas que tenemos a algunos les sigan molestando los árboles, es algo para estudiar....en psiquiatría. #salvemosnuestrosparques pic.twitter.com/0XdNSp7tOj
— SalvemosElCalero (@Salvarelcalero) June 30, 2023
Para ello cuentan con la participación de decenas de voluntarios, que recibieron una formación técnica básica en días pasados. Uno de los coordinadores, Andrés Cardil Tornos, investigador del CSIC, explica: “El objetivo es estudiar el impacto de espacios verdes en la sensación térmica, es decir la temperatura que sentimos los habitantes de estas ciudades de Madrid. Para ello se estudiará el efecto que tienen el arbolado y el suelo en evitar que se caliente el espacio durante el día, en que refresque, y para ver cómo se disipa esa temperatura una vez que baja el sol”.
Para realizar las mediciones se han escogido tres tipos de espacios urbanos: los parques, lugares de sombra tupida y suelo natural, en el otro extremo, lo que llaman “la zona infernal”, un espacio sin sombra y suelo artificial, como cualquiera de las plazas duras que están construyendo ahora mismo, y, finalmente, espacios mixtos donde hay una sombra tupida dispersa con suelo artificial como podría ser cualquier calle con cierto arbolado. En estos espacios escogidos, un total de 15, se medirán simultáneamente las temperaturas en tres horas del día, a las 7:30 de la mañana, el espacio en su momento más fresco, luego a las 5 de la tarde, dos horas después del cenit solar, en su máxima temperatura. Y, por último, medir dos horas después de que baja el sol, a las 00 horas.
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Entre los espacios escogidos se han tomado en cuenta barrios del centro que no cuentan con muchos parques, como Lavapiés o Chamberí, barrios con parques en los que hay proyectadas grandes obras como los de Arganzuela o Comillas, con la ampliación de la línea 11 de Metro, o la Ermita del Santo, con el proyecto de torres que se pretenden construir. También se incluyen zonas en las que se ha producido una sustitución de suelo natural por algún tipo de pavimentación, como los parques de la Cornisa, El Calero, Aluche o Carabanchel, así como otras zonas, como Delicias y Palos de la Frontera, donde las obras de ampliación de la línea 11 de metro también supondrán la eliminación de no pocos árboles. La iniciativa ha sido tan bien acogida por los y las vecinas de los distintos barrios de la capital, y de municipios limítrofes como Pozuelo o Getafe, que también denuncian la tala injustificada de arbolado.
“La termometrada como una herramienta muy potente para concienciar sobre el impacto de las zonas verdes en la habitabilidad de nuestras ciudades”
“El tiempo de cuánto tardan estos espacios en ser habitables es un tema que preocupa mucho a la ciudadanía, por lo que vemos la termometrada como una herramienta muy potente para concienciar sobre el impacto de las zonas verdes en la habitabilidad de nuestras ciudades”, apunta el investigador quien atribuye un gran potencial divulgativo a esta iniciativa, de la que promete hacer un tratamiento riguroso de los datos para presentar unos resultados en un informe con perspectiva científica, en el mes de septiembre.
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Para Salvemos Nuestros Parques, la importancia de la iniciativa de esta experiencia de ciencia ciudadana es que la gente se arme de evidencias para reclamar otros diseños de parques, jardines y calles, ya que consideran imprescindibles más espacios verdes y mayor biodiversidad. “La implicación de la ciudadanía refuerza la conciencia social sobre las fatales consecuencias de la sustitución de espacios verdes por urbanismo hostil, del que los vecinos y vecinas son víctimas”, recalcan. A su vez consideran que “a mayor participación y formación de la ciudadanía, más posibilidades de realizar futuros estudios más exhaustivos. Y, cuanto más conocimiento, más recursos para pensar y abrir nuevos debates sobre el efecto que tiene el diseño de las ciudades en el bienestar de sus habitantes”.
“La implicación de la ciudadanía refuerza la conciencia social sobre las fatales consecuencias de la sustitución de espacios verdes por urbanismo hostil, del que los vecinos y vecinas son víctimas”
Los habitantes de las grandes ciudades toman cada vez más conciencia sobre la enorme repercusión que tiene la sustitución del suelo natural, y la eliminación de la sombra proporcionada por el arbolado, en la temperatura que se percibe. Pero para más inri, muchas personas ya padecen los efectos del calor en su salud. Según el Instituto de Salud Carlos III, solo en el verano de 2022 hubo un exceso de mortalidad por calor estimado en 1.301 personas. Por tanto, esta termometrada aunque es la primera edición, ya ha despertado un considerable interés para aplicarse en otros territorios. “Hemos visto que hay mucha motivación e ilusión por parte de la gente que quiere participar y muchas más personas y organizaciones y ciudades que quieren unirse”, añade Andrés Cardil. No descartan hacer el experimento en más ciudades y con objetivos más ambiciosos.