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Comercio justo
Comercio Justo: una alternativa que sienta bien a todo el mundo
Es muy posible que seas una de esas muchas personas que cada mañana toman un café para despertarse. Decimos que es muy posible porque en nuestro país se consumen 14.000 millones de tazas de café cada año. O quizá seas más de desayunar té, la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua. También es muy posible que endulces alguna de estas bebidas con un poco de azúcar o que tomes algo de chocolate durante el primer almuerzo del día (o a lo largo de la jornada). También te vestirás con ropa que, muy probablemente haya sido confeccionada en algún país asiático ya que es ahí donde se producen más del 60% de las prendas.
Inmersas como estamos en nuestro día a día, en nuestras preocupaciones, es posible que no prestemos atención a estos gestos (actos de consumo) que hacemos cada mañana. Sin embargo, tienen un enorme impacto en la vida de millones de personas.
El té, el café, el cacao, el azúcar y la ropa son productos muy consumidos en todo el mundo, que generan ingresos millonarios y cuyo mayor valor generado queda en los últimos eslabones de la larga cadena de producción. En el otro extremo, al inicio de la cadena, las millones de personas que los cultivan en África, Asia o América Latina, reciben pagos ínfimos, en ocasiones por debajo de costes, lo que genera salarios muy alejados del mínimo legal con los que no se pueden cubrir las necesidades básicas.
Por poner un ejemplo, en Uganda, los campesinos y las campesinas que cultivan café reciben aproximadamente el 6% del precio final del producto, mientras que la empresa multinacional se queda con el 50%.
La explotación laboral infantil es otra de las problemáticas comunes a estos productos. Solo en las plantaciones de cacao en África, más de 1,5 millones de menores trabajan haciendo tareas peligrosas como manipular químicos o usar machetes. De hecho el 70% del trabajo infantil en todo el mundo se concentra en la agricultura.
En el sector agrícola y en particular en algunos productos, persisten situaciones heredadas de las épocas coloniales. En el caso del té la mayoría de sus trabajadores y trabajadoras descienden de familias campesinas pobres que fueron reclutadas como esclavas hace más de 150 años. Viven (o más bien malviven) en la propia finca, en viviendas miserables proporcionadas por el empleador y sin las condiciones mínimas de habitabilidad.
En el corte de caña de azúcar, un trabajo muy duro, se mantienen condiciones de esclavitud moderna. Los jornaleros realizan jornadas extenuantes, a pleno sol, con pocos descansos y con escasa agua potable (para la cantidad de líquido que pierden). Sus salarios son ínfimos.
Pero además de los aspectos laborales y sociales, las personas que cultivan estos productos sufren de manera directa los impactos ambientales y los efectos del cambio climático. Un dato: el 70% del bosque natural en Ghana y Costa de Marfil ha disminuido en las 3 últimas décadas debido al cultivo del cacao.
En este contexto, el Comercio Justo constituye una alternativa a estas problemáticas y retos globales. No es casualidad que el café, el cacao, el azúcar, el té o la ropa sean los productos más significativos de este movimiento social de la Economía Social y Solidaria que garantiza el respeto a los derechos laborales y medioambientales, prohíbe la explotación infantil y apuesta por la igualdad de género.
Por ello, en nuestro Día Mundial (13 de mayo) decimos alto y claro que los productos de Comercio Justo sientan bien a todo el mundo, a quien los consume, a quien los ha producido y también al planeta.
Y para celebrar este Día, celebrar que hay alternativas comerciales y económicas respetuosas y humanas, y celebrarlo con quienes leéis este blog, os invitamos a acercaros a nuestras tiendas (tendremos cosas ricas para que probéis) y a visitar la web lesientabienatodoelmundo.org, que hemos hecho con mucha dedicación y cuidado. El mismo que ponen en su trabajo las más de 2 millones de personas que trabajan en las cooperativas de Comercio Justo elaborando té, café, cacao, azúcar y ropa.