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Italia
Gentrificación y represión: crónica de una Torino militarizada
El desalojo del centro social Asilo Occupato, en Turín, ha desembocado en una militarización de la ciudad italiana.
Amanecer del jueves 7 de febrero. Desde la madrugada, había habido señales de alarma: decenas de lecheras circulando por la ciudad de Turín. Cuando un ejército de diversos cuerpos represivos —policía, carabinieri, guardie di finanza, digos— provenientes de todo el Estado hacen irrupción en el Asilo Occupato de la calle Alessandria, cinco anarquistas consiguen subirse al techo. Aguantarán 36 horas de asedio, pese a haber temperaturas bajo 0.
Está siendo desalojado el Asilo Occupato, un proyecto autogestionado, ubicado en el barrio turinés de Aurora, que desde 1995 ha dotado de sociabilidad y organizado la solidaridad en el barrio: tienda gratis, difusión de las ideas anarquistas por medio de su biblioteca, gimnasio popular, fines habitacionales, serigrafía, conexión gratuita a internet, apoyo moral y con costes legales a encausados, conciertos y apoyo a Radio Blackout (radio autogestionada de la ciudad), movimiento NO TAV (en contra de la construcción de un tren de alta velocidad entre Turín Lyon), activismo contra la expulsión de inmigrantes…
Precisamente por esta última iniciativa, la lucha activa contra los CPR —los CIE de Italia—, la Fiscalía ha abierto la operación Scintilla, por la cual acabarán en prisión seis anarquistas —Silvia, Niccolò, Lorenzo, Giada, Antonio y Giuseppe— de Turín y alrededores, acusados de terrorismo. Todo apunta a que la coincidencia entre la citada operación y el desalojo de este centro social histórico, situado en la periferia norte de la ciudad, no son para nada casuales.
Justo en esta periferia norte de la ciudad, barrios de Aurora y Barriera de Milano, es donde en los últimos meses se ha visto agudizado un proceso de gentrificación iniciado hace años, que se ha llevado en gran medida por delante otros barrios populares como el de San Paolo, Vanchiglia o San Salvario. Proceso que tenemos muy presente también aquí en Madrid.
En este contexto gentrificador tenemos, por un lado, la parte más marginal del mercado de antigüedades y segunda mano —conocida como Balon—, que ha sido expulsada (aunque siguen resistiendo y los afectados y solidarios se están organizando), la inminente apertura del Mercato Centrale —basado en el modelo de San Lorenzo, en Florencia, y análogo al de San Miguel aquí en Madrid— en Porta Palazzo —donde se desarrolla un mercado centenario y de los más grandes de Europa— y, ahora, el Asilo Occupato , que parece que será entregado a la escuela Holden o a la IAAD, dos universidades privadas.
Sin embargo, la respuesta de los compañeros turineses no se hace esperar pese a la militarización y ocupación durante una semana de un barrio entero, al cual era imposible acceder a menos que fueras residente del mismo y con identificación previa.
Inmediatamente se sucedieron concentraciones y manifestaciones espontáneas —en las que cuatro manifestantes fueron arrestados— en solidaridad con los compañeros que aún resisten sobre el techo y se organizó una manifestación para el sábado 9 de febrero que recoge a más de 2.000 personas y cuyo objetivo fue sobrepasar el cerco militar con el lema “Fanno la guerra ai poveri e la chiamano riqualificazione. Resistiamo contro i padroni della città” (declaran la guerra a los pobres y le llaman recualificación. Resistamos a los jefes de la ciudad).
Todos los puentes que dan acceso al barrio están cortados y se producen los primeros encontronazos: los manifestantes lanzan piedras y petardos, y la policía responde con gases lacrimógenos y manguerazos. Los manifestantes no se rinden y prueban a entrar por distintas partes en mitad de barricadas y contenedores incendiados.
La policía, aprovechando un embotellamiento, carga contra los manifestantes y once son detenidos. Cuatro de ellos necesitan ser trasladados por una ambulancia y uno de ellos ingresa en Urgencias en estado grave con un traumatismo craneoencefálico.
En días sucesivos, Ciro Sciretti, líder de la circunscripción 6 de la Lega, declara: “Hace falta un poco de Escuela Díaz”, en clara alusión a lo acaecido tras la manifestación en contra de la reunión del G8 en Génova en 2001.
La alcaldesa de Turín, Chiara Appendino, del Movimiento 5 Estrellas —partido supuestamente de izquierdas al que la presencia de pobres en su ciudad le parece feo—, felicita la acción policial y condena a “los violentos”.
El miércoles 13 de febrero se organiza una manifestación en contra de la alcaldesa. Varios manifestantes que van camino a la misma en tranvía se ven bloqueados dentro por la policía, que les carga allí mismo y otro manifestante es arrestado.
Se pide cárcel para los once detenidos en la manifestación del sábado, que son acusados de resistencia, lesiones, tenencia de armas, devastación y saqueo. Para el 13 de febrero caen todos los cargos excepto el de resistencia, y se decreta libertad provisional con medidas cautelares como la obligación de ir a firmar periódicamente en comisaría. Sin embargo, su salida de prisión no se hace efectiva hasta varios días después.
De los seis detenidos por la operación Scintilla, el 18 de febrero los hombres fueron trasladados a la cárcel de alta seguridad de Ferrara y las mujeres siguen en la de Turín, aisladas del resto de presas. Ese mismo día, Claudia, arrestada en la manifestación del día 13 de febrero, fue liberada.
A pesar del clima represivo, las iniciativas en solidaridad con los presos y en contra de la presencia policial en la ciudad no se detienen. En la web de Radio Blackout se pueden encontrar vías para dar apoyo al colectivo de Asilo Occupato.