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Memoria histórica
Ahora que se cumplen 60 años de ‘Al vent’, la canción de Raimon que alentó libertad
Sabemos hoy, cumplidos sesenta años desde que fue difundida la canción, que Al vent, de Raimon, se compuso en 1959 con el viento al pie de la letra, mientras su autor viajaba en moto desde su localidad natal, Xátiva (Játiva entonces) a Valencia, ciudad en la que estudiaba. Al vent fomó parte del primer disco del cantautor, publicado en 1963. También nos enteramos de que, en principio, ese canto de libertad contra la dictadura franquista no fue concebido como tal, sino que fue producto en buena medida de las circunstancias que lo hicieron ir de voz en voz.
Una de ellas, decisiva a mi juicio, fue el recital que Raimon celebró en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, un lustro después (1968) de que la canción sonara en la guitarra de cantautor valenciano, y que acabó con numerosas detenciones y cargas policiales. Como consecuencia de la repercusión que tuvo este recital, probablemente, Raimon fue un nombre que se empezó a conocer en el resto del país y que en la pequeña ciudad de Gijón obtuvo, casi de inmediato, una especie de pequeña réplica con lo que por aquellos años creo que se denominaba disco-forum, a imagen y semejanza de los cine-forum en los que algunos nos iniciamos como espectadores de lo que poco después se llamarían salas de arte y ensayo (cinema Brisamar por lo que respecta a la citada ciudad asturiana).
Aquel disco-forum, con Raimon como protagonista, tuvo por escenario el salón de actos del viejo Ateneo Jovellanos en el que un grupo de adolescentes, entre los que me contaba, participó en un relanzamiento de la vida cultural gijonesa con funciones de teatro, alguna que otra película de temática social, revistas leídas y esa agitada sesión con agentes de la policía secreta sentados en las butacas, en la que se enarboló la palabra y la música de Raimon como voz adelantada del cambio porque era lo que nos pedía el cuerpo.
Lo que entonces fue solo un tibio amago reivindicativo en una pequeña localidad provinciana, será algunos años más tarde un grito muy alto y claro ante los vientos democráticos que se dejaban notar tras la muerte del general Franco. Me refiero al histórico recital del cantautor valenciano en el Pabellón de Deportes del Real Madrid en febrero de 1976, solo tres meses después del fallecimiento del dictador. Tuve la oportunidad de estar allí y de comprobar el grado entusiasta que tenían por entonces las expectativas democráticas, expresadas con una mezcla de rabia y esperanza entre los seis mil espectadores -en su mayoría jóvenes- que abarrotaron los graderíos.
No pudo faltar el disco en directo que se grabó con ocasión de aquel evento, en el que la música (veinte canciones) ocupa dos terceras partes del minutaje, pues lo demás son aplausos, reivindicaciones de amnistía y libertad, gritos de ¡Sí, sí, Dolores a Madrid!! (por Dolores Ibarruri) y proclamas diversas de un público en verdad enfebrecido, cuando esta expresión era cierta en aquella España. Aquella noche, la oposición política se dejó ver al pie del escenario, tanto quienes formaron parte de la Junta Democrática (PCE y Comisiones Obreras) como quienes integraban la llamada Plataforma de Convergencia (PSOE, UGT), no se si ya entonces Platajunta.
Raimon cantó en primer lugar La Nit, echando una mirada retrospectiva al pasado oscuro de la dictadura, y acabó el recital con Diguem no: No, jo dic no,Diguem no: Nosaltres no som d’eixe món. Al vent fue la quinta canción, especialmente celebrada por el respetable. Cuentan las crónicas que hubo a lo largo del espectáculo gritos contra el rey y Jefe del Estado por la gracia de Franco que predispusieron al jefe del operativo de la Policía Armada a tomar medidas represivas. La intervención de Annalisa Corti, la esposa italiana de Raimon, fue decisiva para evitarlo, instando al funcionario a que consultara a sus jefes semejantes intenciones antes de ponerlas en práctica.
Por fortuna, no se repitió el desenlace que había tenido ocho años atrás el anterior concierto del cantautor, con el dictador aún dispuesto a firmar sentencias de muerte, como de hecho firmó hasta meses antes de su óbito. Nosaltres no erem d'aquell mon.