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Laboral
La lucha por el pan y el trabajo en Linares
Las masivas movilizaciones por el empleo en Linares sacudieron la comarca, conectando con un pasado de resistencia
19 de julio de 2017. Mientras las playas andaluzas estaban atestadas y el fantasma del paro desaparecía durante unos meses al calor del turismo masivo, una ciudad del interior clamaba por su supervivencia. Linares salía a la calle en pleno verano, reclamando empleo y defendiendo los trabajos industriales que aún perviven en el viejo complejo industrial de Santana. El conflicto de Aeropoxy, empresa con 54 trabajadores dedicada a la fibra de vidrio y los materiales compuestos enfocados al sector aeronáutico y ferroviario, avivó la llama de la lucha obrera sacando a 5.000 personas a la calle.
En noviembre de 2016 la empresa presentó el primer expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) de diez meses para 33 trabajadores. Finalmente se llegó a un acuerdo para que entrase toda la plantilla y tuviera carácter rotatorio durante seis meses, “bajo la promesa de que en diez meses el problema estaría arreglado, pero pasados esos seis meses tuvimos que renovar otros cuatro con las mismas condiciones”, explica Ramón Rayo, trabajador y miembro del comité de empresa.
El problema continuó cuando la empresa entró en concurso de acreedores. Tras dos ERTE seguidos, les comunicaron que “pasaban directamente a la fase de liquidación”. No obstante, Ramón se muestra tajante: “Después de la primera reunión con los administradores, el 14 de septiembre de 2017, lo que tendrían que haber hecho es cerrar la empresa”, ya que se había aprobado la liquidación. Pero tras varias movilizaciones lograron que los administradores concursales vieran una posibilidad para la empresa con “la unidad productiva en funcionamiento”.
Con ese conflicto laboral abierto, cual sal en la herida que recuerda el drama industrial de la comarca, nació la plataforma ciudadana Todos a Una por Linares. Manuel Gámez, presidente de la Cámara de Comercio local y uno de sus portavoces, reconoce en el 19 de julio el punto de arranque del movimiento. “Esa misma noche un compañero creó un perfil en Facebook con el título ‘Todos a Una por Linares’, en referencia a Fuenteovejuna. Y en una semana ya tenía 8.000 seguidores”. Ya había una indignación acumulada, fruto de “una mayor tasa de paro, de exclusión social y migratoria”, dice. El mensaje de la plataforma es sencillo: a favor de Linares y en contra de nadie. “Algo que logró empatizar con muchos sectores. Todas las puertas se abrieron: asociaciones de vecinos y deportivas, los hoteles también se volcaron. Incluso la clase política nos reconocía que este revulsivo había sido positivo”, comenta otro de sus portavoces, Antonio Barrios.
“Indignación acumulada”
Con esta idea, la plataforma convocó una manifestación el 14 de septiembre “para un fin común, salvando las diferencias ideológicas, sin distinción entre obreros y empresarios, entre jóvenes y mayores”. 40.000 personas respondieron portando la bandera de Linares y catapultando el conflicto a escala estatal.
Sin embargo, el proceso de movilización ha estado lejos de ser sencillo. La pugna entre clases o banderas ha estado presente. Para Antonio Barrios, la protesta del 19 de julio “no tuvo la repercusión que debería haber tenido dada la situación de la ciudad. Hay mucha gente que no entra por el tema de las banderas. Se siente el inconformismo de la gente, pero no se identifican con ninguna de las fuerzas que hace el llamamiento”.
CC OO, que impulsó la protesta del 19 de julio, se desmarcaba públicamente dos días antes del masivo 14 de septiembre. Su secretario provincial, Francisco Cantero, lo explica de esta forma: “Entendíamos que ofrecía una utopía a un problema complejo, sin señalar a los culpables y sin denunciar las reformas laborales que están precarizando a la clase trabajadora. Otro punto en desacuerdo era la invisibilización de nuestras siglas, que es lo que pretendían, que fuese como una marca blanca”. Por su parte, Antonio Barrios reconoce que les “dolió” que IU y CC OO dijeran que “no querían deshacerse de su simbología y que no iban a participar”.
A pesar de ello, tras esta protesta, el Ayuntamiento creó un consejo sectorial donde están integrados sindicatos, Cámara de Comercio, colectivos sociales y todo el arco político.
La plataforma Todos a Una por Linares convocó una manifestación de 40.000 personas en defensa del empleo en la comarcaUna historia de luchas. En los últimos años Linares ha vivido varios 14S. El 15 de marzo de 2014 se repetía la estampa en la Plaza del Ayuntamiento, así como el 21 de octubre de 2012. Pasan los años, pero el desempleo permanece. Y con él un mensaje: “Reindustrialización ya”.
Todas estas movilizaciones han evocado los años 90, cuando Linares también respondió para defender su pan. La crisis de Santana Motor comenzó en 1994 cuando la compañía japonesa Suzuki decidió retirarse de Santana. A partir de ese momento “se generó una gran movilización”, recuerda Ricardo Jiménez, trabajador santanero de la CGT. “En un primer momento creíamos que íbamos a superar ese bache cuando la Junta compró Santana, pero en 2001 quedó claro que lo que querían era disgregar la empresa para desunir a los trabajadores”, añade.
Ana Cobo, delegada de la Junta en Jaén, no comparte la visión sobre la responsabilidad de la Junta andaluza: “No considero que la Junta haya cerrado Santana. Se quedó con Santana para salvar los miles de empleos. Pero no podíamos mantener una industria con millones de pérdidas año tras año con dinero público. Eso hubiera sido un menoscabo de fondos públicos. Manteníamos a Santana en la UCI de manera artificial”. Aunque reconoce que el batacazo fue enorme, al vincularse todo el crecimiento a Santana: “Había poca diversificación, teníamos todos los huevos en la misma cesta”.
Lo cierto es que los trabajadores —con 828 votos a favor, 157 en contra y 154 abstenciones— apoyaron poner fin a 55 años de industria automovilística en Linares y en Andalucía. Según Jiménez, “por la complicidad de UGT y CC OO, que estuvieron a las órdenes de lo que dictaba Santana”. Algo que niega Cantero, quien cree que el cierre era inexorable ante la marcha de la multinacional. “Es fácil ver los toros desde la barrera, pero intentamos proteger a los trabajadores”. Cobo coloca el cierre de Santana en el marco de “un mundo globalizado, al igual que se han ido otras empresas a Marruecos, a China o La India”.
A pesar del tiempo transcurrido y de nuevos mensajes transversales, la lucha en clave obrera continúa en Linares. Los trabajadores de Aeropoxy siguen a la espera de un inversor para sostener la empresa, con la cuenta atrás ya en marcha, pues su carga de encargos finaliza el 30 de junio, fecha en que cerrará irremediablemente. Por eso Manuela Jiménez, de IU Linares, tiene clara la lección aprendida de los 90: “Si se logró entonces que Santana no cerrara fue por la lucha obrera en la calle. La manifestación del 14S no basta. Los papeles sabemos que se quedan en el cajón”.
1983. Fin de la licencia para construir el Land Rover. En 1984, fin de la actividad minera en Linares.
1985. Santana Motor comienza la fabricación de Suzuki. En 1991, Suzuki se convierte en accionista mayoritario de Santana Motor.
1994. Suzuki se retira de Santana Motor, con 2.400 trabajadores, y la Junta de Andalucía la asume convirtiéndose en la única accionista.
2004. El Santana Aníbal, de fabricación propia, gana el concurso del Ministerio de Defensa para ser el vehículo oficial del Ejército de Tierra. El presidente de Santana Motors anuncia beneficios para 2008. Huelga del metal en la provincia que dura dos días.
2011. Cierre de Santana Motor. Tras 17 años en manos de la Junta, acumula 287 millones de euros en pérdidas. Se inicia el plan ‘Linares Futuro’.
2012. Año de gran conflictividad sociolaboral en la comarca. 20.000 personas se manifiestan para pedir un plan industrial. Trabajadores de Santana Motors paralizan un Pleno Municipal, ocupan una oficina del SAE y obligan a suspender actos institucionales.
2013. Cesión de los activos de Santana Motors, por parte de la Junta de Andalucía, a los ayuntamientos de Linares y La Carolina.
2017. Manifestaciones masivas en Linares. La más concurrida congrega a 40.000 personas en una localidad que no llega a 60.000 habitantes y que cuenta con la tasa de desempleo más alta del Estado.
2018. La Consejería de Fomento anuncia que el “puerto seco” de Linares no estará operativo antes de 2024.