Huelga feminista
La huelga feminista afronta el reto de ser internacional

España, Argentina e Italia volverán a la huelga feminista, y Chile, Alemania y Bélgica estrenarán este año esta herramienta, en una cadena de saberes que se replica de lado a lado del globo.

El 8 de marzo de 2018, antes de que Facebook y Twitter cerraran las puertas hasta un nuevo día, una fotografía aérea se viralizaba y viajaba de pantalla en pantalla por todo el planeta. Era la imagen de una avenida de Estambul pintada de morado por paraguas, globos y pancartas en manos de mujeres que habían desbordado las calles de una de las principales ciudades de Turquía. Pero también circulaban imágenes de Buenos Aires, de Nueva York, de Milán, de Madrid… todas cubiertas por los diferentes movimientos feministas que enseñaban al mundo cómo se internacionaliza un grito. Si en 2018 más de 170 países organizaron numerosas protestas para ese día, este año algunas cristalizarán en una paro general. Hasta el momento, países como Argentina, Polonia, Italia o España ya han experimentado lo que es una huelga feminista. En 2019 se espera que la iniciativa se multiplique en una cadena de saberes que va cruzando de lado a lado del globo.

CADENA GLOBAL

Siguiendo esta cadena, Chile, Bélgica, Alemania y Portugal ya han anunciado que se unirán por primera vez a la huelga del 8M. “Cada país va adaptándola a su realidad, pero entre todas compartimos saberes”, asegura Haizea Miguela, vocera de la Comisión 8M de España, quien acudió a un encuentro en Oporto para compartir la experiencia española. Y, en este afán de poner en común experiencias, integrantes de la Comisión 8M de España han visitado Portugal, Alemania o Suiza. “Nosotras bebemos de las argentinas, de las polacas y de las italianas. Y de nosotras están bebiendo las alemanas, las belgas o las portuguesas”, cuenta.

Este “grito global” o “internacionalismo feminista”, en palabras de Miguela, tiene fiel reflejo en dos espacios: el Paro Internacional de Mujeres y la Internacional Feminista. En sus páginas de Facebook y en el canal de Telegram Internacional 8M se superponen las noticias y los carteles que animan a la protesta en México, Nicaragua, Ecuador, Reino Unido o Sudán. En ese canal, un vídeo de mujeres trans, trabajadoras domésticas, artesanas… llamando al paro “en algún momento del día” en Paraguay convive con la imagen de la primera asamblea feminista de Dublín de las mujeres migrantes llamando a la movilización, o un cartel de Bolivia reclamando la protesta del 8M “por las mujeres trabajadoras o las que luchan por los territorios y la naturaleza”.

ESPAÑA EN EL MUNDO

En España este año la huelga laboral, de cuidados, estudiantil y de consumo se repite con los mismos motivos de telón de fondo. Solo por dar algunas cifras, según los datos del Ministerio de Interior, las denuncias por agresiones sexuales en 2018 aumentaron un 23% y 47 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas durante ese año. Desde 2013, año en el que comenzaron los registros, ya hay 984 víctimas de violencia de género. Al mismo tiempo, la brecha salarial se sitúa en un 30% según los datos del Sindicato de Técnicos de Hacienda, Gestha.

Laura Casielles, vocera de la Comisión 8M e integrante de su comisión internacional, afirma con rotundidad que el pasado 8 de marzo español se ha convertido en un referente para muchos países. “La dimensión internacional puede ser un elemento diferenciador este año”, asegura. “Dado que hay una ofensiva global de quienes quieren recortar nuestros derechos, que se vea que también nosotras nos organizamos y nos coordinamos”, concluye.

ITALIA, GUERRA AL PASADO

Una ofensiva de especial intensidad que se siente en países como Italia, donde el partido ultraderechista de Salvini, la Liga, pretende introducir reformas que retrotraen al pasado. Así lo explica Marita Cassan, de Non Una Di Meno, un colectivo que “está llenando las plazas” y que consiguió reunir a 250.000 personas en Roma el pasado 24 de noviembre. “Si antes teníamos mil razones ahora tenemos cien mil”, asegura. En su tercera huelga feminista consecutiva, pararán por la reforma “muy grave” de algunas leyes o por el endurecimiento de las condiciones de las mujeres migrantes. “Quieren cambiar hasta el derecho al divorcio. Se prevé introducir la figura del mediador de manera obligatoria. Además, las autoridades intervendrán cuando uno de los menores no quiera ver al padre”, añade.

Si de veteranas va el tema, las argentinas ocuparían un lugar primordial, con su tercera huelga consecutiva

Junto al derecho al divorcio, Cassan recuerda otro aspecto que pende de un hilo: el aborto. “La objeción de conciencia de los ginecólogos que se niegan a esta práctica llega al 100% en algunas zonas, y la píldora anticonceptiva solo se suministra en el 10% de los hospitales”, relata Cassan, integrante de un movimiento que ha presentado un plan contra la violencia de género, “de 360 grados”. Según las cifras oficiales, 149 mujeres fueron víctimas de violencia de género en 2016. Por último, Cassan hace hincapié en el carácter inclusivo del movimiento ante las amenazas de un “gobierno homófobo”. Por ello, entre las demandas del 8M se encuentra la “despatologización de las personas trans” y “una ley contra la LGTBIfobia”.

BÉLGICA, DE EStRENO

Hace apenas unas semanas, Bélgica sorprendía anunciando que este año darán el salto hacia la huelga feminista. Un país donde en 2018 “apenas nos congregamos 300 personas en Bruselas, en una iniciativa institucional, este año hemos decidido dar el salto y hacerlo autónomo”, explica Malika Roelants, integrante de la comisión internacional de Collecti.ef 8 Maars, un colectivo que lleva caminando un año en un país donde aún no existen cifras oficiales sobre víctimas de violencia de género. “No existe recuento oficial y en la ley belga no existe el término violencia de género ni feminicidio. Sin embargo, en un recuento extraoficial calculamos que el año pasado fueron asesinadas 38 mujeres en un país de 12 millones de habitantes”, asegura Roelants.

Ella encara esta convocatoria con mucho optimismo pese a la juventud del movimiento. “Hemos tomado ideas de España, Argentina e Italia. Ya estamos respaldadas por varios sindicatos, una cosa que nunca hubiéramos creído”, afirma. “La primera reunión se celebró el 7 de octubre de 2018 y reunió a 150 mujeres de diferentes sectores, lo que es inédito en Bélgica. Desde entonces hemos hecho asambleas una vez por mes”, resume.

Al otro lado del charco Alondra Carrillo, de la Coordinadora Feminista 8 de Marzo de Chile, cuenta a El Salto que su país también ha decidido estrenar la herramienta del paro laboral, estudiantil, de consumo y de cuidados “pese a que en Chile está prohibida la huelga”. “Va a ser la primera del país, es un paso muy importante. El movimiento estudiantil y el de pensiones nos preceden”, asegura Carrillo. Este movimiento, que arrancó el pasado 8 de marzo, consiguió convocar en diciembre a 1.300 mujeres de todo el país en un encuentro para crear el programa de la huelga.

Entre sus demandas, la lucha contra los feminicidios ocupa un lugar primordial. “El año pasado hubo más de 50 feminicidios y ya van nueve en lo que va de año. Además, se agudiza su crueldad. Destaca el caso de Nabila Rifo, a quien su expareja arrancó los ojos y sobrevivió”, relata mientras añade que a la crueldad se le suma la culpabilización de la víctima. Pero las chilenas también paran el 8M por la imposibilidad del acceso a la vivienda —“en los tres últimos años ha habido un ascenso del precio de un 40%— o las actividades de la industria extractiva y la resistencia de los pueblos indígenas. “Han sido las mujeres las que se han movilizado por la defensa de la tierra”, asegura. Carrillo añade a estas demandas un asunto al que ponen especial énfasis, y es el reclamo por unas pensiones dignas, ya que en el país esta prestación no existe. “Envejecer en Chile es envejecer en la miseria, y esto afecta principalmente a las mujeres, que han pasado toda una vida dedicadas a los cuidados”, asegura.

VETERANAS

Más allá del 8M otro país prepara un paro para el 14 de junio. “Es bastante desconocido, pero la segunda huelga de mujeres de la historia, después de la de las islandesas, tuvo lugar en Suiza el 14 de junio de 1991”, asegura Noemí Blázquez, del Colectivo de Ginebra para la Huelga Feminista y de Mujeres. Esa movilización histórica, que congregó a 500.000 personas y se coló en los centros de trabajo y en los hogares, consiguió una ley federal de igualdad entre hombres y mujeres, registrada en 1996. “No obstante, la realidad no atiende a lo legislado, y por ello desde el pasado verano comenzamos a organizarnos”, asegura Blázquez. Así, este país, donde se sigue hablando de violencia doméstica, la brecha salarial es del 19% y solo hay un 32% de mujeres en el Consejo Nacional, celebrará este año su segundo paro conmemorando esa fecha histórica.

En Italia, donde la Liga plantea reformas contra la migración o una reforma del divorcio, el movimiento feminista protagoniza el 8 de marzo su tercera huelga

Y si de veteranas va el tema, las argentinas ocuparían un lugar primordial, con su tercera huelga consecutiva. Su lucha se ha convertido ya en un icono internacional, por lo que cada vez lo hacen con más ganas. “Estamos convencidas que el llamado a paro en Argentina ha sido modelo para otros países, no solo de Latinoamérica, sino del mundo. Eso nos da la responsabilidad de multiplicarnos cada vez más”, asegura Flor Santillán, vocera del colectivo Ni Una Menos de Villa Carlos Paz (Córdoba). Santillán explica que este año centrarán sus voces de nuevo contra el feminicidio. “Más de 30 mujeres han sido asesinadas ya en Argentina en lo que va de año. Exigiremos la declaración de la emergencia en violencia de género para todo el país”, anuncia. A esta consigna se sumará la lucha por conquistar el aborto legal, seguro y gratuito y la aplicación de la Ley de Educación Sexual en todos los ámbitos educativos.

A la pregunta de si las anteriores experiencias de paros han servido para algo, Santillán se muestra rotunda: “Que hoy estemos debatiendo en todos lados la necesidad de organizarnos para luchar por el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos es un triunfo. Que las jóvenes estén trabajando para identificar y eliminar los noviazgos y los vínculos violentos es un triunfo… Allí donde haya cuatro, veinte, cien o un millón de mujeres juntas, organizadas y en las calles, la lucha feminista está triunfando”, concluye.

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