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Hemeroteca Diagonal
Caso Pedro Álvarez: 15 años de impunidad
Pedro Álvarez murió presuntamente a manos de un policía fuera de servicio en 1992. La familia denuncia que nadie ha sido juzgado y las investigaciones están paralizadas desde el principio, a pesar de que el caso pronto prescribirá.
El sábado 15 de diciembre, puntualmente y como cada año, centenares de personas se concentraron en la plaza Universitat de Barcelona para recordar a Pedro Álvarez, el joven muerto en 1992 de un disparo en la cabeza tras una discusión de tráfico. Esta vez, y con motivo del 15 aniversario, la manifestación transcurrió por el centro de Barcelona. La habitual concentración en L’Hospitalet de Llobregat, en el mismo cruce donde se produjeron los hechos, se convirtió este año en una ofrenda floral realizada por la mañana en el barrio de la Torrassa.
Los lemas, consignas y pancartas (“Pedro, hermano, nosotros no olvidamos”) de los más de 600 manifestantes se repiten desde la madrugada del 15 de diciembre de 1992, cuando Pedro Álvarez paseaba con su compañera por L’Hospitalet y recriminó a un Opel Vectra blanco la conducción temeraria que casi los arrolla. El coche frenó y descendió un hombre que, tras iniciar una discusión verbal, volvió al coche para coger una pistola, encañonar a Pedro y dispararle a quemarropa tres tiros, uno de ellos mortal.
Pocos días después fue detenido por orden judicial José Manuel S.F., agente adscrito a la Brigada de Seguridad Ciudadana. El modelo y la marca de su vehículo coincidían; el agente admitió estar aquella noche de copas en L’Hospitalet, y la compañera de Pedro lo reconoció inmediatamente como el autor del disparo. Además, la munición PK que acabó con la vida de Pedro era la habitual de la Policía española. Pero, en una incomprensible decisión y entre otras irregularidades, la misma jueza que ordenó su detención, María José Magaldi, decretó dos días después la libertad del policía “por falta de pruebas”. Según la Plataforma Pedro Álvarez, desde entonces no se ha ordenado ninguna investigación más.
José Manuel S.F. había realizado aquel mismo verano tareas de escolta para los monarcas españoles durante los Juegos Olímpicos. El agente, con una trayectoria conflictiva conocida en el cuerpo, había sido degradado y trasladado internamente en varias ocasiones y, la misma noche del asesinato de Pedro, tuvo otro altercado grave con un guarda de seguridad privada en el barrio colindante de Bellvitge. Tras su detención, estuvo suspendido de empleo y sueldo durante tres meses, y cuando se reincorporó solicitó la baja por motivos psicológicos. Ninguno de los recursos judiciales presentados por la familia ha prosperado. En 1998 el caso fue derivado a la Guardia Civil, y en 2000 la Audiencia Provincial sobreseyó nuevamente el caso. Frente a esto y desde el primer momento, la familia no desfalleció y trasladó la lucha a la calle, a los movimientos sociales y a los colectivos populares, así como a diversas instituciones catalanas y estatales, hasta llegar al Congreso de los Diputados. Hasta hoy no han parado. Prueba de ello es que Juanjo Álvarez, padre de Pedro, responde a Diagonal desde las mismas puertas del Parlament de Catalunya, donde acaba de registrar una nueva carta dirigida a su presidente, Ernest Benach, y al consejero de Interior, Joan Saura. En la misiva vuelve a exigir el esclarecimiento del suceso y denuncia que los poderes obstruyen y encubren la investigación, en vez de solucionar un caso que se ha convertido en un paradigma de impunidad policial. Como Juanjo contestaba hace unos años al director general de la Policía de entonces en un programa de TVE que nunca se llegó a emitir, “el problema no es que haya habido un asesinato y no sepáis quién ha sido, el problema es que ha sido asesinado mi hijo. Si hubiera sido el tuyo el culpable, fuera quién fuera, ya estaría en la cárcel”.
“Pedro sigue muerto y el asesino de mi hijo sigue en la calle y protegiendo al pueblo”, explica Juanjo Álvarez de forma concisa y clara. “Por eso se creó la plataforma popular, que aun después de 15 años sigue uniendo a todas estas personas que se identifican con el caso de Pedro porque representa uno más de los abusos de poder a los que estamos sometidos. Ése es el mayor éxito”. La Plataforma Pedro Álvarez es una agrupación de personas y asociaciones muy diferentes entre sí que en el momento de la exculpación del presunto asesino de Pedro se pusieron manos a la obra espontáneamente para reivindicar que se aplicase justicia.
De esta plataforma nació también la Asociación Contra los Abusos del Poder (ACAP), que llegó a reunir a más de 20 agrupaciones, artistas y familias afectadas y que consiguió organizar una manifestación de cinco mil personas. Presiones de toda índole han intentado disolver la ACAP, pero ésta todavía funciona. “No se ha investigado jamás el caso -prosigue Juanjo- porque no hay nada que investigar. El culpable fue detenido y puesto en libertad, y no hay nada más que hablar. Se omitieron muchísimas pruebas que podrían haber sido investigadas y se ha realizado y se sigue realizando muchísima presión para que nos callemos.
Además, he llamado a todas las puertas y siempre he encontrado silencio, ningún organismo legal nos ha apoyado jamás”. Y denuncia presiones hasta en los prolegómenos de la última movilización. Como recoge en la carta dirigida al Parlament, Juanjo Álvarez fue identificado por la policía en numerosas ocasiones mientras difundía la convocatoria en los días previos. El 15 de diciembre la manifestación fue vigilada por un amplio y desmesurado despliegue policial. A pesar de todo, Juanjo opina que “estos 15 años han sido una experiencia colectiva en la que se han mezclado la impotencia absoluta y la lucha social”. “Impotencia absoluta por no ser capaces de reabrir el caso”, señala, para añadir que “la lucha, la lucha y la lucha es la única alternativa que nos ha quedado y que nos han dejado”. Juanjo reivindica categórico “la fuerza de la calle que ahora nos quieren quitar, negar y robar”.