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Empieza una nueva etapa en Syriza y lo hace de la mano de un naviero y ex analista de Goldman Sachs. Stefanos Kasselakis, que arrasó tanto en la primera como en la segunda ronda de las primarias de la formación de izquierda es, desde el pasado domingo, el nuevo líder de Syriza. Su llegada no ha sido para nada discreta. Sin experiencia política previa, instalado en Estados Unidos desde que tenía catorce años y hasta hace apenas un mes —cuando decidió volver a Grecia—, Kasselakis es un outsider del panorama político griego, algo que despierta tanto esperanza como escepticismo. Arrasó, contra todo pronóstico —y con el 56,69% de los votos en la segunda ronda— con la favorita, Efi Achtsioglou, ex ministra de trabajo entre 2016 y 2019 en el ejecutivo de Alexis Tsipras. Kasselakis ha llegado, y ha barrido, pero ¿quién es él y cómo lo ha conseguido?
¿Quién es Stefanos Kasselakis y por qué ha ganado contra todo pronóstico?
Kasselakis es, de momento, un completo desconocido para la ciudadanía griega e incluso para la militancia del partido al que representa. Se fue de Grecia hacia Estados Unidos cuando apenas contaba con catorce años. Allí llevó acabo sus estudios de economía y relaciones internacionales y desarrolló su carrera laboral. Kasselakis, que ha basado su programa en la defensa de los bienes públicos, la aprobación del matrimonio homosexual —aún no reconocido—, la separación entre Iglesia y Estado y la apuesta por el fin del servicio militar —aún obligatorio—, presentó su candidatura apenas dos semanas antes de la primera ronda. Con un estilo de comunicación a 'la americana', cercano y directo, despertó el furor.
“Se ha presentado como algo fresco, fuera del establishment de Syriza, fuera de la maquinaria del partido; y esto ha sido fundamental para su victoria”
“Creo que el hecho de ser nuevo ha sido crucial en su victoria. Si hubiera aparecido tres meses antes, no habría obtenido el mismo resultado. Se ha presentado como algo fresco, fuera del establishment de Syriza, fuera de la maquinaria del partido; y esto ha sido fundamental para su victoria”. Quien habla es el griego Elias Dinas, jefe del departamento de Ciencias Políticas y Sociales en el Instituto Universitario Europeo de Italia. Dinas explica que, en su victoria, también ha influido el hecho de que las elecciones fueran abiertas: “Todo el mundo podía votar. La gente de la izquierda más centrista ha encontrado la oportunidad para dar su opinión e influir en el resultado. Quizás no es necesariamente gente que vota siempre a Syriza. Hablo de la gente que no ve mal convertir Syriza en un partido de demócratas americanos”. Por último, el analista destaca la obsesión que existe entre la izquierda por ver caer a Mitsotakis, el actual primer ministro: “Creo que hay cierto mesianismo hacia la figura de Kasselakis como el candidato más fuerte para llevar a cabo esta tarea; porque él mismo es un espejo de Mitsotakis”.
Para Costas Eleftheriou, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Demócrito de Tracia y coordinador de análisis político del Instituto ENA (Instituto de Políticas Alternativas), también hay que tener en cuenta la “profunda humillación que sintió ese 17% de votantes de Syriza en las elecciones de junio. Hay votantes de Syriza que estaban preocupados por el futuro del país, pero también por una posible desintegración del partido. Hasta que apareció Kasselakis, que consiguió presentarse como extranjero, pero cercano. Se ha percibido como una persona fuera de las limitaciones del partido, libre de la burocracia de Syriza. A través de las redes sociales, ha conseguido presentarse como uno más (…) Nadie sabe nada de Kasselakis. ¿Cómo es su carácter? ¿Cómo colabora con su equipo? ¿Cuáles son sus valores? ¿Qué estrategia tiene para la izquierda en el próximo año? ¿Cuál es su visión de Grecia? Nada de esto está claro, pero representa la esperanza, precisamente porque es un elemento externo”.
Eleftheriou también destaca que el hecho de que venga de un entorno familiar privilegiado le beneficia, porque la ciudadanía griega “al ser rico, no considera que venga a enriquecerse a través de la política. No hay razones para que sea un político corrupto”. Por último, Eleftheriou apunta que Kasselakis representa “el sueño griego”, algo que ha conseguido conectar con los votantes.
Cambios estructurales e identitarios, Syriza en la encrucijada
El 29 de junio, tras las segunda convocatoria electoral, Tsipras se vio obligado a presentar su renuncia como presidente de Syriza. No era para menos: su partido había pasado, en las elecciones de mayo (primera convocatoria) de un 31,53% de los votos en 2019 a un 20,07%; en la segunda convocatoria, en la de junio, tan solo consiguió recoger el 17,83% de los votos. Un fracaso mayúsculo. El diagnóstico parecía claro: Tsipras ya no ilusionaba y los votantes se marchaban a otras formaciones, como el Pasok o el Partido Comunista (KKE). La incertidumbre política e identitaria se adueñaba de la formación de izquierdas: había llegado la hora para el cambio.
Ahora este cambio ha llegado como un torbellino y viene de la mano de Kasselakis, alguien que se autodesigna como “la voz de la sociedad”. No le gusta que le consideren un “fenómeno” y ha prometido una oposición férrea al todopoderoso Mitsotakis. Tiene la primera batalla cerca: el 8 de octubre se celebran elecciones municipales en el país heleno. Y luego, en junio de 2024, hay elecciones europeas, algo que para el analista Elias Dinas, marcará el rumbo del nuevo líder: “En las elecciones europeas, Syriza tendría que recoger un 20% o 25% de las votaciones y seguir como el segundo partido. Si pasa a un tercer puesto, porque le pasa el Pasok por delante, será algo muy negativo. Si los resultados de las europeas son malos, quizás podría haber alguna escisión, pero habrá que esperar”. Preguntado también por una posible escisión de los partidarios de Achtsioglou, Costas Eleftheriou prefiere no pronuciarse: “Es demasiado pronto”, ataja.
A partir de ahora, deberá trabajar por recuperar la cohesión y la unidad en el sí de la formación izquierdista, y apuntalar un liderazgo firme que permita recuperar la ilusión
Kasselakis ha llegado y ha vencido. Veni, vidi, vinci. Sin embargo, los retos a los que tiene que hacer frente son numerosos, y la tarea que tiene por delante es mayúscula. A partir de ahora, deberá trabajar por recuperar la cohesión y la unidad en el sí de la formación izquierdista, apuntalar un liderazgo firme que permita, en primer lugar, recuperar la ilusión perdida, y volver a atraer a esos votantes que se fueron a otras formaciones. Lo tendrá que hacer articulando un discurso sereno, con objetivos a corto, medio y largo plazo; y elaborando un programa político persuasivo, fuerte y consistente. “Debe reconstruir la organización del partido y que Syriza vuelva a conectar con la sociedad civil y la ciudadanía”, destaca Eleftheriou. Si esto no se consigue, asegura el analista, puede que ocurra como en Italia o en Francia, donde no hay una verdadera oposición de izquierdas.
Principal partido en la oposición, Syriza tiene muchos elementos para ganarle terreno a Mitsotakis en los próximos cuatro años: el país está desangrado por una inflación constante, los neonazis han vuelto al Parlamento, la Iglesia Ortodoxa cada vez tiene más fuerza, el paro está alrededor de un 12% y el país no consigue levantar cabeza. Liderar una oposición firme no parece una opción, sino una obligación y en eso, Kasselakis deberá emplearse a fondo.
Despiece: el enfado de Efi Achtsioglou
La semana transcurrida entre la primera y la segunda ronda no ha sido nada fácil para Syriza. Achtsioglou, clara favorita para suceder a Tsipras antes de la irrupción de Kasselakis, ha arremetido de manera ininterrumpida contra su rival. Los dardos envenenados, la noticias falsas y la polarización fueron los protagonistas de los últimos días, antes de la elección final. Esto no gustó en el seno del partido e incluso los dos secretarios generales, Rania Svigou y Giorgos Vasiliadis, tuvieron que pedir unidad y seriedad y recordar a los dos candidatos que “el verdadero rival es Kyriakos Mitsotakis”.
Los dardos envenenados, la noticias falsas y la polarización fueron los protagonistas de los últimos días, antes de la elección final
Las críticas de Achtsioglou, sin embargo, no eran infundadas: Kasselakis había presentado un programa general y, según su equipo “se limitaba a dar consignas. Hay que dar contenidos, también”. Para intentar ganarle terreno, durante la semana previa a la segunda ronda, ella le invitó a un debate abierto para que ambos pudieran discutir sobre las diferentes propuestas para el partido; pero Kasselakis se negó de manera rotunda. “No hemos escuchado de él un plan y un programa, posiciones específicas sobre cuestiones políticas, ni hemos escuchado propuestas organizativas para Syriza”, se quejaba Achtsioglou en el programa de Nikos Hatzinikolaou en ANT1. Kasselakis respondía tajante: “Tengo una propuesta: bajemos el tono”, decía zanjando la polémica.
Ante este ambiente, el ya ex presidente de Syriza, Alexis Tsipras, se mantenía en silencio, algo que fue criticado por el entorno de Achtsioglou, puesto que, en un inicio, él mismo la había propuesto como candidata. A menudo comparada con la exprimera ministra neozelandesa Jacinda Ardern, Efi Achtsioglou ha sido una de las caras más visibles de Syriza durante los últimos años. Con experiencia parlamentaria y buena conocedora de las dinámicas de la política griega, había centrado su propuesta política alrededor de cuatro ejes, trabajo, economía, Estado y derechos sociales.
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Muy mal futuro de augura para la izquierda y el pueblo griego, con este auténtico capitalista gobernando los restos de lo que decía ser un partido revolucionario...
No hace falta decir que eso del sueño griego supondrá privatizar y explotar a los trabajadores en pos del libre mercado y las corporaciones.
La única esperanza de la izquierda griega está en el KKE y el movimiento obrero.