We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Genocidio
Atrapados en Gaza: la familia española que espera angustiada una evacuación que nunca llega
Los ataques de Hamás del 7 octubre de 2023 no solo sirvieron de coartada para que Israel entrara en una nueva fase genocida en su proyecto colonial, sino que supusieron el cierre definitivo de la Franja para la vuelta a España de la familia Hegazi, naturales de Linares (Jaén) y que denuncian, un año después, el abandono por parte de las autoridades españolas a su evacuación.
Emad Hegazi (58 años) nos cita en una solitaria plaza de su localidad, Linares, a la sombra de una tupida encina donde decidimos realizar esta entrevista. Es domingo, una tarde calurosa y su teléfono, que toca a cada momento, se ha convertido, desde el pasado año, en una extensión más de su cuerpo. Siempre alerta, esperando alguna noticia, algún mensaje de su familia, que sobrevive como puede al actual genocidio en Gaza.
Este ingeniero industrial, que salió de su Gaza natal con apenas 19 años, llegó a Linares para estudiar, acabó enraizando y hoy es profesor en la Escuela Profesional SAFA de esta localidad. Su mujer, licenciada en filología inglesa, también gazatí, le acompañó a Andalucía, donde tuvieron cuatro niños: Huda, de 25 años; Nur, de 23, Ahmad, de 19 años y que estudia actualmente en la Universidad de Granada, e Ismael, de 10. Todos menos Ahmad se encuentran en Gaza junto a su mujer.
¿Por qué se encontraba tu familia en Gaza y qué supuso el ataque de Hamás a Israel para ellos?
Gaza es nuestro hogar, nuestro segundo hogar. Ellos son españoles y han nacido aquí en España, pero, claro está, quieren mantener la conexión con sus raíces palestinas. Así que Huda, la mayor, viajó a visitar a los abuelos, que por otro lado se encontraban enfermos, y decidió acompañarlos y estudiar allí. Ella tenía una matrícula abierta en la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada para sus estudios en inglés, pero decidió quedarse y estudiar en la universidad de allí. Igual ocurrió con Nur, que también comenzó sus estudios de enfermería allí.
En el verano del año pasado, viajé a Gaza con mi hijo para verlas y acordamos toda la familia volver a España para pasar las navidades en Linares. Volví con mi hijo para comenzar el curso escolar y mi mujer, mi pequeño y mis dos hijas regresarían en diciembre. Pero estalló el genocidio y desde entonces están atrapados sin poder salir.
Hay muchos españoles que sí han sido evacuados por España. ¿Por qué ellas no?
Al día siguiente del 7 de octubre avisé al Consulado Español en Jerusalén para informar de su situación. Ellos eran conscientes de que estaban allí, porque están inscritos en la base de datos del Consulado, como siempre hacen cuando entran en la Franja. Me dijeron que iban a realizar planes de evacuación y en noviembre salió la primera lista de las personas que iban a ser evacuadas. En esa lista estaba mi familia.
El problema es que se evacuó a la gente que estaban en el sur, pero no a la gente del norte, porque Israel dividió la Franja en dos creando un corredor (el “Corredor de Netzarim”, llamado así por el antiguo asentamiento israelí de Netzarim en Gaza) y era muy arriesgado cruzar por los francotiradores y los bombardeos. Mi mujer me dijo que iba a intentarlo, pero yo le advertí de hacerlo. Me puse en contacto con el personal de evacuación y me dijeron que, si no estaban en la zona de Rafah, no podían hacer nada.
Me vine abajo cuando me di cuenta de que no había posibilidad de salir sin arriesgar sus vidas. Sin ponerlas en peligro. Y que España no iba a hacer nada por rescatarlas. Íbamos a pasar las pasadas navidades juntos, por fin y, sin embargo, se torcieron las cosas y ahí siguen, atrapadas en Gaza.
¿Cómo se encuentran ellos ahora? ¿Cómo sobreviven?
Mi suegro falleció poco después por su enfermedad. El bloqueo de la zona norte ha afectado mucho a la cadena de suministros. Apenas hay agua potable, comida o electricidad.
Los bombardeos han destruido mi casa familiar, también la casa de mis suegros. Hemos tenido que huir y abandonar nuestra casa. Evacuamos los primeros días porque está frente a la universidad, que es de lo primero que destruyeron. Mi familia ha sido desplazada forzosamente 6 veces en el último año. Ahora viven hacinados, como todos en Gaza, en un piso junto a otras 20 personas.
Además, están pasando hambre. La poca comida que hay, proviene de la ayuda humanitaria y no se reparte justamente, sino que hay gente que se aprovecha y eleva mucho los precios. Un plato de arroz y pollo que costaba 36 shekels (8 euros) cuesta ahora 360 shekels (86 euros). Hay gente en la ciudad de Gaza que está gastando todos sus ahorros en competir por esa comida. Se ha llegado a vender una cebolla por 20 euros. Los niños suelen ir por las mañanas a buscar palos, cartón o cualquier otra cosa combustible para poder cocinar con fuego. Cuando la ayuda humanitaria llega, a veces, hay una botella de agua y ese día es una fiesta. Toda el agua está contaminada.
¿Hay gente que se aprovecha?
Solo hay gente que busca la forma de sobrevivir. Yo a veces les mando dinero al banco para que puedan comprar alimentos y mi mujer, como ya no hay bancos, tiene que contactar con “mercaderes”, como les llamo yo, que te dan ese dinero a cambio de una comisión del 18% o hasta del 20%. Y eso, sumado a los tipos de cambio de euro a dólar y de dólar a shekel, más las transferencias internacionales… a veces mando 100 euros y les llega 60 o hasta 40 euros solo.
La invasión del ejército israelí en Gaza supone la presencia de soldados en la Franja por primera vez desde 2005. ¿cómo lidian los gazatíes supervivientes con su presencia?
Cuando pasan por la calle y los escuchan hablar bajan el tono o guardan silencio para no llamar la atención. Pasan con tanques o sobrevuelan los aviones o los drones, que son constantes. Cuando los ven moverse, temen un nuevo bombardeo y no dejan que los niños se acerquen a las ventanas o las puertas, porque en cualquier momento una explosión puede acaban con sus vidas. Conviven con sus asesinos en las calles.
¿Han intentado salir de alguna manera?
Es que no hay forma. La gente que sale es porque están en el sur, refugiada en Rafah o en sus proximidades. Y obviamente, porque pueden pagar a los soldados egipcios. Están cobrando hasta 13.000 dólares por persona. No hay otra forma y ellas están al otro lado del corredor, totalmente aisladas, totalmente encerradas.
Después de ese primer intento de evacuación, en el que el Gobierno español logró sacar de la Franja a 140 españoles, ¿no ha habido más intentos?
Que nosotros sepamos, desde noviembre del pasado año, no hay ninguna noticia más. Durante todo este tiempo he estado hablando con Ignacio (Ignacio Sánchez Taboada, Cónsul Adjunto del Consulado General de España en Jerusalén), a quién le he insistido en solicitar nuevas evacuaciones para ciudadanos españoles. Lo hice en abril después de ver una noticia en la que la Media Luna Roja estaba trasladando enfermos del norte al sur con un permiso especial del ejército israelí. Pero siempre hay una excusa.
Entonces, y fruto de mi desesperación, logré hablar con Alfonso, (Alfonso Díez Torres, jefe de la misión diplomática de la embajada española en Egipto) de la embajada en El Cairo, y le conté nuestra situación, pero me subrayó que ellos podían evacuar desde Egipto, pero no podían hacer gestiones para sacarlos de la Franja.
El último contacto que tuve fue el pasado 5 de septiembre, cuando les escribí un correo electrónico. La respuesta no se hizo esperar. 3 minutos después recibí una contestación tipo sin firma: un escueto correo “lamentando” mi situación e informándome de que las evacuaciones siguen suspendidas.
Me enfadé mucho. Me pareció como un desprecio. Yo sí que lo lamento, porque considero que no lo están haciendo bien, al menos no lo suficiente para sacar a 4 españoles de la Franja de Gaza. 4 compatriotas. A mi familia. Y espero que no sea demasiado tarde.
¿Temes que mueran bajo un bombardeo israelí?
Mi hija Huda, que está trabajando como periodista en la Franja, ha estado tres veces a punto de morir a causa de los bombardeos israelíes. La última vez, mataron de un misil a los compañeros que dormían en la tienda de campaña de al lado suya, en Deir Balah, donde vive mientras cubre el genocidio. Ella sufrió algunas heridas, pero me dijo: “Papá, me he salvado de milagro”.
Han asesinado a más de 130 periodistas en Gaza desde el pasado 7 de octubre. Solo espero que no sea demasiado tarde. Yo no se si es que no puede, o no quiere o le impiden las relaciones que tiene con Israel, pero la realidad es que el gobierno de España no está haciendo absolutamente nada. Hemos escrito al ministro de Exteriores, al presidente y hasta le hemos mandado las 36.000 firmas que hemos recogido en change.org, pero ni si quiera se dignan en responder.
¿Cómo te sientes?
Yo… frustración total. Yo hasta últimamente pienso que sea lo que Dios quiera. A veces dices, mira, no se si los veré o no los veré, pero lo peor es hablar con ellos. Están cada vez peor porque ya nadie habla de lo que sigue pasando en Gaza, como si hubiese terminado ya la guerra. Pero allí siguen sufriendo día a día. Diariamente caen misiles, lanzan bombas, falta el alimento, el agua, medicamentos…
¿Tenéis apoyo de los vecinos o del ayuntamiento de Linares?
Yo tuve un infarto. Casi pierdo la vida el pasado 21 de abril. Ese día tuvimos una concentración con los compañeros de la Plataforma Linares con Palestina, que repetíamos cada sábado, para recordar a los vecinos que aún hay 4 linarenses atrapados en Gaza y el gobierno municipal no está haciendo nada. Queremos que presionen también, y tenemos la sensación de que no lo están haciendo lo suficiente.
Ese día, mi amiga Rosa logró que Huda mandara un video desde la Franja agradeciendo a los vecinos y vecinas todo el cariño y el apoyo que hemos recibido desde entonces. Ese video me removió por dentro y me emocionó tanto que, cuando llegué a casa, fui directo al hospital, donde me desmayé.
Mi hijo Ahmad se llevó un buen susto. Cuando se enteraron, mis hijas allí en Gaza y mi mujer, también.
¿Si tuvieras al ministro de Exteriores, Jose Manuel Albares en frente tuya, que le dirías?
Ostias (sonríe). Le diría que seguro que lo intentaría todo si tuviera a algún hijo suyo en la situación de los míos. Nada más.