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Fronteras
Grecia expulsa a cubanos a Turquía, un país donde nunca han estado
De La Habana a Moscú. Después, otro vuelo a Belgrado, para conocer a los traficantes que pueden llevarles a través de Macedonia hasta Grecia. Y, por último, un último avión de Grecia a España. Esta es una de las rutas transatlánticas más increíbles que cientos de cubanos han tomado para llegar a Europa en los últimos años. Una ruta posibilitada por traficantes de personas que recientemente ha estado bajo el ojo de las autoridades griegas.
Pero al entrar en Grecia, a pesar de solicitar asilo, los migrantes cubanos son expulsados a Turquía, un país totalmente desconocido para ellos. “No me esperaba nada de esto”, explica Castillo, un anestesista de 30 años de La Habana. “Cuando salí de Cuba, no podía imaginar que llegaría a Europa para que me echaran días después a un país en el que nunca había estado”.
Al igual que otros miles de cubanos, Castillo abandonó la isla para escapar de sus dificultades económicas y de la represión política, con la esperanza de encontrar mejores oportunidades en Europa. En cambio, se ha encontrado viviendo indocumentado en Estambul.
“Me dijeron amigos cubanos que habían viajado antes que yo, que si iba a Rusia podría contactar con redes que te organizan el viaje a España a través de Grecia”
Las sanciones de Estados Unidos y la pandemia de Covid han tenido un efecto combinado en la economía de la isla, con todo el país enfrentándose a una grave escasez de alimentos y productos básicos, y llevando a muchos de los jóvenes del país a buscar mejores oportunidades económicas en el extranjero. La emigración cubana por motivos políticos y económicos se ha dirigido históricamente a Estados Unidos. Pero las medidas introducidas durante la presidencia de Trump y aún mantenidas por la actual presidencia de Biden han hecho mucho más difícil que los cubanos encuentren asilo en Estados Unidos.
Los Protocolos de Protección al Migrante 2018 —también conocidos como el programa “Permanecer en México”— fuerza a los solicitantes de asilo que desean encontrar protección en Estados Unidos a esperar en México mientras se procesa su caso. Además, en marzo de 2020, Estados Unidos suspendió en gran medida el derecho a solicitar asilo a través del Título 42, una ley que permite la expulsión de cualquier persona que entre en Estados Unidos de forma irregular sin derecho a solicitar asilo, en nombre de la prevención de la propagación de Covid.
Por ello, los cubanos han tenido que buscar otros destinos. Viajar a Rusia y luego a Europa se ha convertido en la forma más viable. Rusia es uno de los 26 países que no exige visado a los cubanos, y uno de los pocos del hemisferio occidental. “Me dijeron amigos cubanos que habían viajado antes que yo, que si iba a Rusia podría contactar con redes que te organizan el viaje a España a través de Grecia”, explica Álvaro, otro cubano entrevistado en Estambul.
Álvaro ha conseguido volver a Moscú tras ser expulsado de Grecia a Turquía. “No podía quedarme en Estambul después de la experiencia que viví al ser deportado de Grecia. Fueron los tres peores días de mi vida”. Al igual que Castillo, Álvaro había llegado a Rusia y desde allí se había asegurado los servicios de las redes de tráfico para llegar a Grecia. Había viajado a Moscú con un amigo de Cuba, ambos querían llegar a España. “Tuvimos que esperar unas cuantas noches en unas casas abandonadas junto a la frontera entre Macedonia y Grecia antes de que los contrabandistas nos indicaran el camino para llegar a la ciudad griega de Polikastro”.
Tras 10 horas de caminata en la oscuridad para cruzar la frontera con Grecia, Álvaro y su amigo tomaron un autobús hasta Salónica, y desde allí otro hasta a Atenas. “Poco después de salir de la estación de autobuses de Salónica, el autobús se detuvo y entró la policía con equipo antidisturbios, deteniendo a todos los migrantes que iban en el autobús, incluidos nosotros”.
Retenido en un almacén militar junto con otros cubanos, sirios, pakistaníes y afganos, Álvaro relata que fue desnudado y golpeado con remos de plástico antes de ser obligado a punta de pistola a cruzar el río Evros hacia Turquía, en una de las devoluciones rutinarias de Grecia. Los agentes no registraron ninguna de sus solicitudes de asilo en el país.
“Poco después de salir de la estación de autobuses de Salónica, el autobús se detuvo y entró la policía con equipo antidisturbios, deteniendo a todos los migrantes que iban en el autobús, incluidos nosotros”
Este tipo de devoluciones en caliente de Grecia a Turquía han ido en aumento desde la crisis migratoria europea de 2015. Las devoluciones son una práctica por la que un Estado obliga a un migrante a volver a cruzar la frontera por la que entró sin tener en cuenta sus circunstancias particulares.
En febrero de 2020, en un movimiento político para presionar a Europa, el primer ministro turco Erdogan “abrió las puertas de Europa” permitiendo que miles de personas llegaran y cruzaran la frontera de Turquía con Grecia. Grecia respondió con una reacción fuertemente militarizada en la frontera, aplaudida por el jefe de la UE por ser el “escudo de Europa”. Desde entonces, la frecuencia y el nivel de violencia de las devoluciones desde Grecia han aumentado exponencialmente hasta convertirse en una práctica sistemática, lo que ha provocado muertes cada vez más frecuentes en esta frontera.
El 2 de febrero de 2022, más de 20 personas murieron congeladas tras ser despojadas de sus ropas y empujadas desde Grecia a Turquía, un incidente que siguió ocurriendo durante los primeros meses de 2022. Fue en esos mismos días cuando también Lino y Yudith, una pareja cubana de 50 años, fueron empujados violentamente hacia Turquía. Al igual que otros antes que ellos, la pareja había viajado a Grecia utilizando la ruta descrita anteriormente desde Moscú a Grecia.
Sin embargo, a diferencia de Castillo y Álvaro, la pareja había permanecido en Grecia durante más de tres meses, alojada y registrada en un centro de acogida de migrantes en Salónica, antes de ser enviada a Turquía. La pareja había permanecido allí desde que entró en Grecia en octubre, a la espera de registrar su solicitud de asilo ante las autoridades griegas.
“Tengo una hermana que lleva 22 años viviendo en Grecia. Ella nos ayudó a venir a Grecia”, explicó Lino. Después de tres meses esperando su turno para registrar su solicitud de asilo en Europa, Lino y Yudith decidieron tomar las riendas y registrar su solicitud de asilo en la sede de la policía. “Allí un funcionario griego nos dijo que teníamos que registrar nuestra solicitud en Orestiada, una ciudad cercana a la frontera. Pero era mentira”.
En lugar de registrar su asilo en Grecia, la pareja fue detenida, retenida en una furgoneta durante la noche por la policía griega y obligada a cruzar el río Evros hacia Turquía por hombres con pasamontañas a primera hora de la mañana
En lugar de registrar su asilo en Grecia, la pareja fue detenida, retenida en una furgoneta durante la noche por la policía griega y obligada a cruzar el río Evros hacia Turquía por hombres con pasamontañas a primera hora de la mañana. “Nos deportaron de Grecia a un país en el que nunca habíamos estado, así, sin explicaciones. La policía nos quitó todo, los zapatos y hasta las medicinas de mi mujer”, declaró Lino.
Lino y Yudith, al igual que Castillo y Álvaro, son sólo unos pocos de la creciente comunidad de cubanos deportados ilegalmente a Turquía desde Grecia. Desprovistos de toda documentación, sobreviven gracias a la ayuda que les envían familiares y amigos en Cuba y Europa.
Turquía acoge actualmente a más de 4 millones de migrantes y refugiados, y es el país que acoge el mayor número de desplazados del mundo. Los cubanos no pueden solicitar asilo en Turquía. Pueden solicitar protección internacional, pero ésta no se concede a las personas que han viajado a través de un tercer país seguro tras abandonar su país de origen.
“Estoy atrapado”, dice Castilo. “No puedo volver a Cuba porque me castigarían por irme, pero tampoco puedo vivir aquí ilegalmente en un país al que nunca elegí venir”.