We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Extremadura
Érase una vez Víctor Chamorro
Vox clamantis in deserto, voz del que clama en el desierto (Marcos 1:3). Esa voz, profunda, intensa, exquisita en el uso de las palabras, robusta en el tono, firme en la denuncia de la injusticia, ha sido siempre la de Víctor Chamorro.
Vox clamantis in deserto en una tierra cuyos poderes políticos y económicos decretaron olvido y silencio ante un autor incómodo y rebelde. Pero hay voces que ni en el desierto callan.
Vox clamantis in deserto, en un paisanaje historiográfico donde domina la gesta del poderoso, del conquistador, del obispo, del noble propietario de las reses, pero donde apenas hay memoria del yuntero que labró la tierra, del pastor que llevaba las ovejas, del monje que pedía limosnas, del cantero que labró las piedras de las catedrales, del alumbrado que abrazó las herejías…
“Al pueblo únicamente se le reservaron cuatro páginas de la historia común. -escribe Víctor Chamorro en su Érase una vez Extremadura, el primero de sus libros en caer en mis manos- Dos las escribió a instancias de la estrechez de una tierra que alimentaba a todas las ovejas del reino obligando a los campesinos a estampidas migratorias. Nacer en Cáceres y morir en cualquier parte: la hemorragia a Indias en el siglo XVI y la de la década de los sesenta”.
Víctor sí ha querido recorrer todas esas Extremaduras negadas “desde sacristías y despachos políticos interesados” para construir una identidad distinta: “identidad que se tejió en la lucha solidaria por desestrechar la tierra para desterrar el hambre en el lugar de la naciencia”.
He citado Érase una vez Extremadura, un libro cuya lectura me conmovió y me removió. Le seguirán El santo y el demonio, su primera novela; Los alumbrados; Pasión extremeña en 13 actos y - hallazgo feliz - los ocho tomos de su Historia de Extremadura, joya preciosa que se puede hallar en muy pocas bibliotecas públicas y privadas y que yo pude disfrutar en Fregenal de la Sierra, localidad donde daba clases de Historia, en su Biblioteca municipal ubicada en un precioso monasterio franciscano, de esos que fueron desamortizados y sus tierras repartidas entre los muy ricos. Solo migajas llegaron a los pobres, como siempre, en las desamortizaciones del siglo XIX.
Los ocho tomos de su Historia de Extremadura, una joya preciosa que se puede hallar en muy pocas bibliotecas públicas y privadas
La labor que Víctor ha realizado para mantener viva la memoria de los que lo dieron todo y todo lo perdieron es su legado más importante, es su voz atronadora, esa voz cuyo eco seguirá resonando.
Escribir y enseñar son sus insignias, sus medallas más preciadas. Ese compromiso militante con la justicia era visible ya en su etapa como maestro en el CLA de Hervás, cuando -nos cuenta Marciano de Hervás- arma un sólido grupo de teatro con sus alumnos para representar, sobre todo, a Alfonso Sastre: una patada en el estómago al teatro costumbrista del momento, de Coros y Danzas de placidez burguesa y clerical.
Estamos en la posguerra.
La censura, finalmente, llegaría. Su grupo de teatro sería clausurado por las autoridades pertinentes. Su persona fue objeto de una campaña de descrédito. Pero quedó la semilla ya enterrada y Víctor pudo aprovecharse de una grieta en el sistema: representar obras prohibidas en Madrid “pero que los prebostes políticos de mi pueblo tardaron unos años en enterarse”.
“Tabaján -el pueblo de El Santo y El Demonio- pueblo retirado del progreso por su situación geográfica y su pobre economía”.
Tabaján. Extremadura
Hace unos días les puse a mis alumnos de bachillerato un documental sobre el 25 de marzo de 1936 donde salía Víctor Chamorro. Su voz, siempre su voz, quebró en mi aula los silencios. Siempre pregunto -cuando se hace la ocasión, en 4º de ESO y en 2º de Bachillerato, en Geografía de España, en Historia de España- quiénes saben qué pasó el 25 de marzo. Pocas respuestas, pero las hay. Dos manos se levantaron el pasado jueves 4 de marzo. Hace unos años no se hubiera levantado ninguna.
Siempre pregunto en clase quiénes saben qué pasó el 25 de marzo. Pocas respuestas, pero las hay. Dos manos se levantaron el pasado jueves 4 de marzo. Hace unos años no se hubiera levantado ninguna
Víctor Chamorro ha contribuido -y cuánto- ha levantar el velo de ese olvido. En su Pasión extremeña en 13 actos hay que leer, mejor aún, releer, su “Pastoral a los Nimbos de pólvora”, porque “La vergüenza de ser pobre se cura con la conciencia de pertenecer a la misma clase explotada”. El General alzado cerró a sangre y fuego aquella explosión de júbilo, aquel espíritu extremeño que se negó a seguir resignado, que declaró la guerra a la caridad para exigir justicia.
Extremadura. Quebrar los olvidos
Víctor decidió traer a escena a Pedro de Valencia para conocer los rasgos de la Extremadura moderna, contada por un campesino y un bracero:
Cuanto escucho -revela Pedro de Valencia- no sé si me perturba o melancoliza. Decidme al menos que los niños comen
Todos tienen ya -contesta el campesino- despensa y escuela, pero nadie les cuenta de la hambruna que han venido.
Vox clamantis in deserto. La voz de Víctor siempre ha contado las hambrunas. Ha señalado a sus responsables y a quienes intentaron combatirla. Siempre buscando futuros comunales. Como recuerda Víctor, “compañero” venía de “compartir el pan”. Esa es su raíz latina. Comer del mismo pan. Víctor ha sido pródigo en repartir y compartir su pan, su sabiduría, sus ansías de justicia. Sus discípulos -entre los que, modestamente, aspiro a encontrarme alguna vez- crecen, abrigados por tan confortable, potente y protectora sombra.
En Víctor las palabras se han declinado con intenso amor a nuestra lengua, pero mayor amor aún a los hombres y mujeres de esta tierra. No a los que todo lo tienen desde nacimiento, sino a los que heredaron pobreza y resignación. Y los que apuestan por futuro y compañerismo.
En Víctor las palabras se han declinado con intenso amor a nuestra lengua, pero mayor amor aún a los hombres y mujeres de esta tierra. No a los que todo lo tienen desde nacimiento, sino a los que heredaron pobreza y resignación
Homenajear a Víctor Chamorro es celebrar a todos los gigantes sobre los que se ha levantado su cuerpo, su voz, su cabeza y su memoria para vislumbrar “la esperanza en un horizonte del que ya se borran nubes no de lluvia sino de tormenta seca”: …yunteros y jornaleros; Muñoz Torrero; pastores y campesinos, Pedro de Valencia; los contrabandistas de la posguerra, Bartolomé José Gallardo; los bandoleros que robaban a los ricos; Ángel Rodrigo Álvarez; furtivos y ocupadores de finca; el cura Mora cuyo primer artículo de fe venía a decir:
… Yo creo en la revolución