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Europa
Macedonia se juega en referéndum su nombre y su lugar en el mundo
Mañana, 30 de septiembre, los ciudadanos de la República de Macedonia (o ARYM) deciden si aceptan cambiar su nombre por República del Norte de Macedonia, con el propósito de poder entrar en la UE y en la OTAN. La votación aprobará o rechazará el acuerdo firmado con Grecia en junio. La ratificación del texto supondría el fin de 27 años de conflicto diplomático entre los dos países que se disputan la herencia de Alejandro Magno.
Samo edno prasanje ja machi ovaa nacija,
kakva e ovaa situacija?
I non stop toa prasanje, ja machi ovaa nacija,
kakva e ovaa situacija?
*
Solo una cuestión perturba esta nación¿Qué es esta situación?
Sin parar, esta cuestión perturba la nación
¿Qué es esta situación?
“Kakva e ovaa?” (“Esto qué es?”) rompe el silencio nocturno de las montañas de Mavrovo; en el oeste de Macedonia. La música suena en los altavoces inalámbricos de Ivan. Alrededor de una hoguera baila, bebe vino y discute con sus amigos de Lazaropole sobre el cambio de nombre del país por República del Norte de Macedonia. Viven todos en Skopje, la capital, pero cada verano regresan al pueblo de sus abuelos. Acaba de pasar la fiesta nacional, el 2 de agosto, Día de la República.
“Afortunadamente, o no, el tema del nombre es el más polémico desde la independencia y el actual acuerdo con Grecia es el primer intento serio para resolverlo” dice Petar Vojnovic sin que sus piernas pierdan el ritmo de la música. Recién ha cumplido los veinte y estudia ingeniería informática en Skopje. Desde hace tiempo participa en el Model European Parliament, una simulación de Parlamento Europeo para jóvenes, donde también se admiten participantes de países aspirantes a entrar en la UE. “Quizás algún día” le gustaría ser eurodiputado.
“En general, la gente está muy harta del tema y sólo quiere mejorar sus estándares de vida, así que la mayoría encuentra el nombre aceptable”, concluye Iván
Dana Milovski ha desabrochado unos centímetros su anorak para cantar “Kakva e ovaa?” de principio a fin. Tiene veintidós años y justo ha terminado los estudios de hostelería. Con un cartón reaviva el fuego contra la humedad de la noche. Ella y su novio, sentado a su lado, participarán del boicot al referéndum. “El acuerdo anula nuestra identidad nacional” resume mientras esquiva el humo.
Ivan Chachevski, de veinticuatro años, pasa largas temporadas en República Checa, donde trabaja en un negocio de importación y exportación con su padre. Quiere aprovechar los contactos para abrir un bar de cervezas artesanas en Skopje, por eso va a votar que sí al acuerdo con Grecia, aclara, “para entrar en la Unión Europea”.
¿QUÉ SE VOTA EN EL REFERÉNDUM?
La cuestión planteada en el referéndum es: “¿Está a favor de unirse a la Unión Europea (UE) y la OTAN, al aceptar el Acuerdo entre la República de Macedonia y la República de Grecia?”.
“En general, la gente está muy harta del tema y sólo quiere mejorar sus estándares de vida, así que la mayoría encuentra el nombre aceptable. Además, técnicamente, somos la parte norte de la antigua Macedonia”, concluye Ivan con las palmas hacia arriba.
La formulación de la pregunta puede esconderlo, pero la polémica reside en las condiciones impuestas por Grecia en el acuerdo. La principal: que la actual República de Macedonia (o ARYM) cambie su nombre oficial y constitucional por República de Macedonia del Norte, según estipula el primer artículo del texto. A cambio, y a diferencia de lo que ha hecho hasta ahora, Grecia deberá apoyar la entrada de Macedonia del Norte a organizaciones internacionales.
Macedonia tiene que concluir todo el proceso de enmiendas constitucionales exigidas en el texto, antes de que el parlamento griego lo ratifique. Simultáneamente a la ratificación, Grecia tendrá que firmar el protocolo de entrada de Macedonia del Norte a la OTAN. De aquí que el Secretario General de la alianza transatlántica, Jens Stoltenberg, advirtiera a los macedonios de que “la idea de que hay una forma alternativa en la que podéis rechazar el acuerdo con Grecia sobre el nombre y aun así uniros a la OTAN es una completa ilusión”. El acuerdo también establece la extensión de la cooperación entre los dos países en materia de seguridad, control de fronteras, comercio, medio ambiente o turismo entre otros.La cuestión planteada en el referéndum es: “¿Está a favor de unirse a la Unión Europea (UE) y la OTAN, al aceptar el Acuerdo entre la República de Macedonia y la República de Grecia?”.
“En general, la gente está muy harta del tema y sólo quiere mejorar sus estándares de vida, así que la mayoría encuentra el nombre aceptable. Además, técnicamente, somos la parte norte de la antigua Macedonia”, concluye Ivan con las palmas hacia arriba.
La formulación de la pregunta puede esconderlo, pero la polémica reside en las condiciones impuestas por Grecia en el acuerdo. La principal: que la actual República de Macedonia (o ARYM) cambie su nombre oficial y constitucional por República de Macedonia del Norte, según estipula el primer artículo del texto. A cambio, y a diferencia de lo que ha hecho hasta ahora, Grecia deberá apoyar la entrada de Macedonia del Norte a organizaciones internacionales.
Macedonia tiene que concluir todo el proceso de enmiendas constitucionales exigidas en el texto, antes de que el parlamento griego lo ratifique. Simultáneamente a la ratificación, Grecia tendrá que firmar el protocolo de entrada de Macedonia del Norte a la OTAN. De aquí que el Secretario General de la alianza transatlántica, Jens Stoltenberg, advirtiera a los macedonios de que “la idea de que hay una forma alternativa en la que podéis rechazar el acuerdo con Grecia sobre el nombre y aun así uniros a la OTAN es una completa ilusión”. El acuerdo también establece la extensión de la cooperación entre los dos países en materia de seguridad, control de fronteras, comercio, medio ambiente o turismo entre otros.
¿POR QUÉ LA REPÚBLICA DE MACEDONIA VOTA SI CAMBIAR DE NOMBRE?
“Tenemos claro que es imposible levantar el veto griego sin cambiar el nombre del país”. Petar se ríe con resignación mientras se coloca las gafas. “Pienso que no tenemos otra alternativa a la Unión Europea porque dependemos de ella económicamente. Un 70% del comercio se hace con Europa”. En Macedonia, el paro supera el 20% y el salario medio es de 350 euros.
Desde su independencia de Yugoslavia en 1991, Macedonia ha recibido distintas ofensivas diplomáticas por parte de Grecia. Las disputas han girado entorno al uso de la herencia del antiguo Reino de Macedonia, así como al nombre que también se usa para designar tres provincias griegas.
En primer lugar, el Estado griego nunca ha reconocido el nombre de República de Macedonia. De febrero de 1994 a octubre de 1995, Atenas aplicó un embargo económico sobre Skopje. El mismo año, la situación se desbloqueó con un acuerdo provisional en que Macedonia aceptó cambiar su bandera.
La insignia de la discordia representaba el Sol de Vergina, símbolo del imperio de Filipo II (padre de Alejandro Magno), que Grecia considera como su propio patrimonio histórico. Atenas aceptó entonces reconocer provisionalmente el estado vecino bajo el nombre de Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM o FYROM por sus siglas en inglés), denominación con la cual el país había sido reconocido en las Naciones Unidas en 1993.
En la cumbre de Bucarest de 2008, Grecia vetó la entrada de Macedonia a la OTAN. Skopje recurrió el veto griego a la Corte Internacional de Justicia de la Haya, porque el acuerdo de 1995 prohibía a Grecia oponerse a la entrada de la ARYM a organizaciones internacionales. En 2011, la Corte falló a favor de Macedonia, pero Atenas nunca dio un paso atrás.
¿QUÉ RESULTADOS SE ESPERAN?
El resultado del referéndum será vinculante si la participación supera el 50% de los 1,8 millones de votantes registrados. Por esta misma razón, más que hacer campaña por el “No”, los detractores del acuerdo promueven un boicot a la votación.
“Una encuesta reciente estima que solo un 3 % de la gente ha leído el acuerdo, que está disponible online” comenta Petar, que ya lleva el anorak desabrochado. “Así que la promoción a favor del acuerdo se centra en familiarizar a la gente con el texto, pero sobre todo en las ventajas de entrar en la UE y en la OTAN”.
“Tememos que el cambio de nombre sea la primera de muchas otras imposiciones una vez seamos miembros de la Unión Europea”, comenta el novio de Dana
La campaña por el “Sí” está liderada por el actual gobierno socialdemócrata, en el poder desde mayo de 2017. De hecho, fue el Primer Ministro, Zoran Zaev, quien consensuó el texto con el Primer Ministro Griego, Alexis Tsipras, el pasado junio. Lógicamente, la opción del “Sí” recibe también el apoyo de los representantes políticos de la UE y de Estados Unidos.
Principalmente a través de las redes sociales, distintas organizaciones promueven el “Macedonia is boycotting” (Macedonia boicotea). El mismo Presidente de la República, Gjorge Ivanov, cercano al partido de derecha nacionalista, anunció el 23 de septiembre que no votará.
Alrededor de la hoguera, Dana y su novio son los únicos que hablan del boicot mientras Ivan, Petar y los otros se apartan de la conversación y bailan. “Tememos que el cambio de nombre sea la primera de muchas otras imposiciones una vez seamos miembros de la Unión Europea”, comenta el novio de Dana, que también estudia hostelería, pero en Eslovenia. “Porque un título de la UE está mejor valorado que uno de aquí”, lamenta y se levanta a buscar más madera. Dana sigue: “Para cuando nos integráramos, seguramente la UE ya estará kaput”.
Los últimos sondeos indican que alrededor de un 25% de la población no votará, mientras que un 57% acudirá a las urnas para votar, mayoritariamente “Sí”. La última palabra está en la cuarta parte todavía indecisa.
De hecho, la Corte Constitucional de Macedonia rechazó el pasado 19 de septiembre dos requerimientos para declarar el renombramiento del país ilegal e inconstitucional. Las demandas fueron formuladas por el grupo de macedonios en la diáspora, World Macedonian Congress, y el grupo de extrema izquierda, Levitsa.
REVISIÓN DE LA IDENTIDAD NACIONAL
Ivan sigue la música con un ligero balanceo de hombros. Votará que sí por pragmatismo, aunque coincide con Dana en que “la manera como Grecia ha impuesto sus términos y condiciones es un poco ofensiva... es lo que podría causar que el referéndum sea un fracaso”. Petar detiene el movimiento de cadera. “Precisamente, creo que la identidad de Macedonia está protegida”.
“Creo que la identidad de Macedonia está protegida” salta de nuevo Petar. Está bien definida la región, la lengua y la nacionalidad, que será “macedonia”.
El punto más llamativo del texto, por ser inaudito en derecho internacional, es el cambio “forzado” de denominación de un estado soberano (Macedonia), por la exigencia de un país vecino (Grecia). Sin embargo, el texto exige otras “revisiones” a la identidad nacional de Macedonia. Para evitar futuros malentendidos, el artículo 7 del texto define lo que cada una de las partes entiende por “Macedonia” y “macedonio”, ya que ambos países reconocen que se trata de “contextos históricos y herencias culturales distintas”.
Grecia, además de afirmar su soberanía sobre la parte griega de la Macedonia geográfica, se atribuye la exclusividad de la herencia del imperio de Alejandro Magno y de la civilización helénica. Mientras Macedonia del Norte, su idioma y sus habitantes quedan definidos como eslavos, con una historia y cultura “inequívocamente diferente” a las griegas.
En consecuencia, en los seis meses posteriores a su ratificación, Macedonia del Norte deberá revisar “el estatuto de sus monumentos”. La revisión arquitectónica afectará principalmente a los monumentos erigidos bajo el proyecto de “antiquización” Skopje 2014. Un plan millonario del anterior gobierno de derecha nacionalista, el VMRO-DPMNE. “Un esfuerzo de conectar artificialmente nuestro país actual con la antigua historia de Alejandro Magno” en palabras de Petar. “Demasiado kitsch”, se ríe Dana.
Gigantescas estatuas; un arco de triunfo, columnas jónicas nuevas de trinca adornan la Plaza Macedonia de Skopje, que atraviesa el Río Vardar. Una estatua destaca por encima de todas, con 22 metros de altura, chorros de agua que cuelgan de su base y luces que cambian de color cuando cae la noche: Alejandro Magno, subido sobre un caballo a dos patas. Aunque estuvo en el centro del debate desde su construcción en 2011, los dos gobiernos han acordado dejarla como símbolo de su amistad e historia compartida.
El 16 de septiembre, ante los periodistas, la cabeza del Pentágono, Jim Matis, acusó a Rusia de estar detrás de la campaña de boicot al referéndum
El punto culminante del acuerdo, en términos de reconocimiento de las distintas “identidades nacionales”, llegaría cuando un mes después de la ratificación del acuerdo, las dos partes establezcan un comité de expertos multidisciplinar. El grupo de trabajo, integrado por historiadores, arqueólogos y educadores, deberá resolver una “verdad científica” de los acontecimientos históricos, que será trasladada a los materiales escolares.
¿CUÁLES SON LAS POSICIONES INTERNACIONALES?
Dado que el acuerdo con Atenas está enfocado a que Skopje pueda acceder a la UE y a la OTAN, las posiciones internacionales están claramente definidas y juegan un papel determinante en el resultado de la votación.
Distintos representantes políticos han pasado por Skopje para lanzar su mensaje a los macedonios. El pasado 8 de septiembre, la cancillera alemana, Angela Merkel, les alentó a no quedarse en casa y “aprovechar esta oportunidad histórica”, durante una rueda de prensa con el primer ministro macedonio, Zoran Zaev.
El 13 de septiembre fue el turno de la Alta Representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, de expresarse en Skopje: “Las puertas de Europa están abiertas para vosotros [...] Tenéis una oportunidad histórica en vuestras manos”.
También hizo el viaje a Macedonia el jefe de defensa de Estados Unidos, Jim Matis. El 16 de septiembre, ante los periodistas, la cabeza del Pentágono acusó a Rusia de estar detrás de la campaña de boicot al referéndum. Aunque, el primer ministro macedonio declaró que no hay evidencias que comprueban la acusación de Matis. Por su parte, el embajador ruso en el país, Oleg Shcherbak, ya había advertido el pasado 29 de marzo a los macedonios “Si llega un conflicto entre Rusia y la OTAN, tendréis el papel de una diana legítima”.
“La UE necesita que la situación en los balcanes sea estable y que tienda a Europa antes que a Rusia”, suelta Ivan antes de anunciar su retirada: “Sea como sea, el potencial de crecimiento para cualquier negocio será enorme. Mi voto será Sí”.
“No quiero descartar para siempre la idea de entrar en la UE, pero de momento, las condiciones son inaceptables” continua Dana. A su lado, Petar le corta. “Creo que no se podría llegar a un mejor acuerdo… pero hay mucho trabajo que hacer dentro del país antes de entrar en la UE”. Después de una ranchera suena “The end” de The Doors. Dentro de unas horas regresan todos a Skopje. Del fuego solo quedan las brasas.
A lo largo de la Edad Media, el territorio macedonio geográfico perteneció sucesivamente al imperio bizantino, a los serbios o a los búlgaros y finalmente pasó a ser parte del Imperio otomano. En la segunda Guerra Balcánica (1912-13), el territorio macedonio fue dividido entre Grecia, Serbia, Bulgaria y Albania.
En 1944, Tito transformó la parte macedonia de Serbia en la República federada de Macedonia y creó la nacionalidad macedonia integrada en la nueva constitución federal de Yugoslavia.
La reivindicación de una identidad “macedonia” fue propagada por Yugoslavia en el interior y en el exterior del país, sobre todo en Grecia y Bulgaria. Pues la República federada de Macedonia defendía la existencia de una importante minoría macedonia en Grecia. Esta visión “expansionista” de Tito fue la que creó las primeras reticencias a Grecia sobre la identidad nacional de la república vecina. Pero mientras la actual República de Macedonia integraba la República Federal de Yugoslavia, las quejas de Grecia respecto al nombre fueron más o menos mitigadas.
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Confiemos en la valentia de los macedonios para rechazar su venta a la UE y a la OTAN, organizaciones criminales causantes de toda la miseria y la guerra en Europa y buena parte del Mundo.
Uf! Si, hay algun parafo repetido, supongo que es un problema de la edicion digital. Por lo resto, muy buena información! Gracias!