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Estados Unidos
Una nueva camada de neonazis se ha hecho visible tras el tiroteo de Jacksonville
Una semana después del asesinato racista de tres personas negras el 26 de agosto en Jacksonville (Florida), se celebraron dos concentraciones neonazis a unos 140 kilómetros al sur, en Orlando. Hombres enmascarados y uniformados gritaron consignas racistas y antisemitas. Estos actos son indicios de una nueva oleada de neonazis, que tienen más ganas de violencia callejera que sus predecesores más recientes.
La más pequeña de las dos concentraciones se celebró junto a Disney World y fue organizada por la Orden del Sol Negro, un grupo neonazi local. Reunió a una docena de personas que exhibieron pancartas y carteles calumniosos. Según Diego, un activista del grupo antifascista Miami Contra el Fascismo que pidió ser identificado sólo por su nombre de pila por razones de seguridad, casi todos los meses se celebran concentraciones similares en Disney World.
Mucho más importante y numerosa fue una concentración en Altamonte Springs, un suburbio de Orlando, anunciada como “La Marcha de los Camisas Rojas”, a la que asistieron al menos 50 personas. Los principales grupos que encabezaban la manifestación eran Blood Tribe y Goyim Defense League [Goyim es el nombre que se da a los no judíos en hebreo], a los que se unieron organizaciones más pequeñas como Vinland Rebels Fascist Action. Aparte de los líderes, todos los asistentes vestían camisas rojas y máscaras negras mientras se concentraban bajo una gran bandera con la cruz gamada. Hacía muchos años que no se celebraba en Estados Unidos una concentración tan multitudinaria con imágenes nazis explícitas.
Florida, en particular, ha sido el centro de una oleada de reacción nacional. El gobernador republicano Ron DeSantis ha hecho que el estado gire fuertemente a la derecha
La primera aparición pública de Blood Tribe fue en marzo, cuando 20 miembros enmascarados interrumpieron un acto LGBTQ+ en Wadsworth, Ohio. El líder de Blood Tribe, Christopher Pohlhaus, conocido como “The Hammer”, iba armado y sus seguidores gritaban epítetos homófobos y amenazaban con “hacer correr la sangre“. A esta aparición le siguió otra similar en abril.
Jeff Tischauser, investigador principal del Southern Poverty Law Center, señala que Pohlhaus vive en Maine, pero ha estado presionando mucho para expandir su grupo a nivel nacional. Florida, en particular, ha sido el centro de una oleada de reacción nacional. El gobernador republicano Ron DeSantis ha hecho que el estado gire fuertemente a la derecha, persiguiendo a las personas LGBTQ+, mutilando el sistema educativo e incluso peleándose con corporaciones como Disney por sus políticas inclusivas. Tischauser señala la desconexión entre el hecho de que Florida tiene una escena neonazi activa, pero sólo organizaciones dispersas y pequeñas, y especuló que Blood Tribe “ve la energía” allí —así como la falta de una organización importante— y espera llenar el vacío.
Estos nuevos grupos neonazis también se distinguen de Patriot Front, el mayor grupo explícitamente fascista surgido de la “alt-right”
La Liga de Defensa de los Goyim, el otro grupo principal de la manifestación, existe desde 2018, pero el evento de Orlando representa un nuevo enfoque para ella. Su líder, Jon Minadeo Jr., se mudó recientemente a Florida, al igual que otros activistas de extrema derecha, atraídos por el clima político liderado por DeSantis. Anteriormente, la Liga de Defensa de los Goyim se había concentrado en una versión intolerante de propaganda provocadora centrada en el antisemitismo. Además de los panfletos, algunas de las tácticas utilizadas por Minadeo incluían la grabación en directo de él mismo conduciendo y acosando a judíos.
Mientras que en el pasado la Liga de Defensa de los Goyim era una red nacional informal, Tischauser cree que la manifestación de Florida “es definitivamente un cambio de táctica”. Antes, el grupo rehuía situar el neonazismo en el centro de sus presentaciones públicas, aunque era bastante habitual en los laterales. Pero en Orlando, las camisetas de la Liga de Defensa de los Goyim incorporaron un descarado simbolismo neonazi que incluía la cifra “88”, el alfanumérico de “Heil Hitler”. El mitin también marcó lo que podría ser una transformación en un grupo político más serio sobre el terreno, en lugar de una plataforma para realizar teatralizaciones en internet.
Estos no son los únicos grupos neonazis estadounidenses que se han formado en los últimos años. Desde 2019 el grupo NSC-131 ha estado activo en Nueva Inglaterra. (NSC es un acrónimo de Club Socialista Nacionalista, mientras que 131 significa ACA - Acción Anticomunista). También realizan manifestaciones agresivas y provocadoras.
Los neonazis tienden a actuar de forma algo diferente a otros tipos de supremacistas blancos. Tienen ideas y tácticas distintas y a menudo mantienen un conjunto diferente de alianzas, y disputas, con otras facciones de extrema derecha. Los grupos neonazis también tienden a atraer a los elementos más violentos de la extrema derecha en general.
Pensamiento
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Blood Tribe, en particular, parece funcionar más como una banda politizada que como una organización tradicional. Tanto Diego como Tischauser consideran que Blood Tribe ocupa el espacio que en su día ocuparon los Proud Boys de extrema derecha. Ese grupo, más moderado ideológicamente, se ha alejado de las reyertas callejeras que marcaron la era Trump y se ha dedicado a apoyar a otros grupos de base de extrema derecha, por ejemplo en las peleas por los consejos escolares. La cúpula de los Proud Boys, además, acaba de ser condenada a largas penas de prisión el pasado 6 de enero. El jefe del grupo, Enrique Tarrio, recibió 22 años, mientras que Joesph Biggs, otro miembro destacado, recibió una condena de 17 años.
¿Se convertirá esta nueva oleada de neonazis en una fuerza más envalentonada (y violenta), como lo fueron en los años ochenta y noventa?
Estos nuevos grupos neonazis también se distinguen de Patriot Front, el mayor grupo explícitamente fascista surgido de la “alt-right”. Aunque muchos miembros de la llamada ”alt-right" trataban de emular a los nazis de Hitler, generalmente expresaban su admiración a puerta cerrada. Patriot Front utiliza imágenes patrióticas, no neonazis, en su propaganda de cara al público, y —salvo algunas excepciones— han evitado la confrontación, prefiriendo repartir pegatinas y panfletos y convocar manifestaciones sin previo aviso. Patriot Front también ha sido infiltrado en repetidas ocasiones por antifascistas, que han filtrado las comunicaciones internas de la organización.
Blood Tribe se organiza en torno a un enfoque diferente. Sus miembros pregonan su política de cara al exterior en lugar de restarle importancia. Se esfuerzan intencionadamente por crear un aura de amenaza y violencia. Quieren que la gente les tema.
Esta nueva ola es, en parte, resultado del robusto estado de la extrema derecha estadounidense en su conjunto, que ha sido capaz de sobrevivir a la presidencia de Trump, seguir dominando el Partido Republicano y mantenerse enérgica y activa. Las campañas anti-LGBTQ+ han sido sus temas más populares, y los activistas de extrema derecha han tomado los consejos escolares, prohibido libros en las bibliotecas e interrumpido las sesiones de Drag Queen Story Hours.
No cabe duda de que la extrema derecha no hará sino cobrar fuerza a medida que se acerquen las elecciones, y especialmente si Trump es condenado. Dentro de ese movimiento siempre hay una vertiente militante, en parte clandestina y en parte en la calle. Los neonazis siempre se han posicionado como los más duros de los supremacistas blancos, y su énfasis en odiar a los judíos está en sintonía con la propaganda antisemita que ha inundado las redes sociales.
Los viejos tiempos en que los neonazis se presentaban como buenos ciudadanos custodiados por una falange policial han pasado a la historia. En comparación, la sangre joven es más agresiva. Y la manifestación de Orlando plantea la cuestión: ¿Se convertirá esta nueva oleada de neonazis en una fuerza más envalentonada (y violenta), como lo fueron en los años ochenta y noventa?
El ímpetu, el acceso a la corriente dominante y el tamaño de la extrema derecha estadounidense la posicionan para hacer retroceder los logros sociales y hacer avanzar la reacción como no se había visto en muchos años. Quienes se opongan a esta agenda tendrán que seguir de cerca el cambiante panorama de la extrema derecha y comprender las tácticas de cada grupo para contrarrestarla eficazmente.
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Todo eso es exactamente la misma clase de mierda megacriminal (racismo, supremacismo, autoritarismo, facismo, liberticidas, matones a sueldo del Estado, etc.) que en los años de los inicios de nazi-fascismo-terrorismo del Estado de hace un siglo.
Y, aunque no sea exactamente igual, sí que es exactamente la misma clase de mierda que acabo de referir.
EEUU, camino de una guerra civil sangrienta, que se prolongará durante muchos años, y la fragmentará en varios estados independientes.
Muy bien. estoy muy contento por leer aquí un artículo del magnífico medio independiente: https://truthout.org/