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Estados Unidos
Pensilvania y otros seis Estados definen unas elecciones que Trump y Harris disputan al milímetro
Pensilvania y Michigan han sido los escenarios elegidos para los últimos mítines de campaña por los equipos de Kamala Harris y Donald Trump. La vicepresidenta, candidata de los Demócratas, y el expresidente republicano, tratan de marcar diferencia en dos de los siete colegios electorales oscilantes, los llamados swing states, donde a partir del cierre de las votaciones —entre las cinco y las seis de la mañana del miércoles 6 de noviembre— se dirigirán todas las miradas. Las cifras generales dan una ventaja pequeña a Harris, 48% contra el 46,8% de Trump, pero la disputa es centímetro a centímetro. Los Demócratas pueden, como ya sucedió en 2016 con Hillary Clinton, ganar holgadamente en número de votos, pero perder si se cumplen las tendencias que dan un estrecho margen a Trump en esos estado clave.
Nevada y Arizona, en el oeste, Wisconsin y Michigan en el norte del país, y Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia en el este, son esos swing states y las diferencias, según las encuestas, apenas permiten adivinar una tendencia ligera de apoyo a Trump. El portal 538 Project, vinculado al medio de comunicación ABC, recoge una ventaja de en torno a un 1% del expresidente y el candidato a vicepresidente JD Vance en Nevada, Carolina del Norte y Georgia.
Según estas encuestas, Harris y su compañero para la vicepresidencia, Tim Waltz, ganará en los dos estados norteños Wisconsin y Michigan. Está en disputa (más aún) Pensilvania, en la que se pronostica, de momento, empate.
Las dificultades del sistema electoral
No se trata de número de Estados donde gana cada candidato y, como es sabido, tampoco del voto popular —que, si no hay sorpresas, volverá favorecer a los Demócratas— sino el número de votos que emite cada uno de los colegios electorales. California, con 54, es el que más votos reparte. Serán para Harris, según todas las encuestas. Florida, el segundo más poblado (reparte 30) dará sus votos a Donald Trump. Y así hasta llegar a los estados decisivos.
Nevada es el Estado oscilante en el que se reparten menos votos electorales. Son seis. En 2020 ganó Biden por más de dos puntos. La página 270towin da la victoria a Trump por estrecho margen (0,6%).
En Wisconsin se reparten diez votos en los colegios electorales. En 2020, Biden ganó por menos de un 1% a Trump. 538 Project apunta a que Kamala Harris ganará, su margen es inferior al 1%.
Arizona reparte un total de once votos. En 2020, este estado —en concreto el condado de Maricopa— fue uno de los señalados por la campaña de Trump como escenario de un fraude. Según las principales casas de encuestas, en esta ocasión no hará falta repetir los aspavientos: dan por ganador a Trump.
Desde la perspectiva internacional, Michigan es uno de los escenarios principales de la contienda, dado que la numerosa población musulmana del Estado ha protestado por la política respecto a Gaza y Oriente Próximo llevada a cabo por la Administración de la que Harris forma parte. La victoria de Biden en 2020 fue un punto de inflexión en la jornada electoral. Se reparten quince votos. Harris mantiene una ventaja del 1,5%.
En Georgia se reparten 16 votos. En 2020 ganó Biden por menos de dos décimas. En las encuestas Trump lleva una ventaja del 1,3%.
En Carolina del Norte también se reparten 16 votos. Trump ganó en 2020 con más de un punto de ventaja. En vísperas de las elecciones, la ventaja del republicano es de más de un punto.
Pensilvania es el Estado con más número de votos dentro de los Estados oscilantes. Reparte 19. En 2020, Biden ganó con más de un punto de ventaja. Las encuestas muestran un empate.
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Estados en rojo, estados en azul
En 2020, la diferencia a favor de Biden fue más clara de lo que se esperaba en la “noche electoral”. En aquella ocasión, el actual presidente obtuvo una diferencia de siete millones de votos, pero su proclamación, más o menos oficial, pero efectiva, no tuvo lugar hasta el sábado 7 de noviembre, cuando las elecciones habían tenido lugar el martes 3 de noviembre.
El sistema estadounidense es diferente en función de los distintos Estados. Por tanto, es poco probable que el recuento se resuelva en la jornada del miércoles. Se podrán ver, eso sí, las primeras tendencias. Georgia, que cierra las urnas a las 19h (la una de la madrugada en España) es el primer gran punto de interés. El segundo será Carolina del Norte, en el que los recuentos comienzan a las 19:30h. Hasta las 22h hora del este no cerrará el último colegio decisivo, el de Nevada.
Trump en persona ha acusado en varias ocasiones a las autoridades de Pensilvania de estar “haciendo trampa a gran escala”
En todo caso, el sistema estadounidense de recuento es lento y, la tradición es que sean las proyecciones de los medios de comunicación —como también ocurre de manera habitual en las elecciones francesas— las que decanten los nombramientos de cada uno de los Estados. En concreto, desde hace 178 años The Associated Press ha sido considerado el estándar dorado y, en 2024, se propone volver a vaticinar los resultados “de todas las contiendas, desde la presidencia hasta el Congreso y las elecciones estatales y locales en los 50 estados”, señala la propia agencia, que refleja que su fiabilidad en 2020 fue del 99,9%.
Sin embargo, dos elecciones concretas han arrojado dudas sobre esa tradición. En 2020, Fox anunció la victoria del candidato republicano, George W. Bush, en el estado clave de Florida. El candidato demócrata, Al Gore, reconoció entonces su derrota —pese a que Associated Press todavía no había proclamado ganador en Florida. Las predicciones de Fox comenzaron a torcerse, pero cuando Gore intentó desdecirse, fue tarde. A lo largo de semanas se llevó a cabo un recuento que dejó más dudas que certezas, pero que no cambió el resultado inicial dado por la TV conservadora.
Las pasadas elecciones dieron paso a una historia diferente, con la negativa de Trump de reconocer su derrota en distritos como el mencionado de Maricopa. El 7 de noviembre, el actual aspirante republicano escribía en su cuenta de Twitter un mensaje que ha marcado esos comicios: I WON THIS ELECTION, BY A LOT! (He ganado estas elecciones por mucho, en mayúsculas en el original).
Una encuesta publicada el pasado fin de semana en Iowa indica que se ha producido una renovación de los votos de las mujeres hacia la vicepresidenta
Ese rechazo fue la gasolina para que cientos de partidarios del candidato republicano asaltasen el Capitolio en Washington DC para detener la confirmación de la victoria de Biden.
En esta ocasión, todo indica que Trump y su equipo legal ya han dispuesto una narrativa para rechazar los resultados si le son adversos. Han contado para ello con el apoyo de Elon Musk, dueño de X (Twitter). En esta plataforma se ha creado una Election Integrity Community (comunidad de integridad electoral) en la que participan más de 60.000 personas con la auto atribuida tarea de detectar casos de “fraude electoral o irregularidades”.
Trump en persona ha acusado en varias ocasiones a las autoridades de Pensilvania de estar “haciendo trampa a gran escala” y ha señalado al condado de Lancaster como el foco de este fraude en su contra en un Estado crucial para el devenir de las elecciones.
El equipo de Harris ha asegurado que está listo para una posible declaración de la victoria por parte de Trump: “tenemos los recursos, la experiencia y el enfoque”, ha dicho en campaña. La candidata Demócrata ha defendido asimismo el proceso de recuento y ha dicho que su equipo está en contacto con la Fiscalía estatal para cualquier contingencia.
Las últimas noticias en forma de encuesta han dado un respiro a Harris. Una encuesta publicada el pasado fin de semana en Iowa, un Estado en el que se da por hecho la victoria por Trump, indica, no obstante, que se ha producido una renovación de los votos de las mujeres hacia la vicepresidenta, algo que podría extenderse hacia el conjunto del país. Harris ha centrado su última semana de campaña en el “muro azul”, que es el nombre informal que se da a los estados de Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Y es que hay indicios de que el entusiasmo que se vivía hace unas semanas por Trump en los mercados de las criptodivisas y en el propio Wall Street ha declinado en las últimas horas.