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Elecciones
Elecciones anticipadas, estrategia y táctica del PSOE
Un gabinete sin posibilidad de aprobar unos Presupuestos es un gabinete sin capacidad para poner en marcha su programa político. La devolución de las cuentas marca el fin de la legislatura, lo que podría suponer que, por primera vez en España, en cuatro años se produzcan tres elecciones generales.
Desde el punto de vista de la racionalidad instrumental (uso de medios orientados a fines), la repetición de elecciones es un elemento estratégico del que disponen los gabinetes que sirve para dos objetivos: en primer lugar, buscar un aumento en el número de escaños que pueda favorecer un aumento del poder a la hora de crear una coalición de gobierno de corte más mayoritario, y, la segunda, evitar que los rivales puedan alcanzar una cuota de poder mayor con la que desbancar o bloquear al viejo gobierno. Dicho de otro modo, la carta del adelanto electoral se juega para aumentar tu mayoría o para evitar perderla.
Un ejemplo reciente de la primera opción podemos verlo en las elecciones griegas que se produjeron tras el acuerdo del gabinete de Tsipras con la Troika para la implantación del tercer plan de rescate para el país. En ese momento, un 77% de los griegos estaba descontento con la gestión del Gobierno de Syriza y un 83% consideraba que el partido había roto su compromiso electoral de plantar cara a los planes de ajuste estructural europeos. Sin embargo, la oposición de Nueva Democracia estaba descabezada y la convocatoria electoral provocó que los críticos de su partido se escindieran, pudiendo confeccionar listas más afines con las que gobernar con más comodidad y no dejando tiempo para que estas escisiones se organizaran. Los griegos, finalmente, revalidaron su mandato a pesar de todo, y con la oposición tanto interna como externa descabezada, el país ha podido tener una legislatura relativamente tranquila.
En cuanto al objetivo de evitar perder la mayoría, en España se produjo un ejemplo paradigmático en la convocatoria electoral del 20 de noviembre de 2011. El ejecutivo de Zapatero, totalmente desbordado por la crisis económica y las imposiciones de Bruselas se vió desplomado en las encuestas, por lo que la convocatoria y el cambio de candidato logró frenar temporalmente la sangría de voto que estaba sufriendo el partido, que se tradujo en una pérdida de apoyo del 38%. Del mismo modo la experiencia demuestra que no tomar esta decisión a tiempo puede provocar el hundimiento y la disolución del partido, como sucedió en las elecciones de 1982, convocadas seis meses antes de finalizar la legislatura por el partido de gobierno, UCD, que perdió más de cinco millones de votos y acabó al año siguiente con el partido disuelto.
Ya no cabe preguntarse si convocar elecciones, sino cuándo se deben convocar elecciones para optimizar el resultado electoral
Bajo el prisma que muestran las encuestas en el momento actual, el Partido Socialista se enfrenta a una difícil tesitura en la que la convocatoria de elecciones puede tener características de ambas opciones. Tanto es así que, pese al aumento en el número de votos y, por lo tanto, de escaños que juega en favor del Partido Socialista, tal y como muestran todas las encuestas, su principal socio de gobierno se desploma al tiempo que la coalición liberal conservadora, que ya gobierna en Andalucía, amenaza con obtener la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Ante esta cuestión, y obligado a convocar elecciones por la falta de un acuerdo presupuestario, la cuestión estratégica deja de tener sentido para hacer que la táctica tome el protagonismo. De este modo ya no cabe preguntarse si convocar elecciones, sino cuándo se deben convocar elecciones para optimizar el resultado electoral.
La experiencia española muestra que al votante medio la repetición de elecciones le suele provocar hastío y, por lo tanto, desmovilización, más aún en el votante de izquierda, tal y como se pudo comprobar en las elecciones anticipadas del 26 de junio de 2016, cuando la coalición de Izquierda Unida y Podemos perdió 1,2 millones de votos mientras el PSOE perdió algo más de 100.000 votos. Del mismo modo, la experiencia muestra cómo la agrupación de diferentes procesos electorales en un mismo día aumenta la participación, por lo que la opción de un “superdomingo” el 26 de mayo lograría optimizar los resultados del bloque de izquierda, a diferencia de una convocatoria de elecciones generales en abril.
Sin embargo la opción del superdomingo es una opción que los varones territoriales rechazan, principalmente porque ven que el éxito de su reelección puede quedar eclipsado por la campaña de las elecciones generales. Esto es conocido en ciencia política como el “efecto contagio”, que produce que cualquier elección percibida por los votantes como menos relevante quede contaminada por otra percibida como más relevante al darse en el mismo día. En el caso del superdomingo, coincidirían las elecciones autonómicas y municipales de todas las comunidades españolas a excepción de Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco. Coincidirían también las elecciones europeas y las elecciones generales, lo que se traduce en que el votante con una alta probabilidad tomaría su decisión en clave nacional, atendiendo al candidato a la presidencia del gobierno más que a los candidatos autonómicos, municipales o europeos.
En este sentido, la decisión táctica de cuando convocar las elecciones debe lidiar entre un superdomingo que optimizaría los resultados parlamentarios, una convocatoria antes de verano que optimizaría los resultados de las autonómicas pero desgastaría al bloque de izquierda por la abstención, o una tercera vía: una convocatoria posterior al verano.
La opción de convocar las elecciones después del verano arroja algunas ventajas comparativas con respecto a las otras opciones, y es que marcaría muy bien la diferencia entre los comicios, disminuyendo el efecto contagio y establecería unos tiempos relativamente separados para no provocar la desmovilización. Eso sí, esta opción obligaría a que el Gobierno tuviera que sufrir el desgaste hasta verano. El viernes está previsto que el Ejecutivo anuncie la convocatoria electoral, y entonces se hará público a qué está dispuesto a prescindir el Partido Socialista.