Literatura
Annie Ernaux: la literatura como herramienta de lucha

La literatura de Annie Ernaux se introduce, desde la decidida conciencia de su situación, en la intersección de la realidad sostenida por dos fuertes violencias: la dominación de clase y la masculina.
Annie Ernaux
Annie Ernaux
Profesora de la Universidad Antonio de Nebrija (Madrid). Doctora en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid // Doctorando en Sociología de la cultura por la Universidad Complutense de Madrid.
7 jun 2022 08:00

Soy limpia soy verdadera no sigo el juego; eso los cabrea no les gusta que una vea claro en ellos quieren que una crea sus lindas palabras o por lo menos que haga como que.

Simone de Beauvoir, La mujer rota.

Annie Ernaux comienza a escribir en el preciso instante en que se hace la verdad. Una verdad que siempre ha estado ahí, pero que se manifiesta, en sus propias palabras, cuando se produce un «cambio de creencias» (Ernaux, Perderse). Si tuviésemos que resumir el sentido transversal que recorre la obra de Annie Ernaux, podríamos sintetizarlo en la explicación de su condición: la conceptualización de la vergüenza. Acercarnos al trabajo de la autora nos sumerge en el umbral de una problematización definida por Isabelle Charpentier como «sociología política de la literatura». La escritora concibe su propia obra como una relación entre la autobiografía literaria y el socioanálisis; un trabajo entre la literatura, la sociología y la historia (Ernaux, Una mujer).

Su proyecto se construye en la tensión dialéctica entre la «subjetividad» y la «estructura», sin tropezar en el profundo abismo de lo que Pierre Bourdieu denominó como «l’illusion biographique» [la ilusión biográfica]. La literatura de Annie Ernaux, desde la decidida conciencia de su situación, se introduce peligrosamente en la intersección de la realidad sostenida por dos fuertes violencias: la dominación de clase y la masculina. Por encima de la defensa enfática de una subjetividad sin ataduras y narcisista, la escritura que reivindica Ernaux nace de la idea de ser una etnóloga de sí misma; de explicar, desde su experiencia inserta en estructuras, cómo se reproduce la desigualdad, social y sexual.

La autora articula un yo sumergido dentro de su entorno, con la firme convicción de caminar por la intrincada calzada de las estructuras y las determinaciones. Asimismo, pone nombre a la infelicidad inherente a la opresión, como la misma Ernaux señala, a partir de sus dos referencias en la toma de conciencia: Simone de Beauvoir, que descubre en 1959, suponiendo para ella «una revelación» que le permite comprender su condición de mujer; y el descubrimiento de la obra Los herederos, de Bourdieu y Passeron (1964), que le otorgaría las herramientas para explicar su experiencia de clase: el papel de la escuela y la familia en la reproducción de la desigualdad social.

En el acercamiento a la literatura y al estudio, Ernaux emprende un camino que la alentaría a salir de su entorno para acceder «al mundo dominante de las palabras» (Ernaux, Una mujer). Una toma de conciencia atravesada por el peso de los orígenes y el deseo de huir de ellos que la conduce a no estar a gusto en ninguna parte: sólo en el saber y la literatura (Ernaux, Los años). De hecho, en una reciente entrevista de Ernaux concedida a Nathalie Collard, después de la publicación de Memoria de chica, en 2016, insiste en no entender cómo podríamos no ser feministas en un mundo atravesado por la insoslayable violencia masculina; y cómo podríamos no tener conciencia, atendiendo a nuestra experiencia, de la dominación de clase.

Una existencia determinada por el ‘ser para otros’

La obra de Annie Ernaux se articula desde el equilibrio entre la fuerza de las cosas y la de los proyectos (De Miguel, El legado de Simone de Beauvoir en la genealogía feminista: la fuerza de los proyectos frente a La fuerza de las cosas). Bajo esta premisa, tomando a la filósofa existencialista Simone de Beauvoir ―su gran maestra―, Annie Ernaux escribe desde la conciencia de rellenar el vacío que producen las cosas. En su obra Los años revelaría que el saber y la literatura se convirtieron en sus armas de lucha contra el «hundimiento que le conduce a esa naturaleza femenina». Es precisamente este hecho el que impulsa su escritura, que se articula desde la interpretación de sus problemas individuales ―la experiencia― en clave política. Asimismo, sus problemas personales son los de todas: Annie Ernaux logra reconstruir una historia del Nosotras. La adscripción de las mujeres al universo de lo privado y a la institución del matrimonio, la violencia machista dentro del seno de su propia familia, o la sexualidad y el amor, son algunas de las cuestiones ―atravesadas por el género― que vertebran su obra.

Ernaux insiste en no entender cómo podríamos no ser feministas en un mundo atravesado por la insoslayable violencia masculina; y cómo podríamos no tener conciencia, atendiendo a nuestra experiencia, de la dominación de clase

Su experiencia como mujer se inscribe en una estructura, el sistema patriarcal, y relata, en clave sociológica, cómo se construye el ser mujer, siempre un Ser para otros condicionado por la situación (Beauvoir, El segundo sexo). Es así como la autora articula su memoria desde la historicidad: las creencias y los valores, las instituciones de la familia y la escuela, para ahondar en sus contradicciones (Ernaux, La vergüenza). En un contexto de igualdad formal para las mujeres, y de proclamada libertad, reconoce perseguir una igualdad que, fuertemente condicionada por la lectura de Beauvoir, nunca logra tocar (Ernaux, La mujer helada). Es así como llegamos a uno de los trasfondos de su obra: la crítica a la influencia de la mirada masculina, al sistema patriarcal, en los proyectos de las mujeres.

Se percibe en La mujer helada (1981) donde se ve anclada a la esfera privada, cuidando a los hijos y atendiendo las labores del hogar, abandonando ―atada al matrimonio― sus proyectos; una etapa de su vida que define como «insignificante» e «indecible». La autora reflexiona, evocándonos a una temprana Betty Friedan (1963), que ya se refería al malestar que no tiene nombre ―haciendo alusión a la angustia de las mujeres en las cárceles de los hogares― sobre su libertad, condicionada por la situación. Sin embargo, la autora no se queda ahí; ahonda en el estigma de la soltera, que define, con fuerte pegada de Beauvoir, como una existencia vacía. Además se autodefine, en otra etapa de su vida atravesada por la espera a un hombre, como «madre y puta para él». Esta idea nos permite realizar no sólo una crítica a la división patriarcal público-privado, que sirve a sus intereses, sino también a su consecuencia: la dicotomía mujer pública-privada (Pateman, El contrato sexual). En palabras de Celia Amorós, estaríamos ante las idénticas, sin principio de individuación, frente a los iguales: los sujetos.

La necesidad de reconocimiento y reciprocidad vertebran las obras Perderse y Pasión simple, que nos evocan los relatos de ficción de La mujer rota, de Simone de Beauvoir. Por un lado, la narración de una ruptura que se extiende, que no llega, que mantiene a la protagonista en una espera condicionada por no reconocer su vida para sí: «hubo un tiempo en el que podía ir al cine, incluso al teatro, sola. Es que no estaba sola. Estaba su presencia en mí y alrededor de mí. Ahora, cuando estoy sola, me digo: “estoy sola”. Y tengo miedo» (Beauvoir, La mujer rota). Pero también en Monólogo, donde se percibe el desgarro de una mujer que se siente abandonada por su entorno; determinada por la necesidad de la mirada masculina.

Asimismo, encontramos en la obra de Ernaux una huella importante de su experiencia con el amor y la sexualidad. Según sus propias palabras: «sé muy bien que lo que me hace escribir es eso, la falta de realización del amor, ese abismo» (Ernaux, Perderse). Una etapa de su vida en la que todo es espera, en la que los proyectos quedan apartados por la fuerza de las cosas. Por otro lado, mención aparte merece El acontecimiento, relato de su aborto clandestino en la Francia de los años 50; y La vergüenza, intento de asesinato del padre a su madre. La autora comprende los buenos gestos del padre, posteriores a la violencia contra su madre, como lo normal, frente a la vergüenza de lo anecdótico. Sin embargo, se descubre en la incomprensión de una escena que solo consigue contar a sus amantes ―que no la comprenden por la fuerza de la fratria―; una escena «sin palabras ni frases» que la aterra durante largo tiempo: el buen trato deja de ser una garantía de futuro.

La desolación de sentirse una tránsfuga de clase

El descubrimiento de Simone de Beauvoir, que le permite contextualizar los acontecimientos que había vivido en el fatídico verano de 1958, relatado en Memoria de chica, escenifica al mismo tiempo el alejamiento de la familia. En su adolescencia, la literatura contribuyó a certificar una lejanía que posteriormente se iría agravando. Al mismo tiempo que la obra de Beauvoir le proporcionaba herramientas intelectuales para comprender su posición en el interior de la dominación masculina, servía de vehículo de desidentificación con su familia. Empezaba a constatar algo que ya latía inconscientemente en ella desde los años en los que había asistido a una escuela privada y católica en su municipio natal de Normandía: la existencia de dos mundos sociales. La atracción que empezaba a sentir por Simone de Beauvoir, sus ambientes relatados, las historias contadas y experiencias vividas, le conducían irremisiblemente fuera de su lugar de origen. Estaba comenzando a habitar el mundo de la cultura legítima. Un mundo ajeno e inexistente hasta ese momento para una chica cuyo horizonte, tal y como relata en La vergüenza, no era ver más allá de su lugar de origen popular.

Nuestro punto de partida debiera ser el relato de la experiencia como reflejo de la opresión; de la infelicidad inherente a la injusticia. Es trascendental entendernos en la 'situación'. Articular lo privado en clave política, construir la memoria colectiva de la 'vergüenza'

Este continuo alejamiento de los lugares comunes del hogar familiar: gustos, lenguaje, horizonte de expectativas, sensibilidad y percepción del mundo social, genera la escisión del yo como consecuencia de un conflicto interno ininterrumpido con el que lidiar en la existencia. Es lo que desde la sociología crítica de Pierre Bourdieu se denomina habitus escindido. De esta forma, la lectura que hace de Pierre Bourdieu a partir de 1972 como describe en La distinction, oeuvre totale et révolutionnaire [La distinción, obra total y revolucionaria], le permite reconciliarse con todo aquello que había rechazado; un mundo del que había huido y por lo que siente el profundo dolor de los tránsfugas de clase: los que perciben su marcha y su atracción por la cultura legítima como una traición. De ahí que Ernaux, tras la muerte de su padre, quiera recuperar su memoria como proceso para la reconciliación con un pasado que sólo la distancia le permite: «reuniré las palabras, los gestos, los gustos de mi padre, los hechos importantes de su vida, todas las señales objetivas de una existencia que yo también compartí» (Ernaux, El lugar).

Asimismo, obras como La distinción, de Pierre Bourdieu, ayudaron a Annie Ernaux a comprender el proceso que provocaba que, mientras se interesaba más por la alta cultura y la gran literatura, se alejara de su clase de origen. Este desgarro de quien no se siente parte de ningún sitio, por evocar las palabras de otro tránsfuga de clase, el británico Richard Hoggart, consolida en Ernaux el compromiso feminista y de clase de escribir para «vengar a su raza»: luchar contra la dominación social y masculina. No obstante, toda vez que la literatura la alejaba de su medio de origen, supuso para ella también la toma de conciencia, la apertura a problemas insospechados. El dolor social que experimentaba en su vida ―por su condición de oprimida económica y culturalmente― se tornaba menos pesado cuando era capaz de arrojar luz sobre los espacios y las formas de la violencia social.

La obra de Ernaux representa la valentía de relatar la alienación. De hecho, como ella misma señala en Perderse, su obra representa, «aún más», la valentía de relatar la alienación «en la vida». La literatura de Ernaux, inscrita en las estructuras, ahonda por tanto en contradicciones que no son (solo) el reflejo de la alienación, sino de contar la verdad. Es así como concreta en su vida las palabras de su maestra: «cuando uno ha vivido tanto para los demás, es un poco difícil reconvertirse, vivir para sí mismo» (Beauvoir, La mujer rota). El feminismo es una forma de vivir individualmente, en palabras de la propia Beauvoir, lo que no implica asumir una coherencia que, entendemos, únicamente puede servir de brújula. Nuestro punto de partida debiera ser el relato de la experiencia como reflejo de la opresión; de la infelicidad inherente a la injusticia. Es trascendental entendernos en la situación. Articular lo privado en clave política, construir la memoria colectiva de la vergüenza. Este es el punto de partida para dignificar un modo de vida y denunciar la alienación que conlleva (Ernaux, El lugar).

Filosofía
Lo popular: Ana Iris Simón y el virtuosismo acrítico
Feria, de Ana Iris Simón, es ejemplo de un virtuosismo acrítico aplicado a las comunidades populares y que Bourdieu denominaba «populismo».
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Entrevista La Poderío
La Poderío Celia de Molina: “Todo lo que se considera universal no tiene nada que ver con nosotras”
Celia de Molina, nacida en Linares y con el corazón en Málaga, es guionista y directora con mucho poderío. Su cine busca transformar el mundo, como demuestra su corto 'Cuarentena', nominado a los Goya. En su último proyecto, 'No soy universal', desafía el concepto de “universal” desde una visión feminista y personal.
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Ayuntamiento de Madrid
Residuos La “motosierra de Almeida” no frena la oposición social al cantón de la limpieza en Montecarmelo
Los vecinos no entienden por qué el Ayuntamiento madrileño no accede a construir el cantón en una parcela técnicamente viable y que no afectaría a miles de niños y la única zona verde del barrio.
Historia
Historia Cuando la solidaridad antifascista reunió a musulmanes, judíos y cristianos en la España republicana
Marc Almodóvar y Andre Rosés rescatan a los combatientes árabes de la Brigadas Internacionales en el libro ‘Moros contra Franco. El antifascismo y la Guerra Civil española en el mundo árabe’.
Crisis climática
Crisis climática La UE se entrega al ardor guerrero mientras descuida la crisis social y la emergencia climática
Varios países de la UE ya están recortando drásticamente en servicios públicos y estado del bienestar para poder costear el aumento del presupuesto militar.
Opinión
Space X Los viajes al espacio y el efecto Katy Perry
El 2024 fue el año más caliente desde que hay registros, mientras que Katy Perry y un puñado de millonarias nos deleitaron con su viaje espacial cortesía de Jeff Bezos.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Estados Unidos
Estados Unidos La buena sintonía entre Trump y Meloni
Como era de esperar, los mandatarios mostraron afinidades políticas e ideológicas. La italiana insistió en la idea de “fortalecer Occidente”.
Más noticias
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.

Recomendadas

Economía social y solidaria
Tecnología Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
¿Cómo debe relacionarse la economía solidaria con una tecnología que vulnera derechos humanos y ambientales constantemente? Cooperativas e investigadoras tecnológicas animan al movimiento a perderle el miedo y a utilizarla de manera crítica.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
Galicia
Galicia La UE cava hondo: litio gallego para el nuevo militarismo europeo
En pleno rearme ordenado desde Bruselas, Galicia entra en el tablero geopolítico como potencial proveedor de litio para la industria de defensa. Un enclave de alto valor ecológico en Doade (Ourense) se convertirá en cantera para baterías militares.