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Violencia policial
‘Detroit’, la película sobre los disturbios raciales de 1967
Tras La noche más oscura (2012), Katheryn Bigelow vuelve para rememorar los disturbios en la ciudad del automóvil durante la madrugada del 23 de junio de 1967, en la que hubo 43 muertos y casi 2.000 heridos.
“Parece Berlín en 1945”. Esa frase se atribuyó al alcalde de Detroit, Jerome Cavanagh, un hombre que llegó con mucha popularidad al poder y que, sin embargo, acabó condenando su mandato al permitir que el presidente Lyndon B. Johnson y George Romney, Gobernador de Michigan en aquella época, diesen entrada a dos divisiones de infantería para 'pacificar' la zona a al más puro estilo estadounidense.
Estos disturbios se produjeron en el punto de ebullición más agudo de las tensiones raciales en EE.UU. Un año después Martin Luther King sería asesinado en Memphis y se produciría la famosa fotografía de los JJ.OO. de México con los dos afroamericanos haciendo el saludo del Black Power.
Las exigencias de igualdad empezaban a generar bilis entre los reaccionarios y continuistas del status quo segregacionista, especialmente en zonas como Detroit, que en los años 20 fue un bastión clave del Ku Klux Klan.Dirigida por la directora más exitosa de Hollywood, Katheryn Bigelow acerca esta vez una historia en la que las fuerzas del orden no salen bien paradas. Su éxito comercial vino de la mano de cintas lejanas a posturas políticas (Le llaman Bodhi) pero su consagración llegó con películas que ensalzaban la labor del ejército o reconstruían la intrusión secreta en Pakistán de las fuerzas especiales para asesinar a Osama Bin Laden, tratando a estos soldados como mártires y héroes anónimos al más puro estilo de Rambo.
La cinta cuenta con John Boyega, famoso por interpretar a Finn en la nueva trilogía de Star Wars, pero que empieza a acumular interpretaciones dentro de proyectos que denuncian la situación de los afroamericanos en el país. Se puede degustar en Netflix su sensible y afilada Imperial Dreams.
Cámara de guerra
Detroit está grabada con la calidad que se espera de Bigelow y en un ritmo y personalidad que recuerda por momentos a otras cintas como 71’ o Tras la línea enemiga. Querer meterse entre los tiroteos con la técnica del metraje encontrado, pero saliéndose de ahí en el momento adecuado con planos estáticos y tradicionales.Con dicha estrategia se deja espacio a la reflexión del espectador y se evita además que se convierta en una historia de acción sin contenido. Será una de las producciones más caras de su carrera, con un coste estimado de 34 millones de dólares. Otro episodio traumático en EE.UU. llevado al cine, algo tan propio de Hollywood y tan natural en su cine que su prensa patria no ha tardado en alabar, así como rasgarse las vestiduras a la vez por lo que ocurrió hace medio siglo. La industria del cine continúa así su incesante campaña para pasar página; admirable, pero engañosa.
Pasar página para llegar a la moraleja de que los negros siempre han estado integrados, ya que John Boyega es policía en la película (en 1985 solo el 2% de los policías de EE.UU. eran negros y la cinta se ambienta 18 años antes, así que el protagonismo de un afroamericano policía no es casualidad).
Pasar página porque, mostrando un panorama tan crudo, hacen creer que las cosas están ahora prácticamente solucionadas. Pasar página cambiando la historia y deformando el presente es una práctica que por desgracia, no deja de repetirse.